Hasta hace unas semanas, las acciones de la presidenta Claudia Sheinbaum para apaciguar al presidente Donald Trump conformaban lo que en inglés se denomina “low hanging fruit”, esto es, ha ofrecido a Estados Unidos los frutos más fáciles de recolectar. Así, el gobierno ha detenido a narcotraficantes que antes se habían escondido exitosamente, ha desmantelado laboratorios que no existían y ha confiscado cargamentos de droga que solían circular con facilidad por el territorio nacional. Criminales que usaban el sistema judicial para evitar su extradición, se convirtieron en una amenaza a la seguridad nacional, y fueron entregados de manera expedita al gobierno de Estados Unidos.
Estas acciones permitieron que la presidenta Claudia Sheinbaum convenciera a Trump de diferir la imposición de aranceles. Pero, si siguen las presiones de Estados Unidos, el gobierno mexicano tendrá que tomar decisiones más complicadas, tanto en el plano político como económico.
Por ejemplo, la presidenta tendrá que considerar iniciar procesos judiciales en contra de, y posiblemente extraditar a, figuras políticas cercanas a su partido. Tendrá que sopesar si procede en contra de los sospechosos más evidentes de colaborar con el crimen organizado, como el ex gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, y el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, o contra miembros de su gabinete que han sido vinculados con el financiamiento de campañas electorales con recursos de organizaciones criminales o actividades ilegales, como el huachicol. En lo económico, la incertidumbre por la imposición de aranceles podría tener efectos muy dañinos para la economía mexicana y llevar a decisiones impopulares como elevar impuestos.
Es inevitable que las decisiones que tome la presidenta Sheinbaum tengan un impacto sobre las alianzas internas que sustentan a su gobierno.
Dependiendo de su fortaleza y capacidad de maniobra, la presidenta puede optar entre tres caminos: sheinbaumismo, lopezobradorismo o nacionalismo.
El Sheinbaumismo: la presidenta construye un apoyo más amplio con base en su aprobación y popularidad. Fortalece a su gobierno integrando a aliados leales a costa de funcionarios y políticos poco fiables, sin romper con el expresidente López Obrador. Emprende iniciativas en contra de políticos corruptos dentro de gobiernos federal y estatales. Promueve políticas públicas cercanas al sector privado para estimular la inversión privada y atempera iniciativas que alejen a los empresarios. Continúa la política de apaciguamiento con Estados Unidos en materia de inmigración y combate el comercio de fentanilo, pero estableciendo claros límites para protegerla de posibles críticas de entreguismo o subordinación
El lopezobradorismo 2.0: las presiones de Trump son tan intensas, y los costos para enfrentarlos tan altos, que la presidenta tiene que recurrir al apoyo de López Obrador, integrando al gabinete a más personalidades cercanas al expresidente. Intensifica la alineación de su discurso con la retórica de la Cuarta Transformación y pone foco en políticas económicas que fortalezcan el consumo interno y la inversión pública. La cooperación antidrogas con Estados Unidos y el movimiento de agentes estadounidenses se restringe, se eliminan los vuelos de reconocimiento sobre México, pero se mantienen el diálogo para evitar aranceles. El expresidente ofrece salir de su finca de Palenque para apoyar a la presidenta y arengar a las huestes morenistas. La presidenta se expone a presiones de diferentes grupos que venden su alianza a costos muy altos.
El nacionalismo: la presidenta deja a un lado el discurso de la Cuarta Transformación y apela a la unión de todos los mexicanos. Presenta los ataques de Trump como una afrenta a México y plantea la relación con EU en términos de la lucha contra la hegemonía y el sometimiento. Reduce críticas hacia adversarios enemigos e iniciativa privada y toma distancia de los cuadros más radicales de Morena, al tiempo que invita a políticos independientes y de centro a integrarse al gobierno para tener interlocución con amplios sectores de la sociedad. Algunos grupos morenistas consideran una traición el cambio de tono, el alejamiento del programa de la transformación y su llamado nacionalista. La alianza oficialista se agrieta.
Los tres caminos tienen beneficios, costos y riesgos. Los tres tienen un guion que, en diferentes grados y momentos, se ha aplicado en la historia de México. Y los tres requieren una gran sagacidad política, un férreo control de fuentes de poder, como las fuerzas armadas y de los liderazgos de importantes grupos en Morena, y un mensaje que resuene en aliados potenciales que hoy se sienten alejados de la presidenta.
Quizá algunos elementos de los tres caminos se combinen para crear nuevas opciones, pero lo dramático para México sería que la consecuencia de las presiones de Trump y de las costosas acciones del gobierno mexicano para atemperarlo, condujera a tensiones internas, al estancamiento económico y a la descomposición de las alianzas políticas que permiten la gobernanza del país. Ante Trump, si el gobierno de la presidenta Sheinbaum no encuentra rápido más frutos fáciles de recolectar, tendrá que subir a ramas más elevadas donde la cosecha será más amarga.
CEO de Oca Reputación
@aocaranza