ALHAJERO
Desde luego no es un angelito aunque su nombre sea precisamente Ángel (Aguirre Rivero), pero de que al exgobernador de Guerrero le aventaron el aparato en serio y que desde el gobierno de Enrique Peña Nieto quisieron endilgarle buena parte de la responsabilidad en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, no cabe duda.
La intención de la Presidencia de la República —determinada por el jefe de la Oficina, Aurelio Nuño, y asumida por el procurador General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam— fue acotar el tema a lo local. Evitar que se convirtiera en un caso que involucrase instancias federales. Léase: Policía Federal, Ejército, Marina y/o personajes y empresarios de autotransporte cercanos a Los Pinos.
Fue como un corredor sanitario el que se tendió desde las más altas instancias del poder. Y en ello, el manejo de la información —a cuya versión se sometió buena parte de la prensa— jugó un papel primordial.
Baste recordar la campaña de linchamiento que se azuzó contra los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) —y contra cualquier voz que fuera contra la versión oficial, como la del perito internacional en fuego José Torero— cuando comenzó a cuartearse la llamada “Verdad Histórica”. ¡Hasta llegaron a pedir que los expulsaran del país!
Pero la historia de lo acontecido la noche del 26-27 de septiembre de 2014 comienza a mostrar nuevas fases. “La otra hora de la verdad” deja asomar a personajes y actores antes ocultos o silenciados.
Entre ellos está precisamente Ángel Heladio Aguirre, cuyo testimonio sobre lo sucedido hace cinco años en Iguala fue requerido por la Fiscalía General de la República, además de participar por vez primera en una reunión con padres de los desaparecidos, bajo el marco de la Comisión para la Verdad y la Justicia.
“Peña Nieto siempre se negó a escuchar mi versión de los hechos, nunca me dio la oportunidad…; el gobierno federal de aquel entonces nos aisló del caso”, reprochó el exmandatario.
Además, acusó a Tomás Zerón, director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR —y quien encabezó personalmente la investigación del caso Ayotzinapa— de intentar relacionarlo con la delincuencia organizada.
Su intención “era encarcelarme”, declaró abiertamente ante los medios.
Aguirre Rivero, recordarán, presentó su renuncia a la gubernatura un mes después de la desaparición forzada de los 43 normalistas.
Hoy, a cinco años de distancia de la trágica noche de Iguala, apunta: “Cuando decidí separarme del cargo, lo hice para que no se dijera que estaba entorpeciendo las investigaciones. Me pregunto si sirvió de algo mi renuncia ante esos acontecimientos…”.
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GEMAS: Obsequio del fiscal General Alejandro Gertz Manero sobre el caso Iguala: “Nosotros vamos a empezar de nuevo una nueva investigación”.