Las nuevas tecnologías han sabido establecerse en el espectro social de una forma meteórica y consistente, alcanzando una repercusión impensable hace pocos años atrás. Estamos asistiendo a una auténtica revolución tecnológica, que incide poderosamente en las relaciones sociales, pasando a un primer plano desde la virtualidad para convertirse en un motor universal de interconectividad. Conceptos básicos en la convivencia diaria de las personas como el de amistad, profesión, docencia o ciencia, entre otros, se convierten en detonantes de un nuevo e intrincado sistema de relaciones que cambian completamente su sentido primario, consiguiendo que nuestro estilo de vida se transforme.
Las redes sociales.-
En su relativamente corta existencia, podemos estar hablando de dos décadas, han conseguido modificar la realidad social. Se ha creado un nuevo entorno de comunicación y de relación donde confluyen diferentes desarrollos tecnológicos que avanzan todos en la misma dirección. De hecho un teléfono móvil ha dejado de ser únicamente un instrumento de comunicación oral, que fue su misión tradicional, para pasar a contar con una amplia funcionalidad con diversas aplicaciones de comunicación además de la conversación convencional.
Comodidad.-
Para una gran cantidad de usuarios, resulta muy gratificante estar durante horas delante de la pantalla sin intromisiones y sin necesidad de tener contacto real con sus interlocutores, lo que se puede traducir en un deseo incontrolable de estar conectado permanentemente. De hecho, según un estudio elaborado por la Fundación Orange, el 94,1% de jóvenes entre 16 y 24 años habían usado Internet en los tres últimos meses y un 85,3% entre 25 y 34 años. De estos altos porcentajes de usuarios, los estudios epidemiológicos hablan de un 77% de jóvenes entre 18 y 24 años que pueden considerarse adictos a las nuevas tecnologías.
Uso y abuso.-
Una utilización racional y coherente de las redes sociales implica un progreso personal, profesional, científico y de aprendizaje. Un uso abusivo desemboca en un comportamiento adictivo que, además, puede inducir de una forma latente a otras adicciones asociadas con estas redes o con el ciberespacio (sexo, compra, trabajo,…). Por ello, una de las paradojas que confronta el uso racional y el adictivo es precisamente que cuanto más activo se muestra un usuario en las redes sociales más probabilidad tiene de potenciar nuevas oportunidades personales, laborales o académicas y más probabilidad tiene de generar una adicción, es decir, el fenómeno de la retroalimentación.
Concepto y uso.-
Las redes sociales o servicios de redes sociales, una de las muchas posibilidades que favorece Internet, se desarrollan hace poco más de una década (Social Media Marketing, 2011) y provocan un impacto social de proporciones inusitadas, que sorprendieron incluso a sus creadores. Según la definición de Boyd y Ellison (2008), podemos decir que las redes sociales, o más concretamente los “servicios de redes sociales” (SRS) (entendidos éstos como páginas o servicios web), son comunidades virtuales donde las personas pueden crear un perfil propio y plasmar todo tipo de información personal interactuando con los perfiles de sus amigos en la vida real, así como conocer a nuevas personas con las que compartan algún interés.
Nacimiento y situación actual de las redes sociales.-
Varios autores proponen tres etapas diferenciadas entre el nacimiento de las redes sociales y la situación actual:
1. El primer periodo se caracteriza por la generación de numerosas redes sociales para acomodar los diferentes perfiles de los usuarios y potenciales usuarios.
2. El segundo periodo, hacia el año 2000, las redes sociales comienzan a aglutinar el espectro económico mediante redes profesionales.
3. El tercer periodo, se caracteriza por el auge que adquieren las redes sociales y lo que éstas implican en la investigación de la comunicación.
Ventajas y desventajas.-
El uso prácticamente masivo de estas redes por parte de la población de adolescentes y jóvenes, acarrea una serie de diferentes ventajas y problemas asociados a las redes sociales como grupos más vulnerables. Además de cambiar la forma de comunicación convencional, ante lo cual podemos considerar que hasta nuestra experiencia directa del mundo se empieza a ver mediatizada en las redes sociales. Podríamos destacar otras características que están descollando singularmente y que abren nuevas tendencias a los usos de las redes sociales:
Cambio estructural de las relaciones. Una primera característica, que está desarrollándose con gran rapidez en las relaciones interpersonales de los más jóvenes, es el hecho de negarse la posibilidad de una relación cara a cara por considerarla imposible e intentar la relación por medio de las redes con la intención de darse a conocer a los demás y que éstos cambien su forma de pensar. De conseguirlo puede convertirse en una ventaja sustancial para superar problemas de timidez o relación, siempre y cuando las relaciones se lleven a cabo dentro y fuera de la red.
Aumento de la vulnerabilidad. Una segunda característica la encontramos en la sobreexposición de los más jóvenes en las redes sociales, hecho que los pone en una situación de vulnerabilidad ante muchos peligros potenciales. El exceso de confianza es una de las facetas más representativas de los preadolescentes y adolescentes.
Disminución de la edad de inicio. Una tercera característica en el uso de redes sociales se traduce en la tendencia marcada de un acceso cada vez más temprano. En los estudios estadísticos se puede observar que jóvenes con edades comprendidas entre los 13 y los 19 años, más del 94% comienza a utilizar las redes sociales entre los 10 y los 15 años de edad.
Motivaciones de uso de redes sociales perfiladas. Por último señalar que las motivaciones de los usuarios jóvenes de redes sociales se van perfilando cada vez más, en cuanto a que los chicos acceden con la intención de cubrir necesidades de tipo emocional y las chicas lo hacen más en función de un uso relacional o social.
Adicción.-
Muchas de las fronteras entre un comportamiento normal y un comportamiento adictivo, están aún por determinar, sobre todo cuando hacemos referencia a las adicciones comportamentales o psicológicas. Las primeras referencias a las adicciones psicológicas son ya clásicas, varios estudios al respecto ya señalaban que las conductas habituales y cotidianas como comprar, trabajar, jugar, etc., que cuentan con efectos altamente reforzantes para la gran mayoría de las personas tienen a su vez una característica de inmediatez en el refuerzo, lo que las hace potencialmente adictivas.
No obstante, este argumento tan alarmante, no nos puede inducir a pensar que cualquier comportamiento reforzante e inmediato nos llevará irremisiblemente a una adicción, porque todos estos comportamientos contienen muchos beneficios en potencia que la mayoría de las personas saben canalizar sin llegar a generar un problema de salud.
Actualmente la American Psychiatric Association (APA) no reconocen la mayoría de estos comportamientos como adictivos, entre otros motivos porque se siguen calificando más como un problema del control de impulsos que como una adicción propiamente dicha.
Modelo biopsicosocial.- Posiblemente la postura más aceptada se apoya en el modelo biopsicosocial de Griffiths, que compara el abuso de sustancias químicas (alcohol, tabaco y otras drogas) con la adicción a las nuevas tecnologías. Los criterios clínicos que formula se pueden agrupar en los siguientes:
Saliencia: Cuando una actividad particular se convierte en la más importante en la vida de la persona, dominando sus pensamientos, sentimientos y conductas. Un ejemplo orientado a la adicción de las redes sociales: “Me paso la mayor parte del tiempo observando lo que hacen los demás en las redes sociales (o pensando en hacerlo)”.
Cambios de humor: Experiencia subjetiva que relatan las personas al implicarse en una actividad particular. Se puede expresar como “sentir un subidón”, sentimientos desestresantes o tranquilizantes de escape, disforia. Un ejemplo orientado a la adicción de las redes sociales: “Cuando estoy participando activamente en las redes sociales me olvido completamente de todos mis problemas”.
Síndrome de abstinencia: Sentimientos de incomodidad o estado físico, psicológico, social desagradable cuando una actividad se reduce de forma súbita. Un ejemplo orientado a la adicción de las redes sociales: “Me siento muy mal, si por algún motivo no puedo dedicar mi tiempo a participar activamente en las redes sociales”.
Conflicto: Conflictos interpersonales o consigo mismo (intra psíquico). Son conscientes de que tienen un problema, pero no pueden controlar (experiencia subjetiva de pérdida de control). Un ejemplo orientado a la adicción de las redes sociales: “Por pasar demasiado tiempo participando activamente en las redes sociales he tenido problemas con mis mejores amigos”.
Diagnóstico.- Aunque no contemos aun con un criterio único de diagnóstico, el abuso de las nuevas tecnologías pasa necesariamente por Internet como primer motor, generando unos postulados claros en dos direcciones: Por una parte la consideración de poder ser adicto a las redes por sí mismas y en segundo lugar que el uso de Internet te lleve a otras adicciones psicológicas (sexo, compra, redes sociales, etc.).