Con el anuncio del paquete de reformas que dará a conocer el 5 de febrero, el presidente López Obrador da un invaluable golpe publicitario en un año electoral. Entre las reformas están la del salario que busca que todos trabajadores tengan un ingreso por encima de la inflación; la del sistema de las pensiones para que los trabajadores reciban posterior a su jubilación el pago del 100% de su salario; la del sistema judicial para que los jueces sean elegidos en procesos abiertos y la del sistema electoral que elimina a diputados y senadores plurinominales y construye instituciones electorales (INE, TFEPJ) “más cercanas al pueblo”. Estas reformas pueden no tener sentido económico o democrático pero, en voz del presidente, resultan sumamente populares.
Aunque es poco conocido el alcance y contenido de las reformas, desde este momento hasta el día de la jornada electoral, el presidente podrá controlar la agenda mediática y opacar a sus adversarios que, como en todo el sexenio, han estado a la defensiva.
Sin duda, el presidente ha venido reflexionando sobre las iniciativas que quiere enviar al Congreso y el mejor momento de hacerlo. En el caso de las reformas al poder judicial y a las instituciones electorales, el presidente había contemplado presentarlas ya que hubieran pasado las elecciones federales del 2 de junio y tuviera un nuevo Congreso con una mayoría calificada, pero si ha decidido adelantar los tiempos legislativos es porque desea que su discusión tenga un impacto en tiempos electorales.
Uno puede leer en la decisión presidencial cuatro objetivos políticos:
1.- Consolidar la transformación: las reformas representan el último bloque de cambios profundos que el presidente ha ejecutado en su gobierno; el último clavo en el ataúd del neoliberalismo que, según dice, ha detenido el desarrollo de México por cerca de cuatro décadas. El paquete contiene temas pendientes para consolidar su modelo político-social y para asegurar la permanencia de su cuarta transformación. Si logra que el paquete sea aprobado dejará plasmadas en la Constitución iniciativas que futuros gobiernos, de cualquier color, encontrarán muy difícil revertir y que los electores aplaudirán en las urnas; si falla, tendrá municiones frescas para aniquilar a la oposición.
2.- Allanar el camino a su sucesora: la aprobación de las reformas permitirá que su sucesora, Claudia Sheinbaum, enfoque sus esfuerzos legislativos en otros temas. López Obrador le habrá dejado abierto el control del poder judicial y los órganos electorales. Sheinbaum podrá concentrarse en temas poco populares como la reforma fiscal, necesaria para hacer frente a los requerimientos de los programas sociales (pensiones para adultos mayores, becas para jóvenes, programas de reforestación) y que será un legado lapidario de López Obrador para las finanzas públicas del próximo gobierno.
3.- Controlar la conversación: el presidente arroja a la opinión pública, como carne a los sabuesos, propuestas atractivas para la discusión ciudadana. López Obrador se pregunta: ¿qué quiero que la gente discuta en un período electoral: las fallas de mi estrategia de seguridad o en tener mejores pensiones y salarios? Lo que el presidente desea es mantener viva la discusión de sus propuestas hasta el final del período legislativo (mayo del 2024), para que el electorado se enfoque en su salario o su pensión. No importa el resultado de la votación en el Congreso, el objetivo es mantener la atención del electorado en temas que tienen impacto en sus bolsillos y su beneficio personal.
4.- Exponer a la oposición: López Obrador ha sido muy sagaz en hacer propuestas que confronten a los partidos de oposición con la mayoría del electorado. Lo hizo con la reforma constitucional que consolidó los programas de asistencia social y lo hace ahora con las reformas al salario y las pensiones. El presidente espera que el rechazo a sus iniciativas quite votos a la oposición y provea a los candidatos de su partido, Morena, municiones para destrozar a los candidatos del Frente Va por México. A favor o en contra, los diputados de oposición hacen ganar al presidente.
López Obrador ha demostrado un colmillo político que supera con creces el de todos los líderes de oposición juntos. Ha escogido un paquete de reformas sobre temas cruciales que tocan el ingreso de un amplio espectro de los mexicanos en el momento en que tienen que elegir a un nuevo presidente. Si es capaz de transferir a Claudia Sheinbaum los beneficios de sus reformas aprobadas o de su derrota a manos de grupos conservadores, el presidente asegura una narrativa que fortalecerá la elección de una sucesora y que asegura la continuidad de su proyecto político. De cualquier forma, López Obrador, aún antes de la elección, ya ganó.
CEO de OCA Reputación