ALHAJERO
Martha Alicia Camacho Loaiza y su esposo José Manuel Alzapico –miembros ambos de la Liga 23 de Septiembre- fueron detenidos en Culiacán, Sinaloa, el 19 de agosto de 1977. Ella estaba embarazada y dio a luz durante el cautiverio, dentro de las instalaciones de la IX Zona Militar.
Ayer -apoyada por un video- relató cómo frente a ella los militares castraron a su esposo; cómo le lanzaron sobre su cuerpo ensangrentado y cómo tuvo que presenciar su agonía y muerte.
Y ayer también, en un acto de resarcimiento por parte del Estado mexicano, se escuchó la voz de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, reconocer:
“Fueron hechos perpetrados por parte de la Policía Judicial del estado de Sinaloa, la Dirección General de Seguridad y por el Ejército mexicano.
“A nombre del Estado mexicano les ofrezco una disculpa pública por la transgresión a sus derechos en el marco de las violaciones graves, generalizadas y sistemáticas a derechos humanos ocurridas en un contexto de violencia política del pasado en el periodo histórico conocido como Guerra Sucia.
“Le ofrezco una disculpa por la negación a su acceso a la justicia y a reconocer la verdad sobre los hechos…”
La respuesta de Alicia Camacho no se haría esperar. 42 años habían transcurrido de aquellos trágicos acontecimientos: “En el pasado –apuntó-, se apostó al desgaste, al miedo y a la normalización. Por eso, estar aquí hoy, es ganarle al olvido”.
Sin embargo, habría un pero en ese momento que Alejandro Encinas describió como “saldar cuentas con el pasado”: la ausencia del ejército. Nadie de esa institución presente en el acto de disculpa pública por parte del Estado.
La Secretaría de la Defensa -señalaría la superviviente de la Guerra Sucia- perdió una gran oportunidad para reconocer las atrocidades que cometieron en esa época, reconocerlo sería avanzar hacia el fortalecimiento de su institución. Debieran estar aquí porque fue precisamente al interior de la IX Zona Militar de Culiacán, Sinaloa, donde se cometieron atrocidades que van más allá de la comprensión humana, diría. “¡Qué lamentable!”.
Sanar al país requiere justicia, verdad y memoria, agregaría.
Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, reconocería a su vez que en este momento de discusión sobre uno de los episodios más oscuros de nuestro país (el de la Guerra Sucia) “debe obligarnos a una revisión profunda, reescribir nuestra historia y asumir las responsabilidades”.
•••
GEMAS: Obsequio de la joven activista sueca Greta Thunberg a los líderes mundiales reunidos en la ONU: “La gente está sufriendo, la gente está muriendo, ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva y de lo único que ustedes pueden hablar es de dinero…¿Cómo se atreven?”.