ALHAJERO
Andan tras la Secretaría de Gobernación
En un inicio –en las primeras semanas, luego del triunfo de Andrés Manuel-, doña Olga Sánchez Cordero estaba preocupada.
No tenía claro si López Obrador iba a sostenerla como próxima secretaria de Gobernación, o si ya con la Presidencia de la República en puerta, cambiaría de opinión.
De la lista del gabinete dado a conocer por el tabasqueño al inicio de su campaña, el nombre de la ex ministra de la Suprema Corte había sido uno de los más criticados.
“No tiene el perfil para Gobernación…; debería quedarse como senadora”, apuntaban entre sus compañeros, mientras los golpes y las críticas saltaban aquí y allá.
Sánchez Cordero se movía con prudencia durante esos días.
Seguía con atención los discursos de Andrés Manuel y tomaba nota cada vez que aludía a ella y al cargo para el que la había asignado.
Hasta que llegó el momento en que sus dudas se disiparon.
Y entonces asumió el liderazgo que a su potencial cargo correspondía. Formó su Dream Team con Tatiana Clouthier, Alejandro Encinas y Zoé Robledo.
Sólo que Tatiana titubeó y finalmente “renunció” a la subsecretaría de Participación Ciudadana que le tenían asignada.
Problemas familiares la llevaron a optar –por lo pronto- por su curul en la Cámara de Diputados.
Doña Olga pensó en una terna, pero el Presidente electo ya tenía a alguien en mente para ocuparse de los temas de Desarrollo Democrático y de las Iglesias: Diana Álvarez Mauri, personaje cercano a Gertz Manero.
A partir de ahí, y asesorada a su vez por Jorge Alcocer, director de la revista Voz y Voto, la ministra (así le gusta que la llamen) se echó a andar en serio y comenzó a hacer sentir entre sus compañeros el lugar que le corresponde dentro del gabinete.
Ella está consciente de que hay muchos que quisieran su futuro puesto (aunque le hayan quitado a Gobernación buena parte de las funciones que a la fecha ostenta) –“dan vuelta a la cuadra”, suele bromear-, pero confía en que el 1° de diciembre próximo ocupará la silla principal en el Palacio de Cobián.
Una ventaja tiene de su lado: sus 71 años. La edad, su propia manera de ser mesurada y lejos de las ambiciones desatadas por el poder, le sirve a la propia ministra y sobre todo a López Obrador como blindaje ante la lucha, ya desatada desde ahora, de quienes están pensando en el 2024.
Valga la anotación porque son múltiples las conversaciones en las que se escucha comentar que algunos de los integrantes del gabinete de AMLO ni siquiera lograrán tomar posesión.
Incluso se corren apuestas sobre el tiempo que durará cada uno de los integrantes del equipo.
¿Quiénes son los más señalados en esa lista de “prontos a caer”? Van los tres más señalados:
En primerísimo término, Javier Jiménez Espriú, futuro secretario de Comunicaciones. No es de extrañar. Lleva el tema más polémico del momento: la construcción del Nuevo Aeropuerto.
Luego, Alfonso Durazo, quien habrá de ser titular de la Secretaría de Seguridad. No le ven conocimiento ni experiencia sobre el tema, el más grave que enfrenta el país.
Y en tercer lugar, Esteban Moctezuma. Lo ven rebasado por el tema de la Reforma Educativa –él dice una cosa y los de Morena, otra- y ven difícil que logre el control de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
GEMAS: Obsequio de Román Meyer, futuro titular de Sedatu: “Refinerías y Tren Maya, en cualquiera de las opciones de los megaproyectos se tendrá que llevar un proceso de consulta participativa también.”