“Señalas que el discurso del gobernador fue grandilocuente, pero tú te pones de pie porque él afirma que su gobierno estará abierto al escrutinio y a la crítica. ¿Qué acaso no es una obligación de todo gobierno? Como que querías a fuerzas quedar bien con el gobernador con algo que debe ser totalmente obvio y normal”. Me comenta un amigo perredista. Respondo. La promesa de la libertad de crítica es políticamente correcta e inobjetable, el problema es que es una flor de plástico de la democracia: no se cumple.
Tengo por principio no criticar a los funcionarios cuando dejan el cargo, salvo que esas críticas las haya hecho cuando estaban bajo las columnas doradas del poder. En su momento, cuando Francisco Domínguez era gobernador, manifesté mi inconformidad y lo denuncié por su postura contra el Periódico Plaza de Armas. No solamente le pasaba frío, que estaba en su derecho si así lo consideraba, sino que también lo boicoteaba y agredía, incluyendo al director Sergio Arturo Venegas y a su círculo familiar.
De esta actitud visceral y poco institucional, de seguro estaban enterados el hoy gobernador y mi buena amiga Guadalupe Murguía. La mención en el discurso es una toma de distancia de Kuri con Domínguez y también pinta su raya cuando dijo que gobernará sin pasiones ni prejuicios; pecados públicos elementales pero que contaminaron la administración pasada. Por eso fue mi apoyo, hasta de pie, con su compromiso de respeto a la crítica. Sigamos con nuestro análisis.
En el sexenio pasado, cuando Luis Videgaray tomó posesión como Secretario de Relaciones, manifestó que llegaba al cargo con humildad; el gobernador Kuri dice también que gobernará con humildad. Debe ser la última ocasión que lo diga, la humildad es una virtud tímida y elegante, sólo la tiene quien no la presume.
En un discurso no se puede profundizar, Intentemos hacerlo aquí. ¿Cuándo una persona es humilde? Cuando está consciente que no lo puede todo ni lo sabe todo. Un gobernador es humilde cuando se rodea de gente que es, incluso, más capaz que él, que no centraliza sino que sabe delegar responsabilidades; que tampoco presume ser un sabihondo. La pandemia obligará a Kuri a escuchar una voz que causa tanta reticencia en los gobernantes: la de los científicos. Si bien los políticos serán siempre los que asuman la decisión final, deberá ser sobre las opciones sustentadas por quienes son especialistas en los nuevos temas, principalmente en el tema de la salud.
Su humildad debe abarcar la consulta y el trabajo conjunto con centros de investigación públicos. Por ejemplo, el tema del agua que el gobernador trató en su informe. El problema ha sido objeto de estudio de la ANUIES y de la misma UAQ, que ya ha presentado al gobierno un Plan Maestro Pluvial y que deberá tomarse en cuenta. Decir que se va a gobernar con humildad no es un compromiso menor, es anteponer la verdad y el beneficio de la mayoría, sobre la vanidad, los gatos personales en el estómago y los intereses de grupo, de partido y particulares. ¡Qué cumpla!