Miles de peregrinos arribaron en la tarde del 28 de julio a la Basílica del Tepeyac tras caminar por más de una semana desde el estado de Querétaro hasta las faldas del cerro del Tepeyac como parte de la peregrinación 134° de hombres, la 62° peregrinación de mujeres y la peregrinación 42° de ciclistas de Querétaro.
Elementos de Protección Civil que estuvieron acompañando a los diferentes contingentes, resguardaron a los peregrinos hasta su llegada a la Basílica de Guadalupe, alrededor de las 4:30 de la mañana, el primer grupo conformado por más de cinco mil hombres y mujeres ciclistas llegaron a su destino sin ningún reporte de lesionados.
Más tarde, la primera Santa Misa celebrada por el Obispo de la Diócesis de Querétaro, Fidencio López Plaza inició a las 6 de la mañana con siete mil peregrinos presentes, a quienes les mencionó, “los exhorto a anotar en sus cascos esta leyenda -Peregrinación 42° de Querétaro al Tepeyac. Hoy comienzo una nueva vida-. Llegando a su casa lo ponen cerca de la Virgen de Guadalupe y cada que la alegría, luz y armonía se debiliten, vuelvan a ponerse el casco de ciclistas y nuestra Madre de Guadalupe hará lo demás”, dijo el obispo durante la celebración de la primera Santa Misa.
A las 10:30 horas, la segunda Santa Misa comenzó con el arribo de los contingentes de la peregrinación femenil, trayendo a más de 30 mil mujeres de 171 grupos que iniciaron su andar desde el 12 de julio por la Sierra Gorda; al ser recibidas por Fidencio López Plaza, durante su homilía pidió a los feligreses ser la luz ante el mundo.
“Tomando sus veladoras, les invito a darle gracias a Dios porque pueden ver la luz, y la pueden ver porque Dios nos ha primeriado. Él nos ha puesto luz en los ojos, por eso podemos ver la luz y así entendemos porque nos mandó, a ser luz de los pueblos, sal del mundo, luz del mundo y sal de la tierra”, dijo.
Finalmente, a las 2:30 de la tarde, Fidencio López Plaza celebró la última Santa Misa para celebrar la llegada de los más de 35 mil hombres que participaron en la 134° peregrinación masculina, a quienes arropó con el mensaje de la paz y quienes poco a poco abarrotaron la explanada de la Basílica de Guadalupe.