Hace unos días el representante de una colonia residencial me compartió su fuerte desconcierto con los colonos de la misma, al no querer regar sus jardines con agua tratada, siendo que cada casa cuenta con una toma extra para poder hacerlo. Desconcierto que evidentemente me contagió, ya que me parece inconcebible que con todas las alertas que nos ha dado la escacez y la sequía, hoy en día existan personas que sean indiferentes y tengan el nulo interés por preservar el agua. Así que su servidora hoy le quiso dedicar este espacio a hablar de los beneficios que tiene el uso de este recurso potencial; que es el agua tratada, para el riego; el cual presenta múltiples beneficios tanto para el sector agrícola como para el medio ambiente. En un contexto global donde la escasez de agua es una preocupación creciente, la reutilización de agua tratada se ha convertido en una estrategia clave para optimizar el uso de los recursos hídricos y garantizar la sostenibilidad de la agricultura.
Uno de los principales beneficios de utilizar agua tratada en el riego es la conservación del agua dulce, que es un recurso limitado. En muchas regiones del mundo, el agua para riego proviene de fuentes naturales como ríos, embalses y acuíferos, los cuales están siendo sobreexplotados debido al aumento de la demanda y el cambio climático. La utilización de agua tratada de fuentes urbanas o industriales ayuda a reducir la presión sobre estos recursos, permitiendo su preservación para usos más esenciales como el consumo humano.
Además, el uso de agua tratada en la agricultura puede contribuir a mejorar la calidad del suelo. El tratamiento adecuado del agua elimina impurezas, como sólidos suspendidos, patógenos y contaminantes químicos que podrían afectar la salud de las plantas o deteriorar las propiedades del suelo. Al aplicar agua tratada en el riego, los agricultores pueden evitar la acumulación de salinidad y otros elementos tóxicos que podrían alterar el equilibrio del suelo, favoreciendo el crecimiento saludable de los cultivos.
Otro beneficio importante es la reducción de costos para los agricultores. Aunque el proceso de tratamiento del agua puede tener un costo inicial, a largo plazo el uso de agua reciclada puede resultar más económico que depender de fuentes de agua dulce que a menudo están sujetas a tarifas crecientes o limitaciones de acceso. Además, el uso de agua tratada contribuye a una mayor eficiencia en el riego, ya que los sistemas de tratamiento de agua suelen ser diseñados para optimizar su distribución, lo que permite un uso más preciso y controlado del agua.
Desde una perspectiva ambiental, la reutilización del agua tratada también ayuda a reducir la contaminación. Las aguas residuales tratadas, cuando son correctamente gestionadas y utilizadas, evitan que sustancias nocivas lleguen a ríos y lagos, reduciendo el riesgo de contaminación de fuentes de agua potable y de ecosistemas acuáticos. Asimismo, al disminuir la cantidad de agua residual que se desecha en vertederos o cuerpos de agua naturales, se contribuye a la protección de los ecosistemas acuáticos y la biodiversidad.
El uso de agua tratada en el riego no solo favorece a la agricultura al asegurar una fuente de riego sostenible, sino que también promueve la conservación de recursos, mejora la calidad del suelo y reduce costos para los agricultores. Además, es una estrategia ambientalmente responsable que ayuda a preservar nuestros ecosistemas acuáticos y a enfrentar la creciente crisis hídrica global.