Los mexicanos están empezando a debatir cómo responder a la agresiva postura del presidente estadounidense Donald Trump sobre el comercio y la inmigración.
Figuras políticas prominentes han sugerido que el país expulse a los agentes policiales de Estados Unidos, deje de detener a los migrantes centroamericanos o ya no inspeccione los camiones que van al norte con cargamentos de drogas. Algunos grupos activistas también exhortaron el viernes a boicotear marcas estadounidenses.
El expresidente Felipe Calderón dijo el jueves que el país debería diseñar una política de represalias para los planes propuestos por Trump, que incluyen hacer que México pague por el muro fronterizo que él planea construir.
“Hay que revisar punto por punto el tema de seguridad de Estados Unidos, incluyendo el tema de la presencia de agentes en México”, dijo Calderón a los medios locales.
Los comentarios surgieron después de que el presidente Enrique Peña Nieto suspendiera el martes la reunión que tenía planeada con Trump luego de que el mandatario estadounidense tuiteara que era mejor cancelarla si México no está dispuesto a costear el muro.
Rubén Aguilar, un consultor político que fue vocero del expresidente Vicente Fox, dijo el viernes que México ha estado deteniendo a migrantes centroamericanos antes de que lleguen a la frontera de Estados Unidos “en la lógica de un país amigo”.
Luego sugirió que el gobierno mexicano podría decir “entonces yo ya no paro los centroamericanos”, y agregó: “si no va haber un país amigo, es una carta que se puede usar para presionar”.
“Las drogas es otra carta”, dijo Aguilar. “Lo que quieran para ustedes con su muro, pues nosotros no los vamos a parar; allí que pasen”.
Aparentemente Trump trató de apaciguar la disputa entre ambos países el viernes, cuando dijo: “Gran respeto para México, amo a los mexicanos”.
“Realmente tenemos, pienso, una muy buena relación, el presidente y yo, y hemos iniciado una plática que duró una hora esta mañana, y vamos a seguir trabajando en una relación justa”, dijo Trump.
La oficina del presidente mexicano confirmó la llamada, calificándola de “constructiva y productiva”, pero no mencionó el muro ni las otras políticas que Trump ha propuesto y con las que no está de acuerdo.
En lugar de ello, el gobierno de Peña Nieto puso énfasis en “la necesidad de que nuestros países trabajen juntos para detener el tráfico de drogas y el flujo ilegal de armas”.
“Con respecto al pago del muro fronterizo, ambos presidentes reconocieron sus claras y muy públicas diferencias de posición en este tema tan sensible, y acordaron resolver estas diferencias como parte de una discusión integral de todos los aspectos de la relación bilateral”, señaló la oficina de Peña Nieto. “Los presidentes también convinieron por ahora ya no hablar públicamente de este controversial tema”.
El mandatario también se reunió el viernes con legisladores de los distintos grupos políticos.
“Habrá una comunicación constante del ejecutivo federal con el Senado, para definir las acciones a seguir”, indicó en un comunicado Fernando Herrera, del Partido Acción Nacional.
Miguel Barbosa, senador del opositor Partido de la Revolución Democrática, dijo a Milenio TV que fue un intercambio de ideas y que Peña Nieto se comprometió a destinar ahorros del Estado para apoyar a los consulados del país en Estados Unidos, pero lamentó que no se avanzara más en alcanzar una política de Estado consensuada que agrupe al gobierno y a las distintas corrientes políticas.
Por su parte, el magnate mexicano Carlos Slim exhortó el viernes en la tarde a la “unidad nacional” de cara a la hostilidad de Trump, y dijo que el país debería tener una respuesta moderada, “sin enojarnos, pero también sin entregarnos”.
Slim pidió la creación de un programa nacional “moderno, no proteccionista” para sustituir los productos importados, la mayoría de los cuales provienen de Estados Unidos.
Sin embargo, no llamó a boicotear los bienes estadounidenses.
“Creo que es un error pensar en boicotear empresas”, dijo Slim. “Lo que hay que hacer mejor es consumir lo que el país (México) produce”.
Sin embargo, una coalición de grupos agrícolas y de consumidores sí exhortó a efectuar ese boicot cuando se declaró en “guerra” el 18 de enero, dos días antes de que Trump asumiera el poder.
El eslogan de la campaña —”Consumidores al grito de guerra”— hace eco a la primera línea del himno nacional de México y llama a los mexicanos a comprar productos nacionales.
“Los pronunciamientos y amenazas del presidente electo de los Estados Unidos son irracionales e inadmisibles, pero deben generar una respuesta racional para dar un giro radical al modelo de desarrollo nacional y recuperar la soberanía y la salud alimentarias”, señaló la coalición en un comunicado.
En un país donde las cadenas de restaurantes estadounidenses, cafeterías y tiendas abundan, usuarios de las redes sociales crearon hashtags como #AdiosStarbucks #AdiosCostco, #AdiosWalmart, #AdiosMcDonalds, #AdiosProductosGringos y #ConsumoProductosMexicanos.
Peter Schechter, vicepresidente de iniciativas estratégicas del Atlantic Council, dijo que la disputa podría haber despertado algunas corrientes subyacentes de resentimiento en México. Estados Unidos tomó casi la mitad del territorio mexicano en la guerra entre ambos países en 1848, aunque ese resentimiento histórico había disminuido en las últimas tres décadas.
“Todo lo que esto hace es consolidar la visión de que un intento por negociar con Estados Unidos durante este gobierno es imposible, y que deberíamos romper con Estados Unidos”, dijo Schechter. “Este argumento ha pasado de ser algo ‘poco creíble’ a ‘posible’ en la mente de la gente. El siguiente paso es que pase de ‘posible’ a ‘eso es lo correcto’, y dicho paso no está tan lejos”.