LA APUESTA DE ECALA
Coco, una producción monumental
Sin otro afán estimado lector, que el de sobre señalar lo atinado de la cinta “Coco” de la casa productora de Disney, quien además de la múltiple producción de animación digital, dirigida y producida por el premiado animador de otras series Lee Unkrich, quien participó en el mismo Toy Story, Monstery University… por citar más.
Es una sencilla historia, pero monumental producción, que permite rescatar lo valioso de la familia, de la antropología de las cosas, de la estirpe de tradiciones y de lo valioso de ser diferente, el no seguir con lo mismo, y dejar de estereotipar el éxito como una medida, pero rescatar a la vez el orgullo de tener un apellido.
Para algunos críticos esta cinta de Coco, busca limar asperezas entre dos países hermanos, que viven juntos, pero que hace unos cuantos meses, no se hablan.
En donde las violaciones a los derechos de los migrantes, deportaciones, y ejecuciones entre otros, en donde los norteamericanos han creado un estigma de país, como si fuéramos solo violencia y narcocorridos,
En esta cinta, los colores y la viveza reflejan el México que todos añoramos, que todos vemos y que, al ser cotidiano, nos permite salvaguardar una sencilla manera de ser, el paso diario del arte por nuestras manos, se mezclan en una historia que satisface a todas las edades, gustos y estrato social.
¡En mucho! uno de los proyectos más atinados que han hecho estos productores, y que enfilan al cine, como la plataforma de la contra propuesta, que resultan de aquellos estilos ideológicos, de tratar a las minorías, como si fueran las mayorías.
Coco rescata a la familia, tan atacada en los últimos años, deja claro que las diferencias también pueden coexistir en la familia tradicional, y que no es necesario, romper a la familia para aceptar todas las expresiones psicológicas de nuestros miembros… ¡todas las conductas dentro de la familia mexicana son aceptadas y amorosamente acompañadas!
¡no hay distinciones!
El guion de la cinta es de Adrián Molina, hijo de migrantes que venían de Jalisco, en específico de Encarnación de Díaz, es quien hace brillar las notas de los personajes, crea el escenario literario, para que los encargados del arte Matt Aspbury y Danielle Feinberg, den los gráficos y la creación de los personajes que vimos en diferentes y valiosos paisajes, inspirados en las tierras de Michoacán y varios pueblos mágicos de México.
La música es de Michael Giacchino, con más de 36 películas como encargado de la musicalización de todas ellas, desde la propia Zootopia 20016, pasando por el Mundo Jurásico 20015, Misión Imposible el Protocolo Fantasma 2011, Cars 2 2011, Up 2009 y los Increíbles en 2004, por citar algunas.
Gana el Oscar a mejor banda sonora por Up en 2010, Grammys por Ratatouille 2008 y dos más por Up, dos Emmys por la serie Lost en 2008 y 2010, y premios por banda sonora de Video Juegos, por Medal of Honor: Underground y Medal of Honor: Allied Assault. Entre muchas nominaciones que le dan una trayectoria sólida.
El Montaje es de Steve Bloom y Lee Unkrich, es lo que llamamos normalmente en el cine como Edición, que consiste en articular la cinta por medio de colocar los escenarios y las tomas, para lograr darle continuidad y lógica a la historia de la película.
Es pasar de un escenario a otro y seguir comprendiendo la cinta, un arte.
Las voces Usted amable lector seguramente las reconoció, un mosaico de estrellas y especialistas da como resultado esta cercanía que buscaba el Director y Disney con los mexicanos, y fueron respetuosos en el lenguaje y los dobles sentidos, de tal forma que no se abusara de ellos, y no se cayera en la falta de calidad lingüística.
Gael García, quien es Héctor, Marco Antonio Solís como Ernesto de la Cruz, a quien seguramente le costó trabajo cantar esas notas altas, de tenor dramático bravío y colocarla en técnica operística, fue un reto como profesional en el canto.
El protagonista Miguel Rivera que busca una identidad y la música es su camino, interpretado por Luis Ángel Gómez Jaramillo, un talento de 12 años
Angélica María como Doña Elena, la controversial Elena Poniatowska como Mamá Coco, Héctor Bonilla, César Costa, el Güiri Güiri, Víctor Trujillo, entre una pléyade de estrellas.
Dan construcción al lenguaje de los personajes, no solo para parecer cercanos, sino atentos, a nuestra cultura y cercanía.
Es pues, Coco una muestra de la preocupación de Disney por rescatar y consolidar el modelo de la tradición familiar mexicana.
¡y se le agradece!
Estas muestras construyen nuestra ocupación por saber, que la familia mexicana y tal vez la latinoamericana, surgen de un acervo milenario, lleno de historias heroicas y plenas, que nos construyen como nación y nos da un respiro, en el ajetreado camino de formar a nuestras familias, bajo las tradiciones y costumbres, propias de nuestras culturas.
¿pero que pasa cuando una historia masiva y en horario estelar no abona a la construcción de la familia?
La vapuleada televisa, en su afán de atraer el famoso “raiting” ofrece en horario estelar y bajo el disfraz de una historia jocosa e internacional, la propuesta de Papá a Toda Madre.
Producida por Eduardo Meza, y dirigida por Benjamín Cann, que, entre otras teleseries, participó como director de arte o de escenas, o de escenografía en series como Antes Muerta que Lichita 2015-16, Por Ella Soy Eva 2012, Una Luz en el Camino 1998 y El Pecado de Oyuki en 1988, bajo una larga trayectoria.
En 2014 gana el premio Tele y Novelas por su dirección de escena Mentir para Vivir, y Por Ella soy Eva en 2013.
El Premio ACE de Nueva York en 1988 por El Pecado de Oyuki.
Protagoniza Sebastián Rulli y Maite Perroni, una chiquitina actriz Regina Graniewicz, como Ani Fer.
La historia narra como un Rico Fresa desenfrenado y ya cuarentón, le cae una hija que no conocía por cuestiones de sus juergas, y ahora está en el papel de un Papá soltero, hasta ahí todo bien.
El golpe a la audiencia es que hacen ver a las instituciones como la Iglesia Católica por medio de los colegios religiosos y de formación humana, como no incluyentes ni cercanos a las realidades que viven las familias, en particular, todo tipo de familias.
Hacen de una familia que vive cercana a los protagonistas, mofándose de los valores de la familia católica, mal representados por un papá doble cara y con otra esposa, Baldo Turrubiates, interpretado por Yankel Stevan, y la esposa Dulce Goyeneche, interpretada por Ana La Salvia, que por cierto, tiene un amante y abandona a sus hijos dentro de la misma historia, y procuran hacer ver, a nuestras familias, como un conjunto lleno de prejuicios y malos tratos a las diferencias.
La historia no muestra la belleza de la familia tradicional mexicana, en su esplendor y en su comunicación y camino de aceptación hacia todos los que la formamos.
No representa, en horario estelar, una antropología de quienes somos y venimos de terruños diferentes, no experimenta la construcción y la alta propuesta de las mujeres trabajadoras y llenas de metas y sueños, tanto para ellas como para sus familias.
La realidad de las familias en esta “novela”, es distorsionada hasta el punto más alto, para lograr parecer cercana a nuestras vidas, ¡no lo logran!
Las diferencias existen, y son parte de la familia, tanto en los diálogos, las creencias, las acciones y las tradiciones.
Pero dentro de un crisol familiar, dentro de un tronco llamado estirpe, todos cabemos y todos crecemos, cual distintos y similares.
Estas historias baratas y llenas de sin sentidos, son las que nuestros hijos ven, acompañados -que es lo ideal- o solos, en la ya “nana” que es la televisión (si ya se que ahora son plasmas), y que dentro de los contenidos que se observan, en la infinidad de propuestas televisivas, esta historia que muestro es de lo más “fresa” que Usted amable lector, pudiera mirar.
¡Imagine las “piores”! dirían en mi rancho.
¿Televisa porque has dejado de hacer las majestuosas producciones históricas? ¿Qué acaso el cuento plástico te sigue dejando dinero?
¿por qué no haces una producción de nuestras tradiciones? ¿de nuestras costumbres? ¿por qué no le subes las exigencias histriónicas a tus actores?
Dos propuestas le dejo hoy amable lector, una que construye y otra que distrae.
La primera es un trabajo de años, la cinta Coco, que llevó la profesionalización a sus máximos exponentes y procura abonar a la construcción de recordar lo que somos y lo que queremos ser, les dará varios Oscares, Emmys y Grammys, estoy seguro, además de que abre la puerta al cine antropológico y serio, en una gama de alegría y entretenimiento.
La segunda, Papá a Toda Madre es un grito de auxilio, de desesperación por tratar de salvar el barco, que ya chocó con el Iceberg y ha abierto un boquete en estribor.
Luego entonces amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello quede claro: ¡Tenemos el País que queremos!? Esa es mi apuesta ¡y la de Usted?…