Protegido durante cinco años como presidente de Colón, a pesar de sus contantes escándalos y evidente enriquecimiento, ALEJANDRO OCHOA VALENCIA renegó de su patrón y hasta se declaró aspirante a la gubernatura. En ese momento decidieron aplicarle la máxima de “a los amigos justicia y gracia, a los demás justicia a secas”.
Él dejó de ser amigo. Loco y ratero ya era.
Agua de Colón mándenle a prisión.