LA APUESTA DE ECALA
El colimense Miguel De La Madrid Hurtado, un tipo de buena imagen y respaldado por el Banco Interamericano de Desarrollo, que buscaba darles continuidad a proyectos ya financiados, pretendían que México dejara las vías de desarrollo y comenzara el crecimiento de aquellos años de la postguerra —6.3% anual en los 50´s— y que de una o de otra manera, recuperaran lo prestado —ilusos—.
Así al llegar a la presidencia, una de las encomiendas del BID fue la de rastrear el movimiento de fortunas en dólares que estaban en algunos bancos de Miami, mismos que reportaban —como le hacen constantemente a la federación americana y a sus senadores— de personas que “no conocen” o como decían los reportes:
Without last name.
De esta manera el nuevo presidente de México de una vez y por todas, tenía que enterase de aquellos que, gracias a su esfuerzo y tenacidad, habían guardado algunos dineritos en alcancías de los “gringos”, claro en dólares y con una rentabilidad de las más altas.
Sin temor alguno tomó el teléfono y le marcó a Fidel Velázquez —a De La Madrid Hurtado no le temblaba la mano contra el líder de la CTM, debido a que ya se le aminoraba cansado y era parte de un sistema que había hecho todo lo posible por no desaparecer, inclusive manipular con la televisión a las personas— pero sabía que él no iba a tener empacho en regañar a uno de sus delfines.
—Don Fidel buenas tardes, en mucho agradecería me acompañara a un breve desayuno, solamente para tratar los temas de comienzo de sexenio que nos apuran a ambos.
—No tengo ganas
—¿Cuándo considera le darán ganas Don Fidel?
—Posiblemente en tres años
—Bueno, pues me indica cuando le tomaré la cita, pero no sin antes avisarles que voy a sacar en los medios nacionales y extranjeros, los nombres de aquellos que tienen cuentas en Miami, específicamente en el Chase Bank International.
—¡Ya me dieron ganas! — le reviró enfático.
A finales de 1982 México vivía en extremo un desajuste económico con la nacionalización de la banca, cuando a los privados se les obligó a entregar el último bastión del anti-populismo, que a sangre y sudor tenía una larga existencia de manejo de los recursos financieros del país.
Pero antes de la jugada del presidente López Portillo hubo llamadas en horarios nada gratos para los receptores, en una simple frase se localizaba los pasos a seguir en diferentes esferas de la élite política:
«Se descentraliza el banco de México, abran cuentas en el Chase Bank en Miami, aquellos que tengan oportunidad, ahora sí, los petro bonos serán la garantía que buscábamos»
Para el día 1º de septiembre de 1982, esta llamada solo la recibieron no más de 10 personas.
López Portillo no sabía qué hacer con una balanza que le aumentaba los intereses a nivel internacional, el 70% de devaluación del peso, el despido de miles de burócratas para “ajustar los gastos del gobierno”, ya años antes de nacionalizar la banca, el presidente López Portillo había amagado a los banqueros con la famosa frase:
«los bancos trabajan bajo concesión del Estado» durante muchos días a esta jugada se le conocía en los pasillos de presidencia como la “quinta opción”
Los banqueros esperaban esta jugada y sigilosamente fueron trasladando dólares a los bancos americanos, cosa que de inmediato vio el presidente Portillo y buscó hacer lo mismo, sin saber que los propios banqueros dejarían huellas de los movimientos del cliente “obsidiana” como se le conocía en clave su nombre.
Cuando llegó Miguel de la Madrid a la presidencia, dentro de los primeros reportes a considerar fueron estas jugadas financieras, los nombres de los involucrados la relación del movimiento de los dólares con aquellas acciones que se dejaron de hacer, una de ellas específicamente: el plan nacional de desarrollo industrial para el estado de Querétaro.
Rafael Camacho Guzmán, un hombre de verdad curtido dentro de los estándares del sindicalismo, del control total de las decisiones y en mucho, un gobernador que buscaba en todo momento ayudar a los más necesitados, también le costaba trabajo adentrarse a esto de las políticas “neoliberales” del nuevo presidente Miguel De La Madrid.
A kilómetros se notaba que al presidente no le caía bien Camacho Guzmán e iba a hacer todo por apoyarle —el segundo al primero— con tal de que no se estableciera un desajuste de las políticas de López Portillo —que a Camacho le agradaban— pero que algunas no alcanzaba a comprenderlas en todo, cuando de capitalismo y nuevas inversiones se trata.
El mapa geopolítico de diciembre de 1982 era de por sí ya complicado, como para que nuevas estrategias fueran aprendidas.
«perro viejo no aprende nuevos trucos»
Comentaba Camacho Guzmán a sus cercanos, mientras abordaban la camioneta que los llevaría a la cita con el presidente de la República —tanto a la comitiva del gobernador, como a los periodistas que cubrían la fuente—.
Al llegar a palacio nacional, la sorpresa fue mayor cuando solo lo dejaron entrar a él, ni a su comitiva que le llevaba unos regalos de parte de artesanos de dulces típicos, ni a periodista alguno.
—Huele a regaño— balbuceaba el gobernador.
Al ingresar la amabilidad y el control total del presidente, la alegría que le acompañaba y la sana sonrisa, así como un abrazo fraternal, le permitió a Camacho respirar —porque ya venía sudando— a lo que, en el abrazo, el presidente se dio cuenta.
—Vamos gobernador bienvenido, dígame ¿cómo está Querétaro?, supongo que a todo que dar, se hablan de millones de dólares del banco interamericano de desarrollo invertidos en parques industriales y algunas empresas que se miran con algunos porqués, pero nada que no nos permita caminar… ¿qué no?
—¡Ni hablar presidente se las sabe todas! le traigo buenas noticias, muchas de ellas cercanas a mantener a la gente contenta y acercándoles servicios, trabajo y bienestar.
—Se que tienes al estado en saldo blanco.
—No se crea presidente, trabajo me ha costado, pero ya ve como es uno ¡entrón como el que más! y pues tratamos simplemente de dar con los que se portan mal y darles un buen escarmiento.
—Dime gobernador ¿cuál es tu proyección de crecimiento del estado para estos últimos años? se avizoran tiempos difíciles, y los vientos no nos van a favorecer, desde ahorita te digo que voy a soltar el dólar a que fluctúe libremente, es lo mejor y los gringos no nos bajan de estar en la banca rota por haber nacionalizado la banca.
—¡Que pendejada! — se le salió al gobernador decirlo.
—Coincido, pero ahora tenemos que llevar lo que se avecina, estoy pensando en que aparte de deslizar el peso con el dólar, logremos subir el salario un 6%, vamos a aumentar el precio de varios productos de la canasta básica, pero no vamos a tocar la gasolina, vamos a apoyar la agricultura como nadie y tengo que renegociar la deuda…
—No pues, ¡lo veo bien presidente!
—Mira mi Cacho, te lo voy a decir bien claro, requiero de tu apoyo para que las obras que hagas en tu estado, estén alineados al plan de desarrollo industrial de los años 50´s —le entregó un libro del tema— y establezcas un presupuesto para lograr que las familias tengan trabajo y desarrolles regiones que andan muy abandonadas, seguramente tu sabrás cuales, si logramos esto, el BID nos dejará en paz con la fiscalización de los dineros aplicados y pues tendremos piso para el crecimiento.
—Me parece excelente propuesta presidente.
—Mira Cacho, te tengo un proyecto que te puede interesar, si logramos construir un estadio profesional en tu estado, tendríamos la oportunidad de lograr que el mundial se lleve a cabo en México, eso nos traerá dólares de inmediato, esto lo está gestionando Azcárraga, pero nos piden plazas cercanas y bien comunicadas ¿le entras? pero solo vamos a utilizar materiales mexicanos, porque no podemos comprarlos por nuestra banca nacional.
—¡Está hecho!
Palacio de Madero 70, reunión entre Camacho Guzmán y el presidente municipal René Martínez Gutiérrez —el primer presidente municipal de Querétaro que tuvo regidores de otros partidos de oposición—.
—Mira cabrón te tengo una encomienda y quiero que le des celeridad, vamos a construir un estadio profesional de fútbol, y vas a ser el encargado de conseguir los terrenos, y desde ahorita te digo me vale madres como le haces ¡pero lo haces!, vamos a hacer un concurso y el proyecto más chingón “ese queda”, desde ahorita diles a tus lambiscones que vayan buscando que todos los materiales los tenemos que comprar en el país, por esto de la pinche banca nacionalizada.
—Así se hará Sr. Gobernador.
—Escoge los “wueyes” que sirvan de jurados y quiero al Ing. Alejandro Olguín Villegas y a su hermano Javier, para que sean los estructuralistas y que los arquitectos lo diseñen, ya platicamos con Don Fidel y él también le va a entrar a lo de los dineros, además del presidente de la república que me tiene bien encargado el proyecto.
—Así lo haremos Sr. gobernador.
A partir de ahí la prioridad —dentro de varias como el nuevo Auditorio, el General Arteaga, las obras de la Sierra Gorda y los nuevos parques industriales— fue el estadio profesional de fútbol.
Cuando el Arquitecto Luis Alfonso Fernández Siurob le enseñó el proyecto al gobernador —una vez que fue el triunfador y cumpliendo con todos los requisitos solicitados— a Don Rafael Camacho no le gustó.
—¡No mames arquitecto parece el estadio azteca!
El arquitecto toda educación y gallardo no se inmutó, prendió su cigarrillo y escuchó atento, ya sabía de los modos del gobernador, de que era famoso por correr a la hora que quisiera a secretario alguno, y que si le llevabas la contraria, era capaz de mentarte la madre y mandar todo al carajo, pero sabía el arquitecto —por uno de los jueces del concurso— que esta obra era petición de presidencia de la república.
—Si se fija bien Sr gobernador, el único parecido con el coloso azteca es la separación de gradas bajas, palcos y gradas altas, así como un ligero toque de desviación del aire que pega en esta zona, debido a que los vientos son altos y pueden dar en la cara a los espectadores.
—Pues no le entendí ni madres, pero sigo diciendo que es el azteca en chiquito.
—Además los planos de ingeniería civil hechos por los mejores estructuralistas del país —los hermanos Olguín Villegas— nos dan la resistencia y soporte de un delicado diseño y un soporte de peso adecuado a los estándares que hoy nos marca la construcción.
—¿”Tons” no se cae?
—No, señor gobernador.
—Pues empiézale cabrón, porque el tiempo apremia y esto es a la voz de ya, así que dirígete con finanzas y ellos te darán toda la bolsa que necesites ¿Cuándo pones la primera piedra?
Cuando el Banco Interamericano de Desarrollo —BID por sus siglas— descubrió que parte del dinero del proyecto de industrialización del estado de Querétaro había sido usado para el estadio profesional de fútbol, llamaron de inmediato al gobernador Camacho:
«Miren pinches gringos, si para ustedes un estadio profesional de fútbol no les parece una construcción para el desarrollo industrial de un estado, entonces nos estamos confundiendo, una cosa de estas atrae turismo, viene mucha gente de lugares cercanos, y en poco, verán que tenemos un equipo profesional de fútbol con transmisiones profesionales, que de eso soy un experto, estas cosas jalan a industriales a esos güeyes les encanta el fútbol… y es más… si no les gusta, vayan y chinguen a su m…»
Y les colgó la llamada.