ALHAJERO
Si al secretario de Salud, Jorge Alcocer, le fue como en feria ayer en su comparecencia en la Cámara de Diputados —hasta un mosquito de los que transmiten el dengue le obsequiaron—, al gobernador electo de Baja California Jaime Bonilla le ocurrió otro tanto…
¡Como Santo Cristo quedó!, bromearían algunos compañeros. Esto le sucedió a Bonilla con los reporteros, en una conferencia de prensa a la que convocó en la Ciudad de México en la que no le dieron tregua:
—Más allá de lo legal, ¿no le parece inmoral lo que está haciendo?
—¿Se considera demócrata? ¿Es demócrata una reforma retroactiva y ya que el electorado fue a las urnas?
—¿No le parece una ofensa a la ciudadanía lo que está haciendo?
—¿No le importa dañar la imagen de Morena y afectar la del propio Andrés Manuel López Obrador con su insistencia en alargar su gobierno de dos a cinco años?
—¿Pactó usted con el gobernador Kiko Vega a cambio de impunidad?
Uno tras otro, prácticamente a manera de debate, los periodistas rebatieron los argumentos de Bonilla, la voz de su próximo secretario de Gobierno Amador Rodríguez Lozano, y la línea de tiempo (elusiva de ciertas resoluciones) que mostró sobre el proceso electoral para intentar convencer que le asiste la razón.
Y no sólo eso, hasta le pidieron que entregara copia de su registro como candidato a la gubernatura (para corroborar si ahí dice el periodo de gobierno por el que se inscribió en la contienda), y luego le sacaron a relucir una entrevista que dio a un medio de San Diego en la campaña —ha estado circulando en las redes— en la que confirma que va por una gubernatura de dos años.
El toma y daca arrancó con el señalamiento —por parte de Bonilla— al INE de ser “el gran provocador de este conflicto” porque nunca publicó la convocatoria de dos años. “¡Están enojados por los errores que cometieron!”, aseveró.
En cuanto al Tribunal Federal Electoral, alegó, “¡nunca dijo la verdad!”.
-¿No le parece ofensivo acusar al INE y al Tribunal? —acotó otro reportero.
-¡En qué mundo vivimos si no puedo decirles que se han equivocado. En todo caso, ¡el ofendido soy yo!— repuso el gobernador electo en uno de sus mejores momentos.
Luego apuntó en seco: “¡Que me digan qué artículo de la Constitución estoy violando!”.
Y por supuesto que se considera demócrata. Desde su punto de vista, “estamos respetando las reglas del juego; no nos hemos saltado las trancas”. Al final de cuentas, aseveró Bonilla, acataremos lo que decida la Suprema Corte.
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GEMAS: Después de 26 años al frente del sindicato petrolero, con dos indagatorias de la FGR en su contra –una por enriquecimiento ilícito y otra por lavado de dinero-, Carlos Romero Deschamps renunció ayer.