MARCO ANTONIO LARA
El día treinta y uno de agosto de este complicado año dos mil veintiuno- ayer- se llevó a cabo la sesión “solemne”, en la cual se dio cuenta del informe de actividades legislativas de quienes conformaron hasta estos momentos el congreso local. Hay una constante en esta legislatura; el mediocre trabajo desempeñado en beneficio de la ciudadanía, ya que no hay una sola nota buena que decir y en la cual podamos reconocer que hubo un auténtico esfuerzo por responder a las necesidades de la sociedad queretana.
De todos los integrantes tenemos algo que escribir. De Luis Gerardo Ángeles Herrera del PAN, un buen empleado del gobernador, ya que siendo presidente de la Mesa Directiva, operó siempre en beneficio de los intereses gubernamentales y dicho servilismo le alcanzó para que su partido lo dejara buscar la reelección. De la diputada Paloma Arce Islas, muchas buenas intenciones, sin embargo tuvo que lidiar con la mayoría panista y con su propio partido, sus buenos oficios no le alcanzaron para repetir el triunfo entre el electorado.
De la diputada Abigail Arredondo Ramos, nos quedamos con las ganas de ver materializada la iniciativa de reforma al Código Urbano propuesta y tal vez solo la recordaremos como una diputada “valiente” al haber aceptado la candidatura de su desgastado partido. De Ricardo Caballero González, hay muy poco que escribir, solo su traición a Morena en el Congreso. De Hugo Cabrera Ruiz, la intolerancia a la frustración al participar en un debate entre candidatos y candidatas por el segundo distrito federal y las pocas iniciativas que llevó al congreso en turno.
De María Guadalupe Cárdenas Molina, nulo trabajo legislativo y quien perdió la presidencia municipal de El Marques. De Karina Careaga, muchas palabras, muchos discurso, nada en beneficio de los gobernados. De José Raúl Chávez Nieto de Morena, muchas ganas, poca acción en Tribuna y poco trabajo en la legislatura. De Néstor Gabriel Domínguez Luna, nada pudo hacer contra la mayoría de los legisladores de Francisco Domínguez y Juan Martín Granados. De Agustín Dorantes Lambarri, el operador preferido del gobernador que nada hizo en el plano legislativo y fue encontrado culpable por ejercer violencia política en razón de género. De José González Ruiz, ¿sabía usted que era legislador ?
De Verónica Hernández Flores desde su comisión de administración y procuración de justicia no supo responder a las necesidades de una justicia virtual en tiempos de pandemia, y a quien se le acabó el triunvirato en Amealco. De Jorge Herrera Martínez un diputado color verde agua, al servicio del gobernador y con una trayectoria más gris que su partido. De Ma. Concepción Herrera Martínez su teoría de la extinción de la humanidad y su lealtad al gobierno, la cual la lleva a ganar perdiendo. De Fabiola Larrondo, de piel muy sensible, intolerable a la crítica y nula capacidad de cabildeo para presentar iniciativas que inciden en la vida de la Universidad Autónoma de Querétaro.
De Beatriz Marmolejo Rojas, eterna funcionaria pública y fiel trabajadora de gobierno siendo legisladora. De Elsa Méndez, homófoba, católica y apostólica y disfrazada de una extrema derecha que le atrajo por un breve tiempo lapso de tiempo los reflectores. De Tania Palacios Kuri, impulsora de un parlamento ciudadano inexistente y quien supo siempre acatar las órdenes de sus superiores. De Laura Patricia Polo, navegó contra corriente incluso al interior de su partido. De Leticia Rubio Montes, nada bueno que escribir y que se traduzca en un beneficio a la ciudadanía.
De Mauricio Ruiz Olaes, nos quedamos esperando su comprobante de estudios del Alma Mater y que justificara sus prerrogativas. De Daniela Salgado solo una legisladora más de los azules. De Miguel Ángel Torres Olguín sus equivocados silogismos en torno a la igualdad de género y su gran servicio al gobernador, y de Antonio Zapata Guerrero su desprecio por la mezclilla y su gusto por quedar bien con todos menos con el ciudadano.