ALHAJERO
Ivonne enarbola disidencia priísta (1)
El pasado fin de semana, Ivonne Ortega Pacheco terminó convirtiéndose en la abanderada de la disidencia de su propio partido: el Revolucionario Institucional, el PRI.
Ocurrió de una manera un tanto inesperada –aunque si se analiza bien lo ocurrido, hay bastante trabajo de la ex gobernadora yucateca detrás de lo acontecido-, pero así suele suceder.
El caso es que Ivonne acudió a la reunión convocada, el viernes pasado, por “Alianza Generacional”–con José Ramón Martel y José Encarnación Alfaro a la cabeza-, corriente formada en 1973 en la que participan todos aquellos que pasan por un cargo directivo en el PRI.
Pero este encuentro tenía un ingrediente adicional: conjuntaba personajes integrantes de otras corrientes internas del priismo, como las que encabezan Manlio Fabio Beltrones, por un lado; Francisco Rojas con la LXI Legislatura por otro; César Augusto Santiago por su cuenta; o Ulises Ruiz, por su parte.
Y un objetivo común congregaba a las principales corrientes disidentes -acudieron cerca de un centenar-, además de sus propias propuestas e ideas de gobernabilidad y de nación:
Evitar que en la próxima Asamblea del PRI se retire la cláusula que obliga a tener una militancia de cuando menos diez años a quien contienda por ser candidato del PRI a la Presidencia de la República.
Muchos piensan que quitar “la identidad partidista” de los requerimientos obligatorios para convertirse en candidato presidencial del PRI, lleva dedicatoria para el actual secretario de Hacienda, José Antonio Meade, quien no es militante del tricolor.
Pero en opinión de la ex secretaria general del PRI, lleva también intención de abrirle el camino a Luis Videgaray ya que, comenta, con el único cargo que el actual canciller puede acreditar su militancia data de 2009, cuando fue diputado plurinominal.
“Le faltaría un año”, para cumplir el requisito, precisa.
El hecho es que esa reunión del viernes pasado, bien pudo haber pasado sin pena ni gloria, si no fuera porque el líder de la CNOP, Arturo Zamora –obligado por la dirigencia de su partido que pedía sonoro comunicado contra los disidentes- soltó una penosa declaración, calificando a los disidentes de “políticos de café” y acusando que sus palabras provenían de la “frustración”.
Los adjetivos lanzados provocaron un efecto boomerang. Muchísimos priistas se indignaron, incluidos aquellos que ni siquiera se habían decantado por la disidencia:
“Hasta los que no estaban se pusieron”, relataría con humor la sobrina del mítico político yucateco Víctor Cervera Pacheco (continuará).
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