LA APUESTA DE ECALA
Luis González de Alba y Ana Ignacia Rodríguez, estudiantes de psicología y derecho de la UNAM, procuraban con firme intención lograr una entrevista con el líder de la CTM Fidel Velázquez, quien en estos años —México 1968— era el encargado de más de las tres cuartas partes de los sindicatos a nivel mundial, no solo de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres —CIOSL— sino del total de los sindicatos de Perú, Túnez, 22 sindicatos de Berlín y 5 en Bruselas Bélgica.
Esto buscaba en todo momento lograr que los obreros se anexaran a las huelgas constantes de los movimientos del 68 —en su totalidad de estudiantes— y que había escalado a estratos internacionales, si lograban que la CTM y la Central Única, así como el famoso movimiento BUO —Bloque de unidad obrera— hicieran un frente común ante el presidente Ordaz, echarían abajo los juegos olímpicos y el gobierno federal, escucharía sus peticiones.
La ingenuidad de estos dos jóvenes universitarios en tratar de lograr que los trabajadores afiliados a la CTM comprendieran sus demandas y se unieran en un gran paro nacional, les tenía el entusiasmo de la edad a tope.
Cuando llegaron a las oficinas de la CTM para una audiencia con el máximo líder sindical, fueron recibidos con atención a un alto sentido de respeto, tratados como máximos dirigentes del movimiento estudiantil —que tenía a toda la ciudad de México “patas pa´rriba” como decía la prensa internacional—.
Era buena oportunidad para Fidel Velázquez de conocer el centro real del movimiento de estudiantes.
Al ser recibidos por el secretario particular, pudieron darse cuenta del poder al que estaban enfrentando, diplomas y reconocimientos internacionales al máximo líder sindical, honoris causa de diferentes gobiernos de Latinoamérica, medallas al mérito de sindicatos en Europa y parte de África.
Una incidencia internacional en la toma de decisiones de movimientos obreros ¡era la persona indicada para que los orientara!
Mientras en otra oficina Fidel Velázquez platicaba con Díaz Ordaz por vía telefónica:
—Tengo presidente a los líderes estudiantiles de la UNAM conmigo, a punto de entrevista, ¡gírame instrucciones por favor!
—¡sácales toda la información que puedas! en especial de dónde están obteniendo lo recursos para crecer de manera tan exponencial.
—Así lo haré presidente.
Cuando se dirigió al salón de su oficina —en dónde ya estaban los estudiantes— tomó su famosa taza de café en la mano, y caminando lentamente —evitando derramar el líquido— se adentró.
Este gesto le permitió evitar saludar de mano a los estudiantes quienes se pusieron de pie y nerviosos trataron de ser corteses, los tres se sentaron y mandó Fidel que salieran todos los del recinto.
—Así que díganme jóvenes ¿qué los trae por acá? se de buena fuente que liderean unos veinte mil estudiantes, todos dispuestos a que nuestro país entre en una dinámica de cambio… ¿sí es así?
—Buenos días don Fidel… mire… gracias por recibirnos… estamos un poco nerviosos, pero ojalá y podamos pedirle las cosas claras… si Usted lo permite…
—Todos tenemos el derecho de pedir, de solicitar, pero no a todos se nos conceden las peticiones, hay muchas cosas que rodean aspectos concretos, desconozco su solicitud al presidente y como yo podría ayudar.
—¡En mucho don Fidel! —entusiasta Ignacia habló.
—Antes de todo es importante que sepan que los obreros y trabajadores de México están espantados, llenos de incertidumbre, temen que sus fuentes de trabajo se vean aminoradas y en el peor de los casos, resulten con la pérdida de su espacio laboral, debido a sus acciones que han hecho, su huelga espanta a todo el país.
—¡De ninguna manera afectaremos a los obreros! al contrario, deseamos se unan a este movimiento nacional en donde todos buscamos una transformación de México, deseamos una democracia, irnos a votaciones y que se de la oportunidad de inscribir nuevos partidos políticos comunistas, en donde los obreros tienen una gran relevancia ¡campesinos, obreros y estudiantes cambiaremos el rumbo del país!… deseamos que las olimpiadas no se lleven a cabo y que ese dinero se use en los campesinos, nuevas universidades y que se respete la autonomía de nosotros estudiantes.
—Piden mucho jóvenes… continúen.
—Deseamos que en la próxima marcha del 2 de octubre nos hagan el favor de unírsenos, nos reuniremos en la plaza de las tres culturas, deseamos sea una fiesta democrática y haremos exigencias.
—Permítanme interrumpirlos jóvenes… ¿una marcha de qué?
—Haremos un boicot a los juegos olímpicos, no permitiremos que se lleven a cabo.
—Eso es demasiado riesgoso, ya miles de personas trabajan en la organización de los juegos olímpicos y acabamos de saber de estudiantes linchados en el pueblo de Canoa en Puebla el pasado 14 de este mes… ¡las cosas están que arden muchachos!
Mientras les platicaba les mostraba los periódicos que hablaban de la matanza de estudiantes en el pueblo mencionado.
En el momento Fidel comprendió de la severidad del movimiento, ya se había escuchado que la embajada de la URSSS y Cuba estaban detrás de estos movimientos, pero también se hablaba de la CIA, la KGB e inteligencia del Reino Unido, a tal grado que de momento y cercanos a los juegos olímpicos, ni siquiera el gobierno federal sabía quiénes estaban inmiscuidos con los estudiantes.
¡Todo era un caos!
Para la tranquilidad de los jóvenes Fidel les invitó a pasar a desayunar y poder platicar ampliamente acerca del caso.
Oficina de presidencia, 22 de septiembre de 1968.
El presidente Díaz Ordaz trataba de poner las cosas en la justa dimensión, los asaltos de los estudiantes a las tiendas para robarles los productos —so pretexto de mantener el movimiento— jóvenes golpeados por sus propios compañeros, policías infiltrados que se pasaron al lado de los estudiantes y los militares siendo entrenados para un “gran operativo” dejaba claro que la intención de los estudiantes —como punto medular— era el boicot a los juegos olímpicos.
La entrevista entre Díaz Ordaz y Fidel Velázquez, tenía los tintes anteriores, no solo de informar, sino el de quedar claro que la perspectiva del gobierno era de que la justa deportiva internacional de llevarla a cabo “fuera como fuera”.
—Dime Fidel ¿quiénes pagan el movimiento?
—Los jóvenes hablan de la CIA, quienes les están pagando las comidas, les ponen los altavoces —en aquellos años México no tenía tecnología para esos altavoces— un ala de los del politécnico hablan de que el dinero lo pone la embajada de Cuba y otros —los más rijosos y de choque— hablan de militares mexicanos pagando el desorden.
—Una bomba de tiempo— exclamaba el presidente—dejemos claro una cosa ¿tus obreros no van a participar verdad?
—De ninguna manera presidente, al contrario, están avisados de no reunirse con los estudiantes bajo pretexto de ser expulsados del sindicato.
—¿Qué me dices del Sindicato Mexicano de Electricistas y su relación con el frente amplio de la juventud comunista? son de verdad un ala progresista del socialismo y los tenemos en las tripas.
—Están controlados presidente.
Los jóvenes del 68 estaban de acuerdo en algo, fueran trotskistas, maoístas o católicos, México necesitaba un cambio de régimen, el “imperio yanqui” arrasaba Latinoamérica y la operación de intervenciones en las votaciones de varios países por parte de los norteamericanos — que después se convertiría en la Operación Cóndor para aplicar políticas neoliberalistas— dejaba claro que estaba el sistema político mexicano a merced de los “gringos”.
Las alas comunistas del Sindicato Mexicano de Electricistas fue el que más participó en apoyo de los estudiantes, miles de pesos salían de sus arcas para financiar parte del movimiento, que, a ojo de los líderes del sindicato, tendría como fin —según su perspectiva— de lograr votaciones democráticas en nuestro país, en dónde colocarían candidatos de corte social y no solo el “tapado” del gobierno, que por herencia le correspondería al Lic. Luis Echeverría.
Con ello veía el SME que los estudiantes podrían ser grandes líderes políticos para el futuro cercano del país, un semillero de servidores públicos emanados de las universidades —dirían los del sindicato— serán quienes salven al país del imperio capitalista.
La primavera de Praga en Checoslovaquia —que criticaba fuerte al gobierno de la URSS por haber construido una clase política socialista y millonaria y no se tenían respuestas a votaciones democráticas por lo jóvenes estudiantes— lo de Francia el movimiento de mayo de 1968 había dejado clara una cosa a los presidentes en turno de toda la región de occidente:
«o se pone atención a los jóvenes estudiantes en sus demandas, o habrá un reguero de muertos por todo el mundo por los movimientos que exigían democracias y votaciones libres»
Los norteamericanos decidieron una mejor jugada maestra:
«doten a los jóvenes y pongan a su alcance las drogas como la mariguana, la dietilamida de ácido lisérgico LSD y los legisladores de aquel país votaron en 1968, para que no fuera delito tener estas drogas, ni en su almacenamiento ni en su uso…»
Presidencia de México estaba llena de casos que resolver y a mitad de este conflicto con los estudiantes y sindicalizados del SME, en Acapulco una millonaria asesina a su yerno el conde de Verona Cesare D’Aquarone.
Su suegra, la pintora Sofía Bassi, le había atinado cinco balazos, nunca se supo la razón, pero se le pedía clemencia de la sentencia al presidente de la república, caso que no atendió y la excéntrica millonaria cumplió su sentencia.
Se les reportaba de todo al presidente, desde lo que comían los estudiantes, hasta la manera de vestirse:
Reporte de vestimenta de estudiantes mujeres del colegio de psicología:
En 1968, en plena UNAM, todas las muchachas del entonces Colegio de Psicología llevaban vestido, medias, zapatos de tacón y peinado esponjoso a la Sandra Dee. Era raro que un joven llevara vaqueros; ninguno, por supuesto, se habría atrevido a llevar huaraches. Eso comenzaba a ocurrir por la tarde, en las carreras de Letras y Filosofía, pero se veía mal.
La revista Sucesos, servía de plataforma para que el gobierno federal supiera los pensamientos y conductas de los jóvenes:
Carta dirigida a la revista Sucesos, acerca del uso de la píldora anticonceptiva:
La píldora anticonceptiva está modificando definitivamente el concepto tradicional de la familia, que ahora puede ser asunto de voluntad y no de azar. Pero si el empleo de esta invención no se regula por una nueva moral –que todavía es indefinible–, la mujer puede verse sujeta a una nueva esclavitud.
La educación y la moral, como ahora las concebimos, castigan sutil o abiertamente toda actividad erótica de la mujer soltera. La sexualidad femenina es vista como algo demoniaco, y a menos que se la “santifique” o se la domestique mediante la institución matrimonial, es calificada como prostitución.
Firma: Angela Longoria, facultad de Letras UNAM.
Todos estos reportes le llegaban al presidente Díaz Ordaz.
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Se leía en uno de los planfetos publicitarios que llegaban a presidencia de la república.