POLÍTICA Y FICCIÓN
La línea discursiva de Andrés Manuel López Obrador, desde que tomo protesta como titular del ejecutivo federal, cuando se refiere al tema de la inseguridad en nuestro país ha sido, en todo momento, responsabilizar en su totalidad a los gobiernos que le han precedido, es decir, señalar que los actos delictivos que todos los días vemos y padecemos, son consecuencia directa, de la forma en la que se gobernada antes de su llegada a Palacio Nacional; he aquí algunos ejemplos de sus endebles justificaciones: a finales del mes de junio de los corrientes, en el marco de la presentación, del primer informe del Sistema Nacional de Búsqueda, les dijo a los familiares de las personas desaparecidas en nuestro país lo siguiente: “Quiero decirles que es la peor herencia que nos dejaron los gobiernos anteriores, la peor herencia.”, (refiriéndose por supuesto a las desapariciones en nuestro país), una más ocurrió el 25 de agosto de este mismo año, a través de sus redes sociales, cuando señalo: “En materia de seguridad, heredamos un México muy descompuesto y maleado…”, después, en los siguientes días, concretamente el 15 de octubre, en el contexto de la emboscada perpetrada a policías en Aguililla, Michoacán, volvió a señalar, que los niveles de inseguridad estaban elevados, porque los gobiernos anteriores, dejaron crecer mucho la violencia, al aplicar estrategias equivocadas para combatir el crimen organizado; la más reciente al momento de redactar estas líneas; y justo cuando el encargado de la seguridad pública, pretendía vender a los medios la teoría de que el ataque a una familia, era consecuencia de una lamentable confusión, por el tipo de vehículo en el que viajaban las víctimas: “Resulto fallida, la estrategia, que se aplico desde el gobierno de Calderón, cuando se quiso enfrentar el problema solo con medidas coercitivas, Estamos padeciendo, de esa irresponsabilidad.” El actual presidente del país, ha recorrido por lo menos tres veces, la mayor parte del territorio nacional, (gran parte durante sus pre campañas) y es hecho notorio que conocía desde aquel entonces el grave problema de la inseguridad, es probable que también supiera desde su segunda campaña presidencial, que en México la guerra contra el narcotráfico, se convirtió en el segundo conflicto más letal del mundo, por ende, resulta indignante para la sociedad, que a poco menos de un año de ejercicio del poder público el presidente aún insista en responsabilizar a sus antecesores de lo que hoy es una cruel realidad, más de 25,890 víctimas de homicidio a nivel nacional, lo que se traduce en la posibilidad real, e inminente de que vivamos el año más violento en la historia de nuestro país. Todo ello, al amparo de la nueva transformación o la mal llamada cuarta transformación, que es como quiere trascender en la historia, el presidente en turno. Los lamentables indicadores nacionales, se han dado, cuando ya opera la denominada Guardia Nacional, cuyas funciones se encuentran señaladas en el decreto por el que se expide la Ley de la referida figura, en el cual, se señalan que es su objetivo realizar la función de seguridad pública a cargo de la Federación y, en su caso, conforme a los convenios que para tal efecto se celebren, colaborar temporalmente en las tareas de seguridad pública que corresponden a las entidades federativas o municipios, este cuerpo de seguridad cuya justificación para nacer fue, hacer frente al grave problema de inseguridad del país, luego entonces, no podemos tolerar que se siga deslindando de su responsabilidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos, obligación asumida desde el primer día de su mandato constitucional, hoy la inseguridad debe verse, leerse, y atenderse como un problema de esta administración, en el pasado queda ya, ese falaz argumento que lo que sucede es por culpa de los otros, hoy, lo que sucede es culpa o irresponsabilidad o negligencia u omisión de estos, los que hoy toman las decisiones en temas torales, como la seguridad del país.