A Heidy Wagner, defensora del medio ambiente del semi desierto y seria investigadora de la historia de Cadereyta.
II y última parte
La depresión es algo más que estar caído en el suelo, es un hundimiento más profundo. Al salir de la reunión con el Director de Excélsior, Regino Díaz Redondo, todo había sido tan frustrante que sentí que mi depresión ya había cruzado varias capas geológicas. La inusitada audiencia con el director del periódico, sólo había servido para satisfacer su curiosidad sobre la reacción del director de Ferrocarriles. Se me habían agotado todas mis posibilidades de presión para rescatar los Alcanfores.
Dos días después, muy de mañana recibí un llamado de la secretaria de la Cámara de Diputados, entre las telarañas del sueño escuchaba que me felicitaban varios compañeros diputados por una información que había aparecido en Excélsior. Me llamaba la atención la felicitación efusiva de Luis Donaldo Colosio, que era un norteño parco, en corto hablaba como telegrafista en época de guerra. Recogí el Excélsior, que vale enfatizar era el periódico que leía toda la clase política, en primera plana aparecía un amplio reportaje de Gerardo Reyes en el que destacaba la riqueza ecológica de los Alcanfores y su abandono. La noticia, sin duda provocaría una reacción por parte de las autoridades. Así fue.
Ese mismo día me habló Manuel Camacho Solís, en ese entonces Secretario de la SEDUE, me citó en el Palacio de Gobierno en Querétaro, junto con el gobernador Mariano Palacios Alcocer, nos fuimos en un camión a Los Alcanfores, donde los tres hicimos un recorrido por el lugar. Al regreso, dentro de nuevo en el camión, Mariano y Camacho se sentaron en la fila delantera, yo me fui para atrás. Me gritó Camacho: “Llaca, ya sacaste en primera plana de Excélsior el problema, espero que ahora que se resuelva, también saques en primera plana la solución”. Sobre estimaba mi influencia en el periódico, pero a partir de aquí todo fue sobre ruedas.
Al día siguiente se publicó una entrevista de Víctor Payán, también en Excélsior, altos funcionarios de Ferrocarriles daban a conocer la disposición de la empresa de aceptar la permuta de Los Alcanfores. El 5 de febrero fecha de la promulgación de la Constitución de 1917, ya en 1989, el Presidente de la República, Miguel del Madrid, en una sesión del Comité de Planeación del Desarrollo de Querétaro, celebrada en el patio del Palacio de Gobierno, firmó el acuerdo solemne de entrega de la zona verde. Al terminar de firmar De la Madrid me buscó en la mesa y al verme levantó la pluma en una especie de brindis torero, Yo levanté el pulgar agradecido.
Todo parecía muy bien, pero faltaba algo importante. El terreno estaba invadido por vagones abandonados, donde los ferrocarrileros hospedaban a sus parejas oficiosas, según me decían, así era en otras estaciones, como una especie de marineros de tierra, tenían parejas en otras estaciones. Los conocía bien, en una ocasión, después de limpiar el terreno hacía un recorrido, cuando de pronto salió de un vagón una mujer con un niño en brazos, al verme gritó: “Ese güerejo es el que nos quiere quitar nuestras casas”. Yo reí estúpidamente sin responder, empezaron a salir personas de otros vagones, yo les di la espalda aparentando que no se refería a mí, de pronto ya eran decenas de personas que me insultaban, lo que al principio intenté que fuera una graciosa huída, acabé saliendo como corredor jamaiquino.
Otra vez intervino el gobernador Palacios Alcocer, puso en juego sus fortalezas políticas que lo impulsaron a hacer una brillante carrera en la política. Mariano era persuasivo y negociador, lo que envolvía con un agudo pragmatismo, habló con los afectados y los reubicó en otros edificios de departamentos del gobierno. Un año después se inauguró un moderno parque con instalaciones de acondicionamiento físico y representaciones de esculturas con escenas de canciones de Cri, Cri. Lo inauguró el entonces Presidente, Carlos Salinas; Mariano tuvo la deferencia política de darme la palabra para que yo pronunciara las palabras de bienvenida al Ejecutivo y explicara el origen y la evolución de esa zona verde. Fue el final feliz de industria cinematográfica.
Le perdí la pista a Los Alcanfores, quedé un tanto cuanto saturado por todo lo acontecido. Muchos años después me visitaron vecinos de la colonia y representantes de grupos asiduos al parque, me denunciaron indignados el grado de abandono. Un día los acompañe a visitarlo y salí con un nudo en la garganta. Árboles centenarios a punto de derrumbarse, pasto seco, los juegos sin funcionar. En esa ocasión me abrió los micrófonos mi buen amigo Andrés Estévez. En su programa me lancé contra la clase política, de quienes afirmé siempre estaba lista y bien peinada para cortar listones, pero después de inauguradas las obras, sin fotógrafos, se olvidaban de su conservación y mantenimiento. Si mal no recuerdo a la segunda ocasión que estuve en el programa Estévez, recibí una invitación para asistir a la oficina del gobernador Ignacio Loyola.
Loyola me recibió risueño frente su escritorio. Tengo la propensión de buscar el filón irónico de las situaciones, como buena filia de carácter en ocasiones me paso y me la cobran. El Ingeniero me dio la mano y con la otra extendió un papel. Le dije: “Gracias por el cheque Señor Gobernador, ya se estaba tardando”. Loyola cambió el gesto de amabilidad por una expresión adusta y me respondió, palabras más palabras menos: “No es un cheque, Usted no lo habría aceptado. Además bien sabe que esa nunca ha sido mi estrategia con los críticos y Usted ha sido uno de los más constantes”. Por mi parte hice un rictus entre agradecido y resintiendo el coscorrón. Abrí el papel.
Se trataba de un boleto de entrada al parque de los Alcanfores. Me habló: “Es prueba de que ya fui al parque. Tiene usted razón, sufre un grave deterioro. Le voy advertir dos cosas, a la zona le han surgido severos problemas de agua y a los árboles les ha caído una plaga. Le voy a pedir que visite al Director del parque quien le explicará con detalles la problemática del lugar. Ya hablé con el Presidente Municipal (Creo que era Armando Rivera), vamos a hacer un estudio y de inmediato iniciaremos su recuperación. Al final, si tiene alguna preocupación, no dude en hacérmela llegar”. Posteriormente me visitaron las mismas personas para informarme que el parque había recuperado su original lustre. Ahora revisemos qué lecciones seminales podemos recoger de estas “fuercitas”, “tour de force” dirían los elegantes, entre el Centro y Querétaro, en las que el Estado salió triunfante. Antes permítaseme una pequeña digresión. Ya se han hecho polvo en los archiveros las peticiones a las autoridades federales, ya se habrán borrado las letras de los periódicos en los que se consigna todo lo narrado; no existe ningún eco de los gritos y sombrerazos que entre los actores provocó la cuestión. ¿Cuánto tiempo, energía, dinero costaron?
No habría sido más fácil que las autoridades de ferrocarriles hubieran visitado la zona y observado el abandono en el que se encontraba, además la necesidad de Querétaro de un área verde, para de inmediato ceder a nuestra petición. Por supuesto que no, tenemos históricamente la costumbrita que ante una decisión federal, sólo nos queda decir a las autoridades locales y a los ciudadanos: “Sí, Siñor, señor”.
Es nuestro rancio centralismo. Ahora que está vigente la lucha de las mujeres, recordemos a la “Güera Rodríguez”, que además de ser una generala en los campos de plumas, era una mujer muy inteligente, ella resumía la calidad disminuida de los Estados, diciendo: “Fuera de México, todo es Cuautitlán”. Octavio Paz en forma más erudita, destacaba el centralismo, sostenía que México es de las contadas naciones donde la capital le da el nombre al país, actualmente rebautizada como Ciudad de México.
Podemos hacer el paralelismo entre la experiencia de los Alcanfores y el Tren Eléctrico, porque se repite ese sentido impositivo de los proyectos federales, como si los Estados, sus autoridades y su gente fueran páginas en blanco. Cuando hace poco en una “Mañanera”, se anunció el Tren Eléctrico, no fueron invitados ni el gobernador ni los presidentes municipales de San Juan del Río y Querétaro, obviamente nadie de la sociedad civil. Ese mismo día nos asestaron que la estación del ferrocarril quedaría en El Marqués. Las razones se las guardaron, de todo el titipuchal de cosas que no sé, está la ubicación de las estaciones de tren, pero mi estancia como becario en Europa me enseñó que las estaciones de los trenes están céntricas, para que la gente se pueda desplazar a otras partes de la ciudad.
En fin, diría mi tía la dermatóloga, vayamos al grano, ¿Qué lecciones desprendemos de la recuperación de los Alcanfores?
PRIMERA LECCIÓN. La modestia siempre me ha parecido una virtud hipócrita, como que es una máscara que esconde un soterrado y superior narcisismo o un falso orgullo. No niego mi mérito en la lucha por los Alcanfores, no me muerdo el rebozo, bueno, para que no haya sospechas de género, no me muerdo el sarape. No obstante, mi narcisismo lo vacuno con un poco de autocrítica, lo que impide que mi vanidad llegue a los límites de redentor tropical. En el contexto total, mi intervención no deja de ser muy menor, si no hubiera sido por la participación de otros elementos yo hubiera quedado como un loquito urbano, una especie de la Llorona visión machín, gritando por las calles de Querétaro: “¡Aay mis Alcanfores!”. La recuperación de los Alcanfores, y siempre lo he dicho, es un logro colectivo.
Esta realidad nos lleva también a la conclusión que una lucha semejante, la confrontación de las entidades federativas con la federación, ya no exige liderazgos particulares. Incluso la experiencia actual nos dice que los activistas que se han opuesto a algún proyecto federal han sido hasta desaparecidos y de principio estigmatizados. El nuevo cotejo entre el Centro y los Estados borra los protagonismos personales y exige la participación de partidos políticos, gremios en conjunto y organizaciones de la sociedad civil. Son nuevos liderazgos colectivos y de dinámica rotación.
El peso gravitacional de los otros factores, los evaluarán los estimados lectores.
SEGUNDA LECCIÓN. Para los vecinos de los Alcanfores la zona de su rescate no era solamente una necesidad ecológica sino también por la seguridad. El espacio intensamente arbolado se había convertido en todo un peligro, cinturón de vagos y malvivientes. Cuando se inició la campaña de “Salvemos los Alcanfores”, la participación y movilización de los vecinos y de zonas aledañas fue intensa y entusiasta. No podemos decir lo mismo en el caso del Tren Eléctrico, la gente está obnubilada por sus extraordinarios y reconocidos beneficios, no toman en cuenta que el “kit” también incluye graves riesgos, quien lo dude que les pregunte a los hermanos yucatecos.
Hay excepciones, en la toma de conciencia de los riesgos del Tren, Días después de que Plaza de Armas informó que el Tren Eléctrico tendría su terminal en El Marqués, me transportó un chofer de un Uber que era originario de El Marqués. Le pregunté su opinión sobre la cuestión, después de reconocer que no estaba informado, desgranó una serie de injurias, imposibles de publicar, tendría que dibujar víboras, alacranes, sapos y bombas. Al preguntarle sobre su airada indignación contra las autoridades, me respondió: “Si no nos avisan a los que vivimos en El Marqués los servicios de taxi los van a acaparar los migrantes, ya de por sí estamos invadidos por choferes de otros lugares. Estoy de acuerdo con que ayudemos a nuestros hermanitos (utilizó el diminutivo) latinoamericanos, pero que no se les olvide que los de El Marqués somos mano”.
Mi impresión es que los queretanos, conmovidos por el cumplimiento de un viejo anhelo de tener un Tren Eléctrico, no estamos conscientes de los riesgos. Dirían los miembros de la delincuencia organizada, se tiene que calentar la plaza, en el proyecto del Tren Eléctrico, calentar la plaza sería que los queretanos estemos advertidos de sus riesgos. No son mis nervios, apenas el 29 de diciembre pasado, la Secretaría de la Defensa afirmó que contratará un servicio de monitoreo en el área del tren Maya para tratar de mitigar las afectaciones de los recursos hídricos. En fin, bien afirma el refrán popular: “Después del niño ahogado a tapar el pozo”, Los queretanos no podemos darnos el lujo de que se agudice la ya de por sí nuestra falta de agua, para que después los autores del proyecto, analicen cómo y dónde metieron la pata.
TERCERA LECCIÓN. No hay duda que la intervención de Mariano Palacios Alcocer en la recuperación de los Alcanfores fue fundamental. Por cierto, un lector me exige una aclaración, en el texto anterior afirmé que el entonces gobernador “desestimó” la propuesta del Director de Ferrocarriles, pero no aclaré cómo hizo Palacios Alcocer, esa “desestimación”. Tiene razón el lector y respondo. Le recuerdo que el encuentro que tuve con el director de Ferrocarriles no fue propiamente una reunión del grupo “Cómo hacer amigos”. En esa ocasión prometió que analizaría la forma de ceder los Alcanfores, mintió con toda la boca, incluyendo los dientes. Su estrategia, bastante vulgar por cierto, fue hacerle un guiño al Gobernador para cepillarme, diciendo que no daría el terreno, pues se haría una gran inversión para construir una central ferroviaria.
La respuesta de Mariano Palacios Alcocer fue contundente, ante los funcionarios federales manifestó que las autoridades locales no permitirían que la empresa edificara sobre esos terrenos, ya que dicha zona sería preservada como reserva ecológica de la capital, afectada por un grave déficit de áreas verdes. Subrayó: “Admitir las citadas construcciones, sería transgredir la Ley de Desarrollo Urbano y el Plan de Crecimiento de la ciudad de Querétaro. Si estamos obligando a los particulares a respetar las normas, debemos poner el ejemplo desde el poder público en cuanto a su observancia». ¡Sopas! El Director de Ferrocarriles se quedó sin coartada para negar la entrega del espacio verde.
La pregunta es: ¿Podrá Kuri tener una intervención tan determinante para monitorear el Tren Eléctrico? No lo creo y no es por quitarle la responsabilidad al Gobernador, simplemente que la historia debe analizarse cotejando el pasado con el nuevo presente. Mariano irrumpía en forma espectacular en el ámbito político, representaba como decía su lema de campaña: “Un nuevo rumbo”; era del mismo partido que el Presidente y el sistema político estaba interesado en impulsar su nueva carta. No es el caso de Kuri.
El Gobernador pertenece a otro partido que el actualmente dominante, hábilmente ha procurado llevar la fiesta en paz con el Centro. No lo obstaculizan pero evidente la posibilidad de ganar la gubernatura, que además están en su pleno derecho, no incluye que se esfuercen para que haga un buen papel. Las participaciones federales, generosas con los gobernadores de Morena, son austeras para los gobernadores de oposición.
Esta espada de Damocles que está sobre el Gobernador con lo de las participaciones federales, no le impide que ponga todo su interés y cabal responsabilidad para impulsar que los queretanos estemos presentes en la vigilancia del Tren Eléctrico. Simplemente que Kuri acate el artículo tercero de nuestra Constitución: “Los órganos del poder público del Estado proveerán las condiciones para el cabal ejercicio de la libertad de individuos y grupos que integran la sociedad y propiciarán la participación de todos los habitantes en la vida política, económica, cultural y social de la Entidad”.
CUARTA LECCIÓN. Indispensable reconocer, sin la libertad de prensa, sin Excélsior a nivel nacional y los periódicos Noticias, Rogelio Garfias, y Diario de Querétaro, Luis Amieva, a nivel local, Los Alcanfores no hubieran tenido el apoyo definitivo y la participación de los ciudadanos. Actualmente es Plaza de Armas, Sergio Arturo Venegas, el medio que ha abierto espacio para hacer comentarios sobre el tren eléctrico. Permanece válida la afirmación de Jefferson, en caso de elegir: «Sería mejor tener periódicos sin gobierno que gobierno sin periódicos».
Ahora Querétaro tiene un amplio abanico de informadores, impresos y electrónicos, sería muy importante que dedicaran también espacio a las preocupaciones que incluye el Tren Eléctrico. Además, contamos para la difusión de la cuestión a las “benditas redes sociales”, a los queretanos, que de por sí nos gusta el chisme, no habrá problemas para adaptarse como reporteros, listos para informar todo lo relacionado con la obra.
QUINTA LECCIÓN. Pasado el tiempo la denuncia de los interesados, beneficiados y afectados con el destino de los Alcanfores, guarda un mensaje con la visita que hice al gobernador Loyola. Diría Yogi Berra, como en el beisbol, esto no se acaba hasta que se acaba. Terminadas las obras y cortados los listones, lo realizado entra en un proceso de hibernadero. Loyola reaccionó positivamente y procedió a la restauración de todo lo deteriorado. Lo real es que cuando se trata de obras locales el mantenimiento no es propiamente un foco de atención de las políticas públicas, en el caso de obras federales el problema se agudiza. Las autoridades locales y federales se echan la bolita de la competencia.
El Tren Eléctrico demandará un gran esfuerzo de coordinación y deslinde de responsabilidades. No terminaremos unas estaciones para que poco tiempo después le aparezcan goteras y el mal funcionamiento de los baños, que lo único que sobre viva en buen estado sea el expendio de camotes queretanos, Algo más grave, terminada la obra vendrá el problema de la violencia. El crimen organizado tiene su mano negra metida en todo, el traslado de personas y mercancías implicará la suma de esfuerzos, municipales, estatales y federales para garantizar la seguridad.
SEXTA ÚLTIMA LECCIÓN Los proyectos federales vienen pertrechados con armas muy poderosas: la prepotencia y la infalibilidad. Si a eso le agregamos que es el Ejército el responsable de la planeación y ejecución de la obra, cuyos miembros tienen en su perfil profesional la leal determinación y la inamovilidad de sus decisiones, la atenta y respetuosa petición de los queretanos de ser informados y tener voz en la ejecución en todo el proyecto, no se observa cruzada fácil.
Lo primero que tenemos que convencer a los diseñadores y ejecutores es que nuestra petición no tiene un carácter beligerante ni peleonero. Simplemente partimos de la idea de que en Querétaro hay un gobierno estatal, hay autoridades municipales; que somos un Estado soberano, donde existe una cultura, tradiciones y una sociedad. Existen trabajadores, empresarios, profesionistas. No somos un erial, “tabula rasa”, donde se puede hacer todo lo que consideran desde el Centro.
Una obra de tal envergadura es sin duda una obra de colaboración y quienes la van a aprovechar no son menos importantes que quienes realizan la obra. Es más, somos nosotros los más importantes, por ello debemos estar en los estudios, en la planeación y en la realización. En todo.
La construcción del Tren Eléctrico no se reduce a un problema de licitaciones. Por ello, nos negamos a reducir nuestro papel como queretanos a observar perplejos lo que harán en nuestra tierra, rezando a la Virgen del Pueblito y a la de Schoenstatt para que no vayan a cometer errores tan graves y nefastos como lo hicieron en Yucatán con el tren Maya.
Que no quede ninguna duda, por Dios que sí, estamos convencidos que el Tren Eléctrico tendrá un efecto positivo y un gran impacto en el desarrollo social, industrial y económico de nuestro Estado. Queremos el Tren Eléctrico, pero no a cualquier costo, menos en su peor significado: que nos lleve el tren.