Daniel de la Fuente
Los libros que el recién terminado 2024 se colocaron en el gusto de escritoras y escritores abarcan un amplio registro que va de la narrativa al ensayo o de la poesía a la crónica periodística. Aquí los títulos que seleccionaron.
“León de Lidia”
Myriam Moscona
Recomendación de David Toscana. León de Lidia, de Myriam Moscona. Una historia de familia que se escapa de los lugares comunes. Narrada con un fino y significativo sentido del humor. Un vaivén entre la ficción y la realidad en el que sale ganando la nostalgia. Mezcla de muchas imágenes de gente, tiempos y lugares. Mucho se dice en ladino sin que hagan falta notas al pie. Una excelente lectura para quienes también leyeron Tela de sevoya.
Otros libros: El caballo dorado, de Sergio Ramírez. Una historia muy adulta con un aire infantil. Y si hablo de no ficción: Spinoza en el Parque México, de Enrique Krauze. Es una entrevista, pero es un ensayo. Rico en anécdotas personales que trascienden lo personal. Una mirada con profundidad intelectual e histórica al mundo de los judíos. Y, sobre todo, un elogio a la libertad, con Spinoza en medio de todo como director de orquesta.
“Spinoza en el Parque México”
Enrique Krauze
Recomendación de Gabriela Riveros. Escrito por el historiador, analista político y crítico cultural Enrique Krauze, Spinoza en el Parque México me parece una obra fundamental para entender nuestro presente como ciudadanos del mundo y como mexicanos.
Escrito a manera de diálogos entre José María Lassalle y el autor -recurso que vuelve ágil y amena su lectura, que privilegia la tolerancia- esta monumental obra nos zambulle en un fascinante viaje por la historia de las ideas que nos conforman. No sólo es autobiografía y memoria personal del autor, sino que también es su autobiografía intelectual, un agradecimiento íntimo a sus maestros, a los intelectuales emblemáticos del siglo 20 -historiadores, filósofos y poetas- que han deconstruido y renovado las diversas formas de pensamiento.
Este libro de Krauze es un magistral punto de partida para detonar la reflexión, la conversación y, por ende, la libertad de pensamiento.
Otro libro: La historia de los vertebrados, de la escritora, filóloga y diputada española Mar García Puig. Aborda temas silenciados y esquivos desde una mirada franca, original y contundente. Una novela sobre la ansiedad y las obsesiones personales, una narrativa que desmenuza la historia de la locura femenina, la construcción simbólica alrededor de la maternidad y que, por lo mismo, profundiza en la condición humana y la lleva al plano de lo universal.
“La clase de griego”
Han Kang
Recomienda Margarito Cuéllar. El 5 de diciembre del año que está a unos días de partir empezaron a circular en el mundo de las letras algunas obras de Han Kang, ganadora del Premio Nobel de Literatura correspondiente a este año. Entre ellas está La clase de griego, que había leído de manera parcial. La verdad me enganchó su narrativa.
Es un tipo de literatura fragmentaria en cuya historia se rompen muchas cosas, pero narrada en un estilo preciso, contundente y agudo que termina siendo una obra intimista cargada de una belleza en la que la poesía y el pensamiento se hacen presentes de muchas maneras. Los protagonistas van del miedo a la angustia y de la ruptura al dolor: perder la voz y la custodia de los hijos, al fin de cuentas no es cualquier cosa.
Otro libro: Baumgartner, de Paul Auster. La última entrega del autor neoyorquino trae una alta carga de azar y arenas movedizas. El amor, la ausencia física de su esposa, la enfermedad, las dificultades cotidianas que implica la vejez son hilos que dejan al final una obra abierta, pero plena de sorpresas gratas e ingratas, además de un humor que raya en la mordacidad.
“San Fernando: Última Parada”
Marcela Turati
Recomienda Lorea Canales. El libro más importante que leí este año es San Fernando: Última Parada. Viaje al crimen autorizado en Tamaulipas, de Marcela Turati. Este testimonio periodístico del crimen en nuestro país fue publicado a finales del año pasado, pero vale la pena resaltarlo por su envergadura.
La investigación de Turati a lo largo de más de 12 años describe la violencia que ha asediado al país y la impotencia e imposibilidad de combatirla. Es un libro duro, cala, porque es casi imposible imaginar tanto desprecio a la vida de los más vulnerables, pero Marcela ya ha hecho el trabajo valiente de investigar. A nosotros nos queda el de abrir los ojos y, cuando menos, cobrar conciencia.
Otros libros: Cuidar de ella, de Jean-Baptiste Andrea; James, de Percival Everett; Tatuajes en el corazón, de Gregory Boyle; El alrevesado emperador de China, de Isaac Bashevis Singer; Las furias invisibles del corazón, del irlandés John Boyne; Carcoma, de Layla Martínez; La estación del pantano, de Yuri Herrera, y Tu sueño imperios han sido, de Álvaro Enrigue.
“Aquí no sobran los sombreros”
Francisco Serrano
Recomienda Daniel Salinas Basave. Mi primer libro elegido es Aquí no sobran sombreros, del poeta regio Francisco Serrano, que oscila entre la crónica urbana, el ensayo filosófico, el espontáneo aforismo y el fragmentario diario íntimo. Un libro que de mil amores se bebe una cerveza con sublimes monotremas como Prosas apátridas, de Ribeyro, o El oficio de vivir, de Pavese.
Así como la esencia de Pessoa es inseparable del Chiado en Lisboa Antigua y la de Baudelaire es pura piel de Montparnasse, me es imposible leer a Serrano y no sentirme en las calles del primer cuadro regio.
Hay una ciudad derritiéndose en la red neuronal de Pancho, una cartografía urbana metamorfoseando en párrafos siempre furtivos. De su sombrero de cronista brotan conejos que pueden llevarte a un desquiciado país de las maravillas yaciente en Aramberri o Carlos Salazar.
Discípulo y heredero del mítico Samuel Noyola, Serrano es bardo y centinela de un Monterrey cada vez más espectral, errabundo caminante de las cuadras en extinción de su parte más antigua.
Si como poeta Francisco Serrano es pura estirpe del Siglo Oro y su Bóreas y el Sol me hizo pensar en un Quevedo exiliado a la Sultana, como cronista me ha sorprendido su transparente sencillez.
Otros libros: Bestiario del bibliófilo, de Ricardo Tatto; La llamada, de Leila Guerriero; Baumgartner, de Paul Auster; Dios fulmine a la que escriba sobre mí, de Aura García-Junco; Fortuna, de Hernán Díaz; Maniac, de Benjamín Labatut; Las muertes de Genji, de Vicente Herrasti; La figura del mundo, de Juan Villoro, y Libre. El desafío de crecer en el fin de la historia, de Lea Ypi.
“Poesía de la Cábala”
Peter Cole
Recomienda Jeannette L. Clariond. Poesía de la Cábala es una recopilación de textos pertenecientes a la espiritualidad que permea la península ibérica de los siglos 9 al 15. Lo hermoso y rescatable es la seriedad de Peter Cole, quien durante 30 años se dedicó a descifrar los textos de diferentes cabalistas, de ascendencia judía e Islámica por igual, un humanismo al que debemos tender. La traducción de Aurelio Major es inmejorable.
Otro libro: Un incesante caer de estrellas en la nada, de José Eugenio Sánchez, poeta congruente, serio, con irrefutable capacidad de síntesis. Posee una visión agria de la vida que sabe disimular con esa risa irónica que lo ha caracterizado siempre. Su indignación la muestra con frescor y un gran sentido del sarcasmo.
“El último show del elegante Joan”
Luis Humberto Crosthwaite
Recomienda Pedro de Is.a Comienzo con el retorno de uno de nuestros grandes autores: Luis Humberto Crosthwaite, quien en El último show del elegante Joan nos recuerda que la buena literatura no tiene por qué ser solemne, sino que el humor es una de las bellas cosas que nos diferencia del resto de las especies de este planeta. Ese libro se lleva el Premio del Retorno del Año.
Otros libros: El espía del Inca, de Rafael Dumett. Premio Descubrimiento del Año. Mujer con botarga, de Irasema Corpus. Premio Revelación del Año. Caminantes, de Eduardo Antonio Parra, que no necesita premio, y Suerte de principiante, de Julián Herbert, Premio Ensayo del Año.