Se acerca el nuevo año y hay demasiados temas en la discusión sobre lo que debe ser prioritario para el siguiente año.
No obstante, resalta que todas esas opiniones excluyen la cuestión ambiental, cuando estamos viviendo impactos graves de un cambio climático, tanto en lluvias intensas, olas de calor, sequías, cambios en los ecosistemas (pérdida de biodiversidad, acidificación de los océanos, cambios en la distribución de especies) y riesgos para la salud y la seguridad humana, como escasez de alimentos, y mayor propagación de enfermedades.
Así también aparece el tema del agua, en cuanto a su disponibilidad y distribución, la infraestructura para enfrentar las inundaciones, la salud pública, inseguridad alimentaria, daño ambiental y social, y conflictos potenciales. Pero también, la escasez y la contaminación del agua provocan enfermedades.
Asimismo, está la falta de vegetación (sobre todo en las ciudades) que impacta a la salud humana, debido a la contaminación del aire, ya que los árboles purifican el aire y producen oxígeno. Y su ausencia o débil presencia aumenta la contaminación atmosférica, lo que a su vez incrementa los casos de enfermedades respiratorias. Pero también, ésta falta de vegetación se asocia con un mayor riesgo de depresión, ansiedad y estrés (La solastalgia es la tristeza, pena o angustia causada por la pérdida o el daño directo de un entorno natural querido, como el deterioro de un paisaje familiar debido al cambio climático, la contaminación o la urbanización.) Lo cual, se debe a que los espacios verdes ofrecen un refugio tranquilo, una visual verde y olores naturales de terpenos, promueven la actividad física, facilitan la interacción social y reducen la exposición a la contaminación del aire y el ruido, todos factores que contribuyen positivamente a la salud mental. La carencia de estos beneficios puede llevar a un menor estado de ánimo, una mayor fatiga atencional y una sensación general de menor bienestar.
Visto en su conjunto, podríamos decir que los principales retos para el 2026 se ubicarán en:
Cambio climático
El Agua
Y la vegetación.
Y alguien se preguntará sobre la energía, pues bien déjenme decirles que efectivamente hay otros tantos temas ambientales urgentes, importantes e impactantes, pero de lo que se trata es de priorizarlos a fin de concentrarnos en los principales, que no necesitan demorarse.
Si entendemos que, hay que reducir las emisiones contaminantes para evitar los impactos climáticos, que hay que invertir en infraestructura preventiva para enfrentar eventos hidrometereológicos, y contribuir a revegetar con mayor cantidad y especies nativas los espacios urbanos desocupados o vacíos, entonces, las políticas públicas, marcos legales y las inversiones deben orientarse en ese sentido.
Cualquiera de estas tres cuestiones ambientales, que actúan de manera interrelacionada, pueden, de no atenderse, ocasionar serios problemas sociales, económicos, políticos y ambientales.
Además, estos tres ejes ambientales, inciden en mejorar o empeorar la pobreza y con ello, la desigualdad.
Hay que ir logrando descarbonizar la economía (lo que implica, eficiencia energética, transición a energía renovables, movilidad colectiva, no uso de carbón); incrementar la disponibilidad de agua (infiltración a los acuíferos, captación de agua de lluvia, bordos, eficiencia hídrica, aumentar el caudal ecológico) y aumentar los espacios verdes urbanos (con especies nativas, eficientes en agua, y resistentes a sequías y plagas).
Sé, porque me lo han dicho muchas personas, que cada artículo, ensayo, nota periodística, discurso o publicación en redes sociales, hacen una serie de recomendaciones y a veces contradictorias, y terminan por no saber a qué hacer caso. Pero lo primero, es entender el problema y lo segundo, es pensar en lo prioritario y, en tercer lugar, imaginar la solución.
No hay que perder de vista el razonamiento para saber qué es lo procedente, pues ahora con motivo de la innovación y la IA se presentan ideas absurdas, como nuevas, innovadoras o mejoradas, cuando en la realidad no tienen sustento, ni viabilidad, pero si un costo que es absorbido por todos.
Por ejemplo, en el tema del agua, sin duda una buena política hídrica, consistiría en permitir el aprovechamiento del agua de lluvia, que incluya medidas para la recarga de los mantos acuíferos, la reparación oportuna de fugas, la construcción de infraestructura hidráulica preventiva, así como la creación de una cultura sobre el cuidado del agua. Pues es bastante claro que el futuro del país está ligado al uso del agua.
Y lo mismo ocurre con los espacios verdes, pues son evidentes beneficios como Mejoran la calidad del aire, pues los árboles y plantas actúan como filtros naturales, atrapando partículas nocivas y absorbiendo dióxido de carbono. Además, Regulan el clima, ya que ayudan a reducir el calor en las ciudades y a controlar la humedad, disminuyendo los efectos del cambio climático. Y por otra parte, proporcionan hábitat y alimento para especies de plantas y animales, como insectos polinizadores, y ayudan a filtrar el agua de lluvia, reduciendo la posibilidad de inundaciones. Ya sin mencionar que reducen el estrés y mejoran la salud mental, pues estar en contacto con la naturaleza está asociado con una disminución del estrés, una mejor salud mental y una mayor satisfacción con la vida.
Además, fomentan la cohesión social y sirven como puntos de encuentro y recreación, fortaleciendo los lazos comunitarios.
Y en relación con el cambio climático, podemos decir que es importante pues al disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuimos a limitar el calentamiento global, mejorar la calidad del aire y preservar los ecosistemas.
Y en añadidura, se considera que es una medida directa para combatir el aumento de fenómenos meteorológicos extremos, la subida del nivel del mar y la pérdida de biodiversidad. Y si logramos disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, protegemos la salud pública al mejorar la calidad del aire, conservamos recursos naturales finitos y aseguramos un futuro sostenible para las generaciones venideras.
Así es que en el 2026 fijemos nuestras metas en:
Reducir nuestra huella de carbono, para combatir el cambio climático
Adoptar una visión integral en el manejo del agua
Y aumentar y conservar los espacios verdes urbanos.
