Una de las familias más tradicionales y panistas de Querétaro sufrió el asalto de su casa en la calle de Guillermo Prieto, a la vuelta de Palacio de Gobierno y a plena luz del día. En ese domicilio viven desde hace 80 años y nunca habían víctimas de la delincuencia. Por fortuna solo quedó en el susto (la dueña fue atada delante de sus nietas) y en el robo de valores personales. Ya no hay respeto.
Agua puerca, ni de lejos ni de cerca.