El debate por la aparición del espantajo del controvertido “Plan B” de López Obrador, para destazar al INE, dicen los enterados, se ha convertido en un verdadero riesgo para nuestra democracia.
El mensaje del vocero de la Secretaría de Estado del gobierno de Joe Biden acerca de que en México las oposiciones se han manifestado de una manera tan fuerte que han conseguido que el país se polarice teniendo enfrente las bravatas mañaneras de AMLO, es una advertencia que no debe tomarse a la ligera.
López Obrador es, sin duda, un hombre en la escena política nacional de dimensiones transexenales.
Lorenzo Córdova ha sido un eficiente operador del INE, tiene cultura política, pero su protagonismo terminará en cuanto deje la presidencia del Consejo General del INE.
Lorenzo sin esa silla ya no será nadie de relevancia en la política nacional.
Seguramente Lorenzo se incorporará a la lista de los que suscriben desplegados en contra de AMLO como Aguilar Camín, José Woldemberg y otras decenas de abajo firmantes de esos dispersos documentos que aspiran a representar la inconformidad nacional.
A la democracia mexicana no la “destazará” el Plan B de AMLO.
Los protagonismos mañaneros del presidente y la arrogancia de junior ilustrado de Lorenzo. son apenas una parte de la disputa nacional, deuna confrontación en la que el actor principal principal es la sociedad nacional que reciente el mal gobierno y que se decepciona ante la pobreza de las “oposiones”.
Una sociedad que ni es militante de partidos convenencieros como los que están en el espectro de esas organizaciones nacionales y mucho menos forma parte de grupos o camarillas de intelectuales o de organizaciones que proclaman campechanamente el fin de la era morenistas.
Una sociedad que busca encontrar una vía que aspire a terminar con la inseguridad, la corrupción, la economía que pende de un hilo a pesar de la mascarada que representa “el peso fuerte” frente al dólar o el quebranto operativo del sector salud también señalado como una entidad afectada por la corrupción.
El mensaje de Estados Unidos a través de su poderosa Secretaría de Estado no solo tienen como destinatario a un México que está perdiendo su rumbo democrático.
Es un mensaje que resuena en Nicaragua, en Cuba, en Venezuela y hasta en confines apartados del país más poderoso de la tierra como Zimbabue.
El Plan B seguramente no pasará el filtro de la Corte que revise las impugnaciones que recibirá en contra de esa argucia del tabasqueño.
Pero a pesar de salvar al INE como una institución creíble e independiente, México sigue estando en riesgo de convertirse en un narco estado a la luz de hechos como los cometidos en Nuevo Laredo y Matamoros, por mencionar casos emblemáticos y muy recientes de ese gran peligro en el que estamos viviendo los mexicanos de a pie.