LA APUESTA DE ECALA
El matrimonio
Hoy en día amable lector, hemos de trabaja en encontrar el secreto de los matrimonios unidos por muchos años.
¿Por qué duran tanto? ¿Se aman? O ¿Se soportan?
El Sacramento Matrimonial, -que nada ni nadie lo podrá igualar, debido a su condición de santificación- es creado por Cristo.
¡Ni más ni menos!
La Encíclica Gaudium et Spes, Constitución Pastoral de fecha 7 de diciembre de 1965 -única extraída del Concilio Vaticano II, hecha por el Papa Pablo VI- en su número 48 dice:
El matrimonio (del latín “mater”, madre y “munus”, función, es decir, función de la madre), es, para la Iglesia católica, una “íntima comunidad de la vida y del amor conyugal, creada por Dios y regida por sus leyes, se establece sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento irrevocable.”
Si habláramos jurídicamente, existen autores que determinan al Matrimonio Católico, como un contrato (que no lo es), es más bien una Institución.
Con un largo recorrido jurídico, el Matrimonio más cercano histórico, para comprenderlo desde esa perspectiva, es el instituido por Roma, allá en los comienzos de la creación de las formas correctas y el sano convivir de las personas dentro de una sociedad.
Para Alfonso Castro Sáenz, jurídico estudioso de la Universidad Hispalense, comenta en su tratado: Consentimiento y consorcio en el matrimonio romano y en el canónico: un estudio comparativo, menciona las coincidencias sólidas que existen dentro del Matrimonio Sacramental Católico, dentro del derecho canónico, y el matrimonio civil:
- a) la necesidad de consentimiento libre.
- b) la apreciación del estado matrimonial como un consortium omnis vitae (asociación para toda la vida).
- c) la madurez sexual y volitiva que se le exige a los cónyuges.
- d) el rechazo de la bigamia que en Roma conllevaba nada menos que la nota de infamia y la exclusividad del vínculo matrimonial.
Como vemos, las bases del derecho romano, aplicadas por el mismo Justiniano, último emperador de Roma, allá por el 446 d.C. y sustentado a lo largo y ancho de los siglos que duró Roma como estado, son duramente sólidas, para que hoy acompañen al Sacramento Matrimonial Católico.
Allá por los años de San Agustín (400 d.C.) una secta, los gnósticos, golpeaban duramente al Matrimonio Católico, haciéndolo flaquear, y adentrando en la sociedad una idea distorsionada del Sacramento.
Por ello, San Agustín insta a la Iglesia Católica a elevar el requisito para contraer Matrimonio, solo a aquella personas preparadas teológicamente para hacerlo (algo así como unos ejercicios prematrimoniales, tan útiles hoy día).
Los requisitos que pone la Iglesia Católica, ante los ataques constantes por los gnósticos, en los tiempos de San Agustín son:
1.- El matrimonio debía celebrarse siempre con la aprobación del obispo.
2.- Debía tener lugar en la iglesia o sitio del culto, durante los oficios eucarísticos. Esta costumbre es de las más antiguas.
3.- En general no se aprobaban matrimonios secretos; mas, por otra parte, El papa Calixto reconoció como válidos los matrimonios entre libres y esclavos.
Ya que la secta – los gnósticos- decía que el Matrimonio era solo para calmar la concupiscencia de las personas, dándole al acto sexual, una razón de pecado, dentro del mismo matrimonio.
El mismo San Agustín sostenía que:
“el matrimonio es una cosa buena y que ha sido instituido por Dios desde el principio. El pecado original no ha destruido esa bondad originaria, aunque ha dado origen a la «concupiscencia», que de tal manera afecta el ejercicio de la sexualidad que se hace verdaderamente difícil subordinar esa actividad a la recta razón.
Eso se consigue cuando se vive en el marco de los bienes propios del matrimonio: la procreación (tener hijos), la fidelidad, y el sacramento. Sn Agustín.
Pero vámonos aún a más fondo:
La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel había preparado la nueva y eterna alianza mediante la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta manera con toda la humanidad salvada por él (cf. GS 22), preparando así “las bodas del cordero” (Ap 19,7.9).
Por lo tanto.
En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo -a petición de su Madre- con ocasión de un banquete de boda (cf Jn 2,1-11).
La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo.
Es lo que el apóstol Pablo da a entender diciendo:
“Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla” (Ef 5,25-26), y añadiendo enseguida:
“Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne’. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia” (Ef 5,31-32).
Entonces a todo lo anterior.
¿Por qué duran tanto los matrimonios?, bueno pues escuchemos a los expertos:
Eulogio y Martina llevan casados casi 75 años.
Con motivo del día Mundial del Matrimonio, que coincide con la fiesta de San Valentín, el movimiento Encuentro Matrimonial les ha entregado el premio “Toda una vida de Amor 2017”. Nos dice la nota de ACI prensa del 14 de febrero del 2017.
“Paciencia y quererse mucho” es su secreto para durar 75 años de casados, el de 100 años y ella de 95.
“La gente no se aguanta una, a la primera se acaba”, menciona Marina, quien asegura que hoy todo es desechable.
Él por en cambio, comenta como se conocieron:
“Le pedí que tuviéramos una relación y me di cuenta que ella lo estaba deseando”, asegura Eulogio divertido, a lo que Martina responde: “sí es cierto, a mí me gustaba mucho, era muy guapo, muy formal, me encantaba, ¡tiene cien años y mira cómo está!”.
Y aconseja:
“No es cuestión de suerte: Hay que querer amar, cuidar la relación y la comunicación, y gestionar esas diferencias que cualquier pareja tiene. Y es que también se puede aprender a amar bien”
Entonces amigo Lector, hemos de preguntar el éxito de un matrimonio, que deseo fuera, primero que conociéramos de donde viene nuestro Sacramento Matrimonial, segundo, que jurídicamente hablando es similar uno del otro, aunque hoy día, desde la ley se quiere distorsionar.
Y por último el más importante:
Que es Instituido por Cristo, en su primer milagro público, por lo tanto, goza de la compañía del Espíritu Santo, y a su vez, es una Institución.
Institución Sagrada que construye a la sociedad y da frutos que la sostiene.
Así que ya deje de atacar al Matrimonio Sacramental, y mejor conózcalo más, no para defenderlo, sino para vivirlo.
¡Mejores matrimonios hacen una mejor sociedad!
Pero, si le pegas al matrimonio, entonces le pegas a la sociedad…
¡Así es!
Luego entonces amigo lector, no nos quejemos del México que estamos viviendo, porque en ello nos quede claro: ¡Tenemos el País que queremos!.? Esa es mi apuesta, ¡y la de Usted?…
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