Hoy, a 28 años de haber protagonizado la tragedia familiar más conmovedora de Querétaro y a 2 de cumplir con su internamiento, Claudia Mijangos Arzac permanece en el área siquiátrica del reclusorio de Tepepan, a disposición del Ejecutivo del Estado y solamente podría retenérsele a partir de 2019 por disposición de autoridad médica, coincidieron el juez de la causa Arturo González de Cosío y la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Consuelo Rosillo Garfias.
Entrevistados por PLAZA DE ARMAS, El Periódico de Querétaro, ambos magistrados (el primero de ellos en retiro) coincidieron en que el futuro de la triple filicida -juzgada inimputable por la muerte de sus hijos, ocurrida el 24 de abril de 1989- depende únicamente de la decisión de los siquiatras.
Al respecto, la jefa del Poder Judicial del Estado informó que, de no haber objeción médica, Claudia -que el próximo 25 de mayo cumplirá 61 años- podría recuperar su libertad dentro de 24 meses, pero que no ha habido ninguna gestión de los abogados o familiares, y el expediente se encuentra archivado.
Si la hubiera, advirtió por su parte Arturo González de Cosío, quedaría en absoluta libertad, pues no se puede aumentar un solo día el internamiento ordenado por él, entonces juez Primero de Primera Instancia Penal, a partir de los peritajes clínicos que descubrieron un problema en el lóbulo temporal de la procesada y consecuencias de tipo paranoico.
Por esa enfermedad, entonces incurable, el juzgador la declaró inimputable, ordenando su enclaustramiento por 30 años (equivalentes a la pena máxima de entonces), reductibles si la ciencia médica encontraba y tenía éxito en una cura aplicable a su caso, lo que hasta la fecha no ha ocurrido.
Desde su detención, la filicida, tras breve paso por la Clínica del Seguro Social, estuvo internada en el Centro de Readaptación Social de San José el Alto, hasta que los abogados Miguel Alcocer y Julio Esponda promovieron y lograron que fuera trasladada en septiembre de 1991 a un penal con área siquiátrica en la Ciudad de México, por no haberla aquí en ese entonces.
No era la única alternativa, recordó
González de Cosío, en visita a nuestra redacción, indicó que incluso se proponía aplicar a Claudia Mijangos una trepanación cerebral, lo que la habría dejado en estado vegetativo.
Finalmente se optó por el internamiento psiquiátrico que, al final de cuentas, resultó más prolongado de lo que hubiera sido sentenciarla, pues ya hubiera salido gracias a las normas mínimas aplicables para la reducción de penas.
El caso marcó al juez, por muchos años magistrado del Tribunal Superior de Justicia, porque aunque todos los asuntos tienen un efecto, “este hubo un impacto general hacia la sociedad por su trascendencia”.
Al preguntársele por las diligencias realizadas en su juzgado, González de Cosío recuerda a Claudia como una persona que aparentaba ser normal y que solamente el conocimiento previo de los hechos ocurridos en su casa de Jardines de la Hacienda alertaba sobre los problemas mentales, confirmados más tarde por estudios médicos.
Su resolución, dice, quizá la más trascendente, fue tomada sin culpa. Hoy, declara Arturo González de Cosío, con los elementos de entonces, la volvería a dictar en los mismos términos. “Sería igual, 30 años de internamiento, que se cumplen dentro de dos años”.
Claudia Mijangos podría salir, acotó la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Consuelo Rosillo Garfias. Solo una decisión médica la retendría en el año 2019.
SERGIO A, VENEGAS ALARCÓN.