El éxtasis de Lionel Messi es el de millones de argentinos y aficionados al futbol que hoy vieron alcanzar la gloria a uno de los mejores de la historia, porque Argentina es el campeón del mundo tras vencer en penales 4-2 a Francia, luego de un 3-3 en tiempo regular y prórroga de una de las más dramáticas finales. La leyenda por fin tocó el cielo.
El Mundial tiene a su “Messías”, como le llaman los argentinos al 10 que al igual que Diego Armando Maradona condujo a la Albiceleste al título, con sus siete goles, uno de penal al 23’ y otro al 108’, ya en la prórroga.
Ya no hay discusión sobre su leyenda. Lusail ardió cuando besó la Copa del Mundo y cuando, además, alzó el trofeo al Mejor Jugador del Torneo, ante el aplauso de la mayoría de los 88 mil 966 aficionados que abarrotaron el estadio.
Messi se coronó en una noche en la que Kylian Mbappé, autor de un triplete, se rehusaba a entregarle el trono.
Porque sin duda la Final de Qatar 2022 será recordada como una de las más épicas por el gol de penal de Messi al 23’, por el llanto de Ángel di María cuando al 38’ culminó un espectacular contragolpe, porque Mbappé congeló a Argentina en sólo un minuto, sí, al 80’1 y 81’, primero de penal y después con un remate de volea sólo al alcance de un jugador como él y quien ya toma la estafeta como la gran figura Mundial.
Sólo que el destino le tenía reservado el mejor desenlace a Messi en su quinta Copa del Mundo.
Sólo así, como una cuestión predeterminada, se explica que a sus 35 años aún le dieran las piernas a Lionel para incidir en la prórroga, con ese gol al 108’, al empujar la pelota tras un rechace de Hugo Lloris y poner a soñar a toda Argentina y a millones en el mundo.
Sólo que nada está escrito cuando enfrente hay un futbolista como Kylian Mbappé.
El delantero francés habría de consumar su gran noche y Mundial (ganó la Bota de Oro con 8 anotaciones) al marcar de penal al 116’, en una ejecución llena de clase y técnica. El villano argentino era Gonzalo Montiel por esa mano, pero la Final también le tendría una revancha al alcance.
Messi cobró con frialdad y marcó el camino de la confianza para Paulo Dybala, Leandro Paredes y finalmente de Gonzalo Montiel, quien aprovechó su redención al marcar el gol del título.