(Primera Parte)
Sin duda alguna, habrán retos ambientales en el 2024, máxime cuando el cambio climático esta generando grandes impactos en el planeta, así como el declive de la biodiversidad y la seguridad hídrica.
Sin embargo, hay otros retos igual de importantes, sobre todo para la zona metropolitana de Querétaro, como lo son:
La protección, conservación y restauración de los suelos.
La visión ambiental metropolitana.
Y el Modelo de gestión ambiental de la administración pública.
Iniciemos por la primera que se refiere a la problemática de los suelos. Pues resulta que la degradación del suelo es una preocupación ambiental urgente que ya lleva tiempo afectando muchas regiones en todo el mundo y, el municipio de Querétaro, no es una excepción. Ya que el suelo importa en términos ecológicos, y es clave para el sostenimiento de la biodiversidad, la agricultura, y hoy en día para la captura de CO2.
Los humanos siempre hemos dependido del suelo, pero lo ignoramos y aún más desconocemos su gran riqueza de biodiversidad. Empero, los organismos del suelo contribuyen a una amplia gama de servicios esenciales del ecosistema del suelo y se puede hablar de que su abundancia es enorme, pues, por ejemplo, un metro cúbico de tierra de pastizales puede albergar miles de millones de organismos (10 millones de nemátodos, 45 mil lombrices de tierra, y enquitreidos, 48 mil ácaros y colémbolos, cientos de miles de protozoarios, algas, hongos y miles de bacterias).
La biodiversidad del suelo contribuye a las siguientes funciones:
Mantenimiento de la estructura del suelo
Mantener la fertilidad del suelo por la descomposición de la materia orgánica y el reciclaje de nitrógeno, carbono y otros nutrientes
Regulación de los procesos hidrológicos del suelo
Intercambio de gases y captación de carbono
Contribuir a la purificación del aire y el agua al degradar los contaminantes
Descomposición de materia orgánica
Contención de plagas, parásitos y enfermedades
Recursos de alimentos y medicinas
Relaciones simbióticas con las plantas
Control de crecimiento de las plantas
No obstante, la relevancia del suelo, éste ha sido tratado, moldeado y transformado en función del crecimiento de la ciudad (una visión urbana) y su modelo de desarrollo económico. Ello es así, que, en el principal instrumento de ordenación del territorio, como lo es el Ordenamiento Ecológico Territorial local y regional, que datan de hace cerca de 10 años, el suelo no fue objeto de protección o conservación como tal a pesar de que en su diagnóstico se dice: “La mayor parte del territorio del Municipio de Querétaro está en riesgo de erosión severa y muy severa si no se mantiene una cobertura vegetal sobre los terrenos. Las zonas de erosión potencial ligera o sin erosión corresponden a terrenos de zonas bajas o zonas de pendientes ya urbanizadas, las cuales protegen al suelo contra la erosión, pero generan escurrimientos mayores que potencializa las inundaciones”, es decir como una categoría de una Unidad de Gestión Ambiental UGA, pues tan sólo en algunas UGAs se refieren en su política, a la restauración del suelo. Y es que habría al menos tres razones fundamentales para considerar al suelo en el Ordenamiento Ecológico, y no sólo como los distintos usos de suelo (habitacional, comercial, industrial, turístico, agrícola o de protección ambiental), y la primera razón consiste, en valorar al suelo por sus servicios y funciones esenciales ecosistémicas, y el aporte que hace a la interdependencia con el sostenimiento de la biodiversidad y la grave situación del suelo (“La superficie sin erosión aparente es de alrededor del 46% de la superficie municipal; la erosión ligera cubre un 9% de esta área ; la erosión moderada se presenta en un 29%, mientras que la erosión severa en el 13% y la erosión muy severa se presenta en el 3% del territorio”, según el Programa de Ordenamiento Ecológico del Municipio de Querétaro), además, que en el Ordenamiento Ecológico Regional del Estado se recomienda “Propiciar la retención de los suelos en las zonas más susceptibles a la erosión” y que dentro del Ordenamiento Ecológico Local en los usos del suelo No Urbanos se consideran las “obras de conservación de suelo” ; la segunda, versa sobre el valor de almacenamiento de carbono, en el actual contexto de cambio climático y, la crisis de agua, en la cual el suelo juega un papel relevante, en la filtración del agua de lluvia y el mantenimiento de la humedad. De ahí, que se requiera crear un marco regulatorio (reglamento municipal de protección de los suelos o una Ley Estatal de Protección, Conservación y Restauración del Suelos) pues debe sin excusa alguna, incorporarse el suelo como un factor a proteger, conservar y regenerar y; la tercera, es que el suelo juega un rol en el control del proceso de desertización y desertificación (La desertización es un proceso natural de expansión de los desiertos originado fundamentalmente por causas geomorfológicas y climáticas, y la desertificación es un proceso complejo de degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas – Que ocasiona, pérdida de especies animales y vegetales, suelos fértiles productivos y de ecosistemas. Disminución de la producción agrícola e inseguridad alimentaria-. Y que se debe a múltiples factores antropogénicos.) El proceso de Desertización que avanza del norte hacia el sur de México, encuentra como última barrera de contención la cuenca del Lerma en el Bajío, y por eso, Querétaro tiene un rol estratégico en las medidas y gestión de control, riesgos y reducción de la vulnerabilidad ante la sequía, la desertización y desertificación.
Dicha degradación del suelo en Querétaro adquiere múltiples manifestaciones que abarcan la erosión, la compactación, la salinización y la pérdida de materia orgánica.
El siguiente reto trata sobre la visión ambiental metropolitana en tanto que hemos pasado de los indicios a la prueba contundente del problema consistente en: el de la coordinación de las políticas y acciones de las diversas entidades administrativas sobre las que se extiende el fenómeno urbano. “Así, el asunto metropolitano no es un fin en sí mismo sino un medio para atender esas problemáticas en un contexto de fragmentación político administrativa. La solución metropolitana consiste en resolver problemas comunes de parte de un conjunto de municipios con agendas y lógicas de gobierno distintas (Kunz, 2015). En este sentido, se propone abordar la cuestión como un proceso de desconstrucción territorial del municipio, para transitar al modelamiento de Re-territorialidad bajo este manto común llamado zona metropolitana. La esencia ambiental de lo metropolitano, exhibe varias fibras que a saber se componen de:
1. La Metrópoli como proceso de Re-territorialidad
2. El agua, como cosificación de un conjunto de relaciones sociales, económicas, políticas y ambientales del espacio que alberga a la gran metrópoli.
3. Los bienes y servicios ambientales comunes, que son soporte de vida
4. La gestión de la contaminación atmosférica y el cambio climático
5. La producción agrosostenible de la periferia
6. Uso de energías alternativas
7. La biodiversidad como soporte y calidad de vida.
8. La Economía verde metrolocal
Por ello, cuando nos adentramos a las arterias del proceso de metropolización, en su etapa transicional, observamos, visto como disruptivo, que las entidades institucionales locales, mantienen su inercia municipal y sólo toman recursos públicos para llevarlos a su mirada local, cuando en realidad, pierden la visión de aquellos bienes y servicios de base metropolitana, que sólo así pueden ser funcionales. Para ello, hay que sentar una de las bases del nuevo sistema de gobernabilidad metropolitana, que se antoja como primaria, en tanto construcción del espacio bajo pautas que exceden lo local pero que los atañe en plena interdependencia, es decir, que la nueva gobernanza debe tomar en sus manos un instrumento con criterios compartidos en cuanto al orden y uso del territorio bajo la pauta metropolitana.
“Por ello, la ciudad en su relación con el entorno ambiental, ha transitado por diversas políticas públicas desde aquellas sectoriales, hasta las actuales que se conceptualizan como transversales, no obstante, ambas son limitadas para dar respuesta a la complejidad por la que transitan”. (Angulo, 2012)
La zona metropolitana ya en el 2013, de acuerdo a la Secretaria de Desarrollo Urbano y Públicas (SDUOP) apuntaba que (la cual comprendía a los municipios de El Marqués, Huimilpan, Querétaro y Corregidora), presentaban crecimientos poblacionales de 5 y 6.7%, mientras que la media estatal era de 2.7 por ciento. Y que la población de la zona metropolitana de Querétaro era de 1 millón 97,025 personas, de las cuales, y la capital albergaba el 73%.