ALHAJERO
Por qué debiera ser Monreal
La figura de Ricardo Monreal es polémica. Causa escozor incluso entre algunos de sus propios compañeros de partido.
Los más recalcitrantes le reprochan ser “demasiado autónomo” y sostener buenas relaciones con priistas y perredistas. O, dicho de otro modo, de “jugar con varias cachuchas”.
Pero él es ante todo un animal político. Como tal ha jugado sus cartas –abiertamente desde hace año y medio- en busca de la candidatura de Morena al gobierno de la Ciudad de México.
En su haber cuenta –según 14 de 17 encuestas realizadas por distintas empresas-con las preferencias de los capitalinos; con un nombre que figura y pesa a nivel nacional; tiene comunicación con todos los sectores –goza de la confianza de los empresarios- y capacidad de diálogo y de gobierno.
Algo falta empero en esa lista: ¿Cuenta con la confianza de Andrés Manuel, aun y cuando lleva 20 años a su lado y nunca se le ha enfrentado?
Ese es el punto que gravita en la indecisión –o el cambio de señales- de López Obrador para dejar pasar al zacatecano hacia el gobierno de la Ciudad de México (y convertirlo de facto, si llegara a ganar, en precandidato presidencial).
Tal vez tenga razón en dudar. A saber.
Pero de lo que no cabe duda, es que el tabasqueño y su equipo se enredaron al tratar de convertir a Claudia Sheinbaum en la favorita de la ciudadanía.
Su operación ha sido fallida no sólo porque los números –hasta hace una semana- seguían favoreciendo a Monreal sino porque, aunque la delegada de Tlalpan resultara en verdad ganadora en la encuesta de Morena, difícilmente alguien creería en el resultado.
Entonces Andrés Manuel –como ya adelantan sus críticos- quedaría como aquellos a los que critica: tomando una decisión caprichosa que viola la voluntad popular, viéndonos la cara y riéndose de la democracia.
El proceso, dígase lo que se diga, está deslegitimado.
La forma en que el tabasqueño y sus cercanos buscaron el triunfo de Sheinbaum (cuyos méritos no están a discusión) puso en una situación peligrosa a López Obrador:
-Si la encuesta da el jueves como ganadora a Claudia dirán que impuso su capricho; que fue otro “dedazo” (al estilo priista).
-Si se le da el gane a Ricardo, dirán que AMLO perdió. Y, efectivamente, algo de cierto habrá en ello, pues el propio Andrés Manuel llevó el juego a una contienda –no entre Claudia y Ricardo-, sino entre el propio AMLO y Monreal.
Aceptar su derrota, sin embargo, podría hacer más confiable al líder de Morena y evitar que a lo largo de la campaña hacia el 2018 le saquen el tema y le echen en cara que es un autoritario.
López Obrador está en una encrucijada. No sería extraño que termináramos viendo, una vez más, a AMLO vs AMLO.
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