ALHAJERO
El jefe de la Guardia Nacional
A finales de noviembre, unos días antes de que Andrés Manuel López Obrador tomara posesión como presidente, en distintos medios se mencionaban dos nombres que, adelantaban, habrían de ocupar importantes cargos. Uno era el de Bernardo Bátiz, como procurador interino, a la espera de convertirse en el primer fiscal general. El otro era el del general de brigada Víctor Hugo Aguirre Serna, como comandante de la Guardia Nacional.
Bátiz, como ya sabemos, se quedó en el camino.
Alejandro Gertz Manero se ganó la posición por su desempeño durante la crisis del huachicol y el desabasto de gasolina y es hoy el primer fiscal general de la República.
Con el general Aguirre podría ocurrir otro tanto (aunque por razones distintas).
De su valía, ni quien dude. Aguirre Serna fue uno de los 21 generales condecorados –director general DN-14 (Educación Militar)– en la última ceremonia realizada por el general secretarioSalvador Cienfuegos, antes de entregar la Secretaría al general Luis Cresencio Sandoval.
Pero hay algo que inquieta dentro de las filas castrenses: que quien dirija la Guardia Nacional llegue a tener tal poder, que se convierta no sólo en el competidor, sino en el sucesor de facto del titular de la Sedena en funciones.
Que se viva desde ahora una sucesión anticipada.
De ahí que algunos conocedores de la milicia con los que platicamos consideren otros nombres en la baraja (de antemano descartan a marinos o miembros de la Policía Federal). Nombres de generales retirados.
Entre ellos está el del general brigadier Hermelindo Lara Cruz. Militar en retiro, de 69 años de edad, considerado por sus compañeros de armas como un “héroe de batalla”.
El general Lara –según refiere la periodista especializada en temas castrenses Ethel Riquelme en el diario digital Arsenal– fue, en algún momento, comandante del actual secretario de la Defensa, Cresencio Sandoval y creador del modelo de los policías de proximidad social.
Figuran más en la lista y que podrían integrar la terna sobre la cual definirá el Presidente de la República, quién será el jefe de la Guardia Nacional.
Según mencionó el propio López Obrador, “puede ser un civil o un militar, retirado o en activo”. Y lo más que adelantó al respecto fue un “voy a hacer una buena elección”. Alfonso Durazo,secretario de Seguridad Pública –y en cuya dependencia quedó adscrita la Guardia Nacional– añadió otros rasgos sobre este nombramiento:
El mando operativo –dijo– tendrá que ser muy especializado y de trayectoria y conducta intachables, en términos de una hoja limpia de servicios, ya sea policía federal, militar retirado o militar en activo.
Eso es lo que tenemos hasta ahora sobre el tema.
Y, por lo pronto, hoy se cierra el registro en la Sedena para quienes desean ingresar a la Guardia Nacional.
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