POLÍTICA Y FICCIÓN
Las referidas reuniones, se insertaron de nueva cuenta en la agenda política y mediática, a un año de distancia de ser propuestas por vez primera por la presidencia de la república, en días recientes, en el contexto de las conferencias de prensa matutinas, del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando este refiere que daría a conocer, la información sobre los gobernadores que asisten a las ya señaladas reuniones.
En torno a ello, es conveniente, retroceder en los antecedentes inmediatos de estas reuniones, por lo menos, en lo que se refiere a la administración federal que actualmente está en funciones. En un primer momento, la intención del ejecutivo federal, lo era, que en las reuniones estuviera presente el denominado “súper delegado” de cada entidad federativa, en su carácter de secretario técnico, circunstancia que molesto a un grupo de gobernadores de oposición, entre ellos, el panista queretano Francisco Domínguez Servien, quien a finales del mes de noviembre del año dos mil dieciocho, refería que no invitaría a los consejos de seguridad a quien ya estaba anunciado como coordinador de los delegados federales (Gilberto Herrera Ruíz), aunque se lo pusieran, palabras más, palabras menos. Posteriormente en una reunión ya como presidente en funciones (AMLO) con la denominada CONAGO, se acordó en Palacio Nacional, retirar la propuesta inicial, y que fueran los gobernadores los encargados de presidir dichos comités.
Así la breve historia de lo que se conoce ahora como las reuniones de seguridad. Ahora bien, en momentos en los que las cifras de violencia se van superando una a una, y momento a momento en territorio nacional; el pasado primero de diciembre, en el marco de la conmemoración de un año de gobierno de lo que se conoce como la cuarta transformación, se registraron, ciento veintisiete homicidios en el país, lo cual lo convirtió en el día más violento de nuestro país, y que lleva a que como ciudadanos podamos reflexionar en varios aspectos: que no existe una autentica estrategia para combatir la comisión de conductas consideradas como delitos; que el secretario del ramo, es todo menos estratega en el diseño de políticas públicas para disminuir los hechos criminales; que el cuerpo de seguridad denominado como Guardia Nacional, se trata de un autentico elefante blanco de la administración federal; que los niveles de impunidad son tales, que se permite que los delincuentes sean quienes tomen las decisiones más trascendentales en la vida del país. Al parecer el discurso de señalar las ausencias de los gobernadores o alcaldes, en las reuniones de seguridad obedece más a un distractor, para evitar reconocer, que la estrategia es que no hay estrategia, al menos en el rubro de la seguridad de los ciudadanos. De igual forma debe reconocerse que a pesar de que los niveles de popularidad de quien nos gobierna en la nación, permanecen como aceptables, el descontento está presente al percibirse que no se han llegado a los compromisos hechos en la campaña presidencial, en el área que nos ocupa en esta ocasión, y que a pesar de que se pide un año de prórroga para lograr consolidar el cambio, la paciencia del ciudadano y del elector puede agotarse, en un breve tiempo.