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Los berrinches del Presidente

ESTRICTAMENTE PERSONAL

por Raymundo Riva Palacio
28 agosto, 2020
en Editoriales
El reguilete de Lozoya
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No le ha bajado el mal humor al presi­dente Andrés Manuel López Obrador desde el viernes pasado, cuando tuvo que afrontar a la opinión pública y to­rear el porqué su hermano Pío recibía millones de pesos regularmente para acciones políticas. Como no puede acusarlo de corrupto, como ha­ce con ligereza cuando se trata de quienes no son incondicionales, ha querido taparlo con disparos de escopeta, con lo que está minando el acuer­do que negociaron el fiscal Alejandro Gertz Ma­nero con el ex director de Pemex, Emilio Lozo­ya, y reventando todo el trabajo que hacen sus colaboradores para lograr los objetivos que bus­ca el Presidente.

El miércoles aseguró que Lozoya no estaba diciendo todo lo que sabía sobre la corrupción de Odebrecht. Sin embargo, Lozoya ha hablado tanto de Odebrecht, que incluso afirma hechos que los testimonios de ex ejecutivos de la empresa ante la Fiscalía brasileña, lo desmienten. Lo que no mencionó en su denuncia fue su estrecha vin­culación con Juan Carlos Tapia, propietario de Construcciones Tapia, a quien presentó con los directivos del conglomerado brasileño para que hicieran negocios.

La relación con Tapia fue tan productiva para Odebrecht, que una buena parte de los primeros cuatro millones de dólares que le dio como sobor­no –como afirmó el ex director de la empresa en México, Luis Alberto de Meneses Wyell-, fueron por ese contacto. Forzar públicamente a que Lo­zoya hable más de Odebrecht rompería una vez más el pacto con Gertz Manero, que le permitió a Lozoya exonerar a Tapia de cualquier presun­to acto de corrupción en su denuncia de hechos, y que no declara nada sobre lo que hizo con él y Odebrecht.

“Peor” que eso, magnificó López Obrador en un giro de tema, es que no señaló en su denun­cia de hechos ante la Fiscalía General de manera “inexplicable”, todo lo relacionado con la planta de fertilizantes Fertinal, otra empresa que adqui­rió Pemex, en ese entonces dirigida por Lozoya. La realidad es que Lozoya sí tiene un expedien­te voluminoso sobre el caso el caso Fertinal, y la verdad es que este tema nunca estuvo entre los acuerdos con Gertz Manero, ni tampoco fue un punto que le pidieran que incluyera en su denun­cia. Más bien, quedó implícito que no lo presen­tara en su querella.

La afirmación de López Obrador sobre la em­presa deja mal a Lozoya y a su fiscal general, a quien, esto sí inexplicable, desautoriza. Lozoya denunció lo que le pidieron en la Fiscalía General, e incorporó a aquellos a quienes quiere cobrar­le facturas del gobierno de Enrique Peña Nieto. Lo que no está en su querella es que no se lo dic­taron o aprobaron.

Fertinal no es la única explosión de López Obrador en esta semana de mañaneras impreg­nadas de muina. Este jueves dijo que Altos Hor­nos de México (AHMSA) debía reparar un daño por 200 millones de pesos por la venta a sobre­precio de la planta de fertilizantes Agronitroge­nados, pues de otra forma sería castigada, lo que no parece una acción en busca de la justicia, si­no producto de algo más cercano al berrinche. A principios de semana, dijo que había un nuevo dueño de AHMSA, que estaba dispuesto a pa­gar ese dinero. No es la primera vez que lo ase­guraba, pero sí la primera donde lo desmintie­ron, que de sí es embarazoso, y afectó, de paso, la delicada negociación que tienen varios de sus cercanos colaboradores para que la empresa de Alonso Ancira, pase a manos de un acerero cer­cano a Palacio Nacional.

Con ello, nuevamente le propinó una política a Gertz Manero. La negociación con Lozoya in­cluía la denuncia sobre Agronitrogenados, pero habían acordado que él no declararía en contra de Ancira, que es su amigo, y que trasladaría toda la responsabilidad de la operación a Peña Nieto y al entonces secretario de Hacienda, Luis Videga­ray. El exabrupto presidencial dañó los puentes que han ido construyendo sus asesores con An­cira y Lozoya, tanto para la venta a un aliado de la casa presidencial, como el blindaje que había negociado el ex director de Pemex para su amigo.

La semana de la ira había comenzado tem­prano, el sábado, cuando afirmó que había un contrato “leonino” a favor de Braskem, la filial de Odebrecht, e Idesa, en el Proyecto Etileno XXI, por medio del cual el gobierno había subsidiado unos 15 mil millones de pesos. No era la primera vez que se refería a ello, pero sí fue la primera vez que la empresa, de manera directa, lo desmintió. Por la forma como acometió el Presidente, se lle­vó en el cauce otra parte del pacto Gertz Manero- Lozoya, y se disparó al mismo tiempo en el pie.

En su denuncia, Lozoya denunció a Braskem, pero no metió a las empresas mexicanas involu­cradas en Etileno XXI, ICA e ICA Fluor –que desde la transición se acercaron a López Obra­dor-, y cuidó sobremanera a Idesa, que cuando se negoció el proyecto durante el gobierno de Felipe Calderón, uno de sus consejeros era Ja­vier Jiménez Espriú, muy cercano al Presiden­te y su primer secretario de Comunicaciones y Transportes, cuya familia política es la dueña de la empresa. Lozoya omitió por completo a ICA, y exoneró de toda culpabilidad en presuntos so­bornos a Idesa. Ahora, la volvió a meter al pota­je López Obrador.

El Presidente tendría que serenarse si no quiere seguir enterrando, desde el punto de vis­ta jurídico, su gran caso contra la corrupción en México, y seguir agudizando las contradicciones que ensucian y desacreditan la negociación de Gertz Manero con Lozoya. Hay que reconocer­le que es incontenible, lo que no siempre es un atributo. Como apuntaron ayer los ex goberna­dores de los bancos centrales de México y Bra­sil, Guillermo Ortiz y Arminio Fraga, en un artí­culo en el Financial Times, al igual que el presi­dente brasileño Jair Bolsonaro, López Obrador es una “bola de demolición” que todo destruye.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Etiquetas: ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOREmilio Lozoyahermano Píomillones de pesosPEMEX

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