POLÍTICA Y FICCIÓN
Hace algunos ayeres en el zócalo capitalino, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, rechazaba el fallo emitido por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en el que se confirmaba el triunfo de su rival en la contienda electoral, Felipe Calderón Hinojosa; dicha resolución, confirmaba la ventaja de votos sobre su candidatura, con ello, los magistrados del referido órgano jurisdiccional, señalaban que no había indicios que vulnerarán el proceso electoral de aquel entonces, y es justamente el contexto bajo el cual, en su discurso, esgrimió “…al diablo con sus instituciones…”, al referirse a aquellas que desde su perspectiva, solo beneficiaban a unos cuantos o a quienes en su momento detentaban el poder público, y es justamente esta lapidaria expresión, la que se ha utilizado y distorsionado para hacer ver al Presidente en turno, como alguien totalitario e intolerante al disenso. Y es justamente la que se recuerda en momentos en los que el partido MORENA, logra imponer decisiones trascendentales en las instituciones que hoy parece están al servicio una vez más del presidente en turno, (las mismas que mando al diablo en el pasado) y para ejemplo tenemos muchos, el más reciente la imposición a través de la mayoría en el Senado de la Republica, de la titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a quien se le recrimina la notoria cercanía al ejecutivo federal, y de quien se duda pueda ser independiente al momento de emitir sus recomendaciones; derivadas de violaciones a los derechos humanos, lo anterior, sin olvidar las recientes designaciones de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que al igual que en sexenios anteriores han contado con el beneplácito del mandatario federal. Pero las imposiciones no son exclusivas del ámbito federal; se ven, se viven y se padecen en todo momento en las entidades federativas, algunas de ellas, gobernadas cual si fuesen pequeños principados, y en las que prevalece sobre los intereses de la sociedad, lo pactos políticos o compromisos del gobernador o gobernadora según sea el caso. Aquí en nuestro estado, las hemos visto ya sea con gobernadores panistas o priistas, y la más reciente, es la designación en el congreso local, del último integrante del Tribunal Superior de Justicia en el Estado, (ex dirigente estatal priista, ex diputado local priista, ex diputado federal priista) quien con nula carrera judicial, nula experiencia en la impartición de justicia, y nula trayectoria en el derecho penal, ha sido asignado a la sala penal de dicho poder, hecho notorio, que da cuenta de acuerdos entre los y las legisladoras priistas y panistas, en virtud de que este congreso local, es operado desde la Casa de la Corregidora, y no hay decisión, iniciativa, acuerdo ó designación, que no esté previamente palomeada por el gobernador viajero de este estado. Esto no es otra cosa más que la repetición cíclica de la llamada vieja forma de hacer política, o como la llamó Andrés Manuel López Obrador en el mismo discurso en el que acuño la expresión citada líneas arriba; “política tradicional”, esa que decía es donde no cuenta el interés del pueblo.
Oliver Wendell Holmes, considera que los abogados encuentran las respuestas a las interrogantes del fututo teórico judicial en los repertorios de las sentencias dictadas en el pasado por otros jueces, así pues los ciudadanos encontramos las respuestas a las interrogantes de nuestro futuro político, en los repertorios de las decisiones tomadas por nuestros gobernantes en el pasado.