Abordaremos esta cuestión, de los Bienes Públicos, ya que será uno de los temas centrales actuales en la discusión, debido a que son fundamentales para el desarrollo social y económico y plantean desafíos significativos para su provisión eficiente en el futuro próximo.
Pero ¿qué son o en qué consisten los bienes públicos? Pues a saber, un bien o servicio público, es aquel disponible para todos los miembros de una sociedad que pueden utilizar sin que ello afecte su disponibilidad para los demás. Generalmente, un bien público es provisto por un gobierno y financiado mediante impuestos.
Y entre los ejemplos de bienes públicos se incluyen las carreteras, los parques y las escuelas. Incluso, se ha considerado como un bien público la defensa nacional. Y en cuanto a los bienes públicos ambientales se pueden incluir el aire limpio, el agua potable, el arbolado público, los parques y jardines, las ANPs y muchos otros más, incluyendo también a los servicios ambientales como la captura de CO2, la Infiltración del agua, la producción de oxígeno, la remoción de contaminantes etc.
En este sentido, los bienes públicos son un tema central porque su existencia plantea cuestiones fundamentales sobre el equilibrio entre la acción individual y colectiva, el alcance del gobierno y la distribución de recursos y bienestar en la sociedad.
Hay que considerar que la incapacidad del mercado para proveer estos bienes hace necesaria la intervención del Estado, financiando su provisión mediante impuestos. Esto convierte la gestión de los bienes públicos en un tema central de debate político y económico sobre el papel y la eficiencia del sector público.
Por ello, en el contexto actual, muchos de los problemas más acuciantes son, de hecho, los bienes públicos a escala global o local, como la mitigación del cambio climático, la salud pública mundial (como se demostró durante la pandemia de COVID-19) y la estabilidad financiera. De ahí que, su gestión adecuada es crucial para el desarrollo sostenible.
Garantizar el acceso a bienes públicos, como la educación, la salud y el agua potable, es fundamental para promover la equidad social y la igualdad de oportunidades. El debate sobre quién debe proveerlos y cómo financiarlos impacta directamente en la calidad de vida de todos los ciudadanos.
Es importante señalar que con los bienes públicos no se produce rivalidad en el consumo, pero también es cierto, que hay rivalidad en cuanto a la definición de cambios de uso del suelo o la construcción de alguna obra pública o privada, en razón de que suprime ya sea el bien o servicio público ambiental.
Asimismo, otra de las características de los bienes públicos es la no excluibilidad, además de la no rivalidad. Pues la no excluibilidad significa que no se puede impedir el acceso a los beneficiarios. Desde un punto de vista jurídico, también se caracterizan por ser inalienables (no se pueden vender), imprescriptibles (no se pierden por el paso del tiempo) e inembargables (no pueden ser embargados).
.Así es, que tenemos que los bienes públicos ambientales son básicos, fundamentales y necesarios para toda la sociedad, de ahí su importancia por conservarlos, sin embargo, los gobiernos al carecer de recursos económicos, plantea la perspectiva de la corresponsabilidad ciudadana. La clave en los bienes y servicios públicos es su mantenimiento, para poder aprovecharlos, pero ese mantenimiento requiere de una inversión permanente, la cual, hoy en día, hay que compartirla de una u otra manera, para garantizar en el futuro esos bienes públicos.
Ese mantenimiento en un inicio implica cuidar el bien público, es decir, que hay que impedir que algunos ciudadanos lo degraden o destruyan, como es la vegetación, la contaminación del agua, las emisiones contaminantes y muchas otras cosas más.
En segundo plano, no sólo hay que mantener el bien público, sino también hay que ampliarlo, ya que la población sigue creciendo cada año y demandará mayores cantidades de ese bien público como lo es el agua.
Y en tercer lugar, hay que invertir en lo posible, de acuerdo a nuestro alcance, y no esperar que un tercero, como puede ser el gobierno, invierta o destine recursos para ello.
Tan sólo un ciudadano que destruya, degrade, o altere negativamente un bien público, nos afecta a todos, de ahí, que hay que asumir éticamente una actitud que implica el bien común para todos.
Vivimos en sociedad y ello, implica el observar, sobre todo, éticamente los valores necesarios para proteger, conservar y ampliar los bienes públicos, estén o no regulados, y sin esperar que haya sanciones, pues lo importante es la convivencia social en torno a bienes comunes que nos propician múltiples beneficios, en el caso, ambientales, que son vitales para la vida.
El tema de los bienes públicos es también, en este sentido, un tema o cuestión cultural, lo que nos lleva a que desde las escuelas debemos permear esos valores de conservación de los bienes públicos.
Pero también en el día a día, en la calle, en la oficina, o donde nos encontremos, pues una muestra de voluntad, pensando en el otro, es muy educativo y sobre todo significativo.
