Comienza a circular “El mejor país del mundo”, la más reciente obra de Leonardo Curzio, en coautoría con Aníbal Gutiérrez.
Obviamente el título mueve un tanto a la suspicacia lectora. ¿El mejor para qué? Indudablemente para autoproclamarse tal desde la cima de su infecundo nacionalismo.
¿Es la obra de Curzio y Gutiérrez una respuesta o es una burla, una ironía, una provocación o una reflexión seria? Mucho tiene de todos esos ingredientes.
“El país que gobernará Claudia Sheinbaum, en los campos de acción gubernamental, no es, ni de lejos, el mejor del mundo. Es un país que se mueve tanto en la inercia como en la tradición y, en algunos casos, incluso de la regresión”.
Por eso un nervio, una premisa recorre el tomo a lo largo de sus 300 páginas: la realidad de hoy –en el sentido de su apoyo doctrinario–, tiene además de un mandato electoral, mandato y popular una herencia patriarcal, cuya visibilidad permite varias interrogantes:
“¿Dejará en definitiva López Obrador gobernar a Claudia Sheinbaum? ¿Lo querrá ella en el fondo?”
Posiblemente todos conocemos la respuesta, especialmente después del discurso de los 100 días, cuya contundencia –entre la solidaridad y la promesa eterna*–, no deja espacio para el distanciamiento.
Ya después se podrá elaborar un texto más amplio, para explicar y comprender a la luz de los vertiginosos acontecimientos recientes, si distancia es igual a independencia o si el poder Ejecutivo puede ser ejercido con devota gratitud tras una designación perfectamente larvada y ejecutada.
Pero en el campo del análisis, Curzio y Gutiérrez dejan esta reflexión:
“El legado que recibe Claudia Sheinbaum está lejos de ser un legado sólido y tranquilizador, pero tiene un campo muy amplio, para escribir una historia alternativa, SU HISTORIA (mayúsculas mías), la de la primera mujer en ocupar la silla presidencial.”
MUJERES
Encontré hace tiempo, en una librería de viejo en Madrid, una edición de 1932, de Santiago Ramón y Cajal: “La mujer”, con prólogo de Margarita Nelken.
Hoy, cuando el presidente de los Estados Unidos ha decretado como oficial exclusiva y excluyente la sexualidad binaria en su gobierno, con todas las consecuencias ya sabidas y algunas por conocer, vale la pena leer estas líneas del Premio Nobel. Porque a este señor, se lo otorgaron en 1906 junto con Camilo Golgi por sus investigaciones neurológicas.
“La tendencia a la unificación de los sexos, notada por Azorín, como consecuencia de la guerra europea (se refiere a la Primera Guerra Mundial del siglo XX), sin honra a la plasticidad de adaptación y a los talentos latentes en la mujer moderna, resultaría, a poco, que se acentuara funesta para la raza.
“Es lugar común que el hombre y la mujer no son iguales, sino complementarios, como lo son la abeja y la flor.
“Y se corre el grave riesgo de que el trabajo de taller o de obrador, fatal a la belleza y la salud femeninas, produzca a la larga un tipo de hembra abortada, comparable a la obrera de los himenópteros.
“Por indudable tengo que la divergencia física y moral de los sexos, obra milenaria de la naturaleza, constituye inestimable ventaja para la prosperidad de la especie”.
Y en otras páginas:
“La mujer tiene algo de pájaro: se adorna con plumas, habla cual cotorra y posee la ligereza del aire…”
“El hombre casado es el más paciente de los animales domésticos…”
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*¿Por qué le llamamos “Segundo Piso de la Cuarta Transformación”? Porque los cimientos, la base, las puso el mejor Presidente: Andrés Manuel López Obrador, y a nosotros nos toca consolidar, sumar y avanzar con el segundo piso, con la raíz bien firme y el corazón por delante.
“Nos critican algunos medios, la comentocracia: “¿por qué no nos diferenciamos?, ¿por qué defendemos los Programas de Bienestar o las obras estratégicas?, ¿por qué hay continuidad en el proyecto?”