La influenza azotó a gran parte del país, hizo estragos en infinidad de pueblos donde la gente desfallecía, era tal la fuerza que ¡De un solo estornudo la gente moría! Aquí se comenzó con una oración pequeña cada que la gente estornuda ¡Que dios te ayude! Para finales de mayo de 1910 Francisco Ignacio Madero fue contagiado de esta enfermedad, así que después de haber visitado Veracruz, Yucatán, Campeche, Tabasco, Tampico, Monterrey, Guadalajara y Coahuila, aunque en esta última parada descubrió que liberales de cepa se están afiliando a su campaña política como candidato a ocupar la presidencia.
Venustiano Carranza en muchas ciudades le acompañó, con algunas reservas porque no podía exponer abiertamente su filiación a Madero, pero en corto le proveía de seguridad, hombres de apoyo, repartidores de su libro “La Sucesión Presidencial de 1910” en dónde bajo un celoso escrutinio se entregaba el texto con la invitación al evento, después se daba fecha y hora a la gente a algún auditorio municipal o si fuera el caso en los jardines, grandes pancartas sostenidas por bordones de madera se pintaban en favor de la democracia y la sucesión libre de enfrentamientos ¡Eso lo dejó muy claro Madero! No bajarán a Porfirio Díaz con uso de la fuerza ¡Una y otra vez reitera!
Para el caso de la ciudad de Orizaba que para cuando llegó Madero el 21 de mayo al hotel France con su campaña presidencial en 1910, la multitud que rodea el elegante hotel era inmensa, algunos de los parroquianos convencidos de que en Madero tienen a un carismático líder, los periódicos comenzaron a llamarlo “El Apóstol de la Democracia” con ese mote la concurrencia le dio la bienvenida ese mismo día con música y todo una folclore en las afueras del hotel ¡Grandes pancartas con su nombre le rinde vítores! La gente a la voz de ¡Viva Madero! ¡Viva el antirreeleccionismo! ¡Viva la Democracia! Llenan el frente del hotel que hace cimbrar a la ciudad de Orizaba.
Los militares del ejército de Porfirio Díaz toman nota de lo sucedido, con toda la red de postes y cableados le hacen llegar vía telegramas a la ciudad de México, los aconteceres de lo ocurrido en Orizaba – y en infinidad de ciudades dónde ya había estado Madero- así que recién se levantara el presidente Díaz ya tiene informes precisos de la campaña, la cual ha seguido con mucha insistencia de que Madero es un oponente peligroso.
Madero durante su estadía en Yucatán conoció a un gran liberal que pronto se haría su mejor amigo y confidente José María Pino Suárez, un abogado retirado de sus quehaceres para poner un prolífico negocio con su suegro Raymundo Cámara Luján, quien es dueño del banco más importante de Yucatán – recordar que siempre estas tierras de la península se consideran otra república- aunque obedientes a Díaz, el próspero negocio del henequén creció en estos treinta años, porque todos los barcos del mundo cuentan con sogas y cuerdas producidas en México, desde los navíos armados de Estados Unidos, Inglaterra, España, Portugal, hasta los buques turísticos del mediterráneo ¡Sin excepción todos cuentan con este material extraído de los agaves.
¡Sin olvidar que todos los costales para venta al mayoreo de productos como semillas, azúcar, trigos, cebadas…etc.! En lo largo y ancho del comercio occidental son elaborados con esta fibra natural. El suegro de Pino Suárez fue el encargado de todas estas transacciones a nivel internacional, por ello el poderío económico y baluarte del apoyo a Madero por este liberal acaudalado.
Ante esta bonanza y riqueza las casas del Paseo Montejo de Mérida Yucatán competían por ser la más hermosa de la blanca ciudad, sus dueños “Los barones del henequén” cómo se les conoce, hicieron clubes para saber quién sería el ganador, todos ellos dueños de haciendas productoras de henequén, lo que se llegó a considerar ¡La fibra de oro!
22 de mayo de 1910, balcón del hotel France, Orizaba Veracruz.
El gentío es abrumador ¡Apenas cabe un alfiler! De frente al parque Apolinar Castillo luce repleto, el quiosco, bancas, la catedral de San Miguel y edificios esperan que Madero dé unas palabras. De comienzo los hombres que le custodian y se encargan de la logística han repartido más de dos mil ejemplares del libro, Madero tenía planeado hablar desde el quiosco, pero no era posible que accediera desde el hotel ¡No iba a pasar! Así que decidieron que desde el balcón del hotel sería lo mejor.
A muchos de la comitiva de Madero en su campaña presidencial les parecía interesante que dentro de las personas que lo asesoran hay un cantante de ópera, quien presumía a los cercanos – y cuando estaba un poco ebrio- ¡Que fue maestro del Gran Enrico Caruso en el Metropolitan de Nueva York! Cosa que pocos le creían por su desfachatado aspecto de borrachales, un pésimo sentido de protagonismo y malos chistes ¡Es quien adiestra a Madero a hablar con voz fuerte y bien colocada!
Madero salió al balcón del hotel France después de la comida -le habían recomendado que lo hiciera así porque todos iban a misa- se acercó a la barandilla, observó la plaza pletórica de parroquianos ¡Quienes al verlo hicieron por vivas y aplausos! La mayoría de ellos obreros de las textilerías que producen manta, hilaza, percales, popelinas, gabardinas y cortinas en las grandes fábricas, sin olvidar que en 1907 la huelga de la textilería de Río Blanco trajo al ejército porfirista y los rurales ¡En brutal represión! Abrieron fuego a la multitud de obreros falleciendo cientos de ellos ¡Esa historia está en el colectivo! No se puede olvidar.
-¡Mexicanos! ¡Hermanos orizabeños! ¡Pueblo valiente de Veracruz! – comenzó con una voz sólida y clara- Desde este histórico balcón, contemplo vuestros rostros, rostros marcados por el trabajo honesto, por la esperanza y, sí, también por el sufrimiento. Conozco bien los pesares que os afligen, pues no soy ajeno a las voces que claman justicia en esta tierra bendita, pero a la vez tan golpeada.
Hace apenas unos años, en esta misma región, el eco de los disparos ahogó los justos reclamos de los trabajadores de Río Blanco. No olvidamos, hermanos, no olvidamos la sangre derramada, la vida segada, la injusticia impuesta a punta de bayoneta. Aquellos mártires, aquellos obreros valientes, que solo pedían condiciones dignas para mantener a sus familias, fueron acallados con la brutalidad de un régimen que ha olvidado la esencia de la nación: su pueblo.
¡Los aplausos y los gritos de apoyo se escucharon por todo el jardín!- ¡Viva Madero! ¡Muera el presidente Díaz! ¡Río Blanco! ¡Río Blanco! ¡Río Blanco! …- Continuó:
-Nos han dicho que somos incapaces de gobernarnos, que necesitamos una mano fuerte que nos dirija por siempre. Pero yo os digo: el pueblo mexicano es fuerte, sabio, y tiene la capacidad de forjar su propio destino. Hemos sido testigos de cómo los monopolios agobian vuestras espaldas, de cómo los “dueños y señores” dictan leyes que solo les benefician a ellos, mientras a vosotros se os niega hasta el derecho más elemental de organizarse, de levantar la voz.
¡Basta ya de esta tiranía disfrazada de orden! ¡Basta ya de la opresión!- ¡Las personas comienzan a volverse locas! ¡Vivas! Aplausos ¡Madero solo levanta su mano saludando a todos ¡Es ya todo un experto en discursos! Él observa por todo el jardín de frente al hotel ¡Pancartas de apoyo! Señoras y niños que aplauden ¡Ha dado en la fibra correcta de los corazones que le escuchan!
¡Voltea a ver a su equipo que están dentro del cuarto que da al balcón! Le animan -¡Vamos señor continúe!- le dicen.
-La contienda que hoy se inicia – continuó- la contienda por la sucesión presidencial de 1910, no es una mera lucha de ambiciones personales. ¡No! Es una lucha esencialmente democrática, una cruzada por la libertad y la justicia para todos. Estas manifestaciones populares, vuestra presencia aquí hoy, son la prueba irrefutable de que el pueblo está despertando. Sois los precursores de la gran lucha que deberá entablarse en los comicios.
¡Madero se observa ensimismado! Cómo si un espíritu hace que todas y cada una de las personas que están le escuchan cercano, él siente esta fuerza ¡Se anima al remate final de su discurso!
-El momento ha llegado, mexicanos, de tomar las riendas de nuestro propio destino. Es tiempo de que México sea verdaderamente de los mexicanos. Os invito a uniros a este movimiento por la democracia efectiva, por el sufragio libre, por la justicia social ¡Recordad a Río Blanco! ¡Recordad a aquellos que cayeron por vuestros derechos! Su sacrificio no será en vano. ¡Su memoria nos impulsa a luchar por un México donde la ley sea justa para todos, donde el trabajador sea respetado, y donde la libertad sea el aire que respiremos!
¡Viva la democracia! ¡Viva la libertad! ¡Viva México!- finalizó dentro de una algarabía no antes vista.
Palacio Nacional, 5 de junio de 1910, oficina del presidente Porfirio Díaz.
El brillo fulgurante de los estoperoles de oro de las medallas obtenidas en la batalla del 2 de Abril de 1867; la otorgada por el pueblo de Oaxaca “Defendió la independencia nacional” que tiene un águila sosteniendo una corona; una barra de oro y esmeraldas por “Guerra de Reforma 1858-1859-1860” que le dio la república; la del triunfo de Pachuca 20 de octubre de 1861 un hermoso dije de oro y brillantes por defender la constitución; medalla concedida a los que triunfaron en la batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla de oro y esmeraldas; sus cruces de servicio militar a la nación también de oro e incrustaciones; ya como presidente obtuvo la Gran Cruz de la Orden Española de Carlos III, Gran Cruz de la Real Orden de la Espada de Suecia y Gran Cruz con Collar de la Real Orden de la Torre y la Espada del Portugal, estas tres anteriores por sus resultados como estadista mundial ¡El mejor!
¡Bordados en hilo de oro en su chaquetilla, puños con olivos y laureles la construyen! Un sombrero de mando bicornio con hilos y cordones de oro rematado de plumas blancas, son la indumentaria que utiliza a diario en Palacio Nacional, desde su casa ubicada en Cadena número ocho ¡Llega en elegante corcel! Custodiado por los aguiluchos del Colegio Militar.
¡Esta vez ni todo su atuendo le hace perder la compostura! -¿Cómo es posible que hayamos dejado crecer a este animal de Madero?- les exige respuesta a José Yves Limantour, Ramón Corral y Justo Sierra Méndez, ante la llegada de los telegramas de que el candidato a la presidencia no solo tiene el fervor de los pobladores de México ¡Sino la simpatía! Eso vale oro en estos tiempos en donde el mundo entero voltea a ver a México ¡Por las próximas festividades conmemorando el centenario de la justa independentista!
-¡Quiero respuestas y soluciones! No deseo me digan lo que ya se, te escucho Sierra – con su ronca voz hace gala de la fuerza de tal vez el último héroe activo de las guerras de reforma y en contra del fallido imperio europeo ¡Es ver a una estatua viviente!
-Mire señor presidente- contesta Justo Sierra – Madero ha construido todo un sistema de simpatizantes con lo que él ha denominado “Mis clubes” donde varios de ellos se patrocinan con el dinero de donaciones, a pesar que puede pagar toda su campaña ¡Pide ayuda para lograr llegar más! -¿Es verdad que el general Venustiano Carranza le brinda ayuda? – ¡Sí señor presidente! . contesta Limantour, prosiguió: ¡No solo eso! Ayuda en la logística de cada evento, envía hombres al cuidado y escuchar lo que la gente dice, hace un reporte y luego se lo envía al propio Madero – ¿Quién es el mando de Carranza? – ¡Bernardo Reyes presidente! – ¡Mándenmelo traer a la capital! Y tú anota bien:
“… con carácter de urgente contra la figura del presidente de la república se ordena la aprensión del ciudadano Francisco Ignacio Madero González bajo el delito de ultrajes a la autoridad y conato de rebelión, así como los que resulten del día de hoy a la llegada Monterrey Nuevo León, firma Porfirio Díaz…” Se recibió la orden y Limantour de inmediato se la dirige al secretario de gobierno para su ejecución.
Centro de la ciudad de Monterrey, Hotel Iturbide, tarde del 6 de junio de 1910.
La sesión del día había comenzado con Madero haciendo sus ejercicios de respiración para entrar a un estado donde fuera propicia contactarse con alguna persona del otro lado, bajo una estricta meditación logró hacerse de varios a los que consideró coroneles liberales por el uniforme, a uno le faltaba un brazo, otro más la pierna, algunos con el estómago gangrenado con abiertas que supuran líquidos lixiviados cadavéricos, todos se acercaron al espacio que había concedido Madero, les preguntó:
-¡Díganme quiénes son! ¿Acaso espíritus que vagan? ¿Son simples almas que penan buscando ayuda? Decidme… – ¡Huye Madero! Se ha dado una orden para capturarte, vienen por ti, seguro no tardan, debes tener cuidado ¡Tus hombres más leales están coludidos! – Mientras le mandan el mensaje pasan por frente de su vista ¡Con gritos aterradores!
Madero no tomó importancia, los hombres de Carranza le cuidan escrupulosamente, su hermosa Amira duerme en la misma recámara, al son de sus quimeras que seguro están al tanto de su tierra y sus costumbres ¡Se escucharon disparos fuera del hotel! ¡Madero tomó su maleta que siempre tiene preparada y despertando a su amada corrieron por las escaleras! A unos simples pasos de la carroza tomaron por subirse cuando un piquete de soldados de Díaz le hacen la parada.
-¡Detente sedicioso! Estás bajo arresto del presidente de la república Porfirio Díaz bajo los delitos de ultrajes a la autoridad y conato de rebelión, le solicitamos no resistirse ¡Evítenos la pena de disparar! – ¡Les sirvo más vivo coronel! – esgrimió preocupado – ¡No ponga a prueba mis límites señor! Sigo instrucciones, debo presentarlo a la comisaría de San Luis Potosí-.
¡En el reflejo del vidrio del hotel Madero observa a quienes le advirtieron de la captura! Quienes solo hacen por desfigurar su rostro con muecas extravagantes, sin dominio, viendo hacia el cielo ¡No lograron el cometido!
Continuará…
