El veintiocho de octubre de 1821, año de la Consumación de la Independencia Nacional, con música del compositor y ejecutante del contrabajo, José María Bustamante- Toluca 1777- Ciudad de México, 1863- y texto del poeta, dramaturgo, abogado, Francisco Ortega -1793-1849 Ciudad de México-, se estrenó el melodrama “México Libre”, los primeros días de la Patria se celebraban en la “región más trasparente”: cantando.
Los diez años de la Gesta de Independencia quedaban impresos como el inicio del tiempo mexicano; heroico, creativo, trágico, violento, romántico, individual, local, nacional; sus figuras principales y el principal actor: el pueblo, daban vida a un periodo histórico con una intensidad que se manifestaba en literatura y, en canciones populares; basta recordar que los Conspiradores de Querétaro, se reunieron en Academias literarias, consideradas el germen de la Guerra independentista.
Los frentes bélicos brotaban en diferentes partes, por lo tanto, fue común en las filas de los insurrectos que se compusieran parodias y, con tonadillas fáciles, se musicalizaran textos con crónicas de personajes, batallas, nostalgias, sueños, imaginación, esperanzas, derrotas, victorias, en géneros musicales de la zona geográfica donde transcurrían los sucesos; entre los “realistas”, las que se cantaban, llegaban de España/ Italia/Francia, o en voz de emigrantes que llegaban con el canto bien puesto. En ambos lados las canciones cumplieron su papel de testimonio, divertimento, intimidad; entre los libertarios, el Jarabe-censurado por las autoridades virreinales-, el corrido, la copla, fueron los géneros más socorridos por autores, compositores, y la voz popular. Luis Díaz Santana Garza señala en “La música en la época del Plan de Iguala”1: “Durante el siglo XIX, el espíritu nacionalista se expresó mediante la música: se compusieron canciones, marchas e himnos ensalzando a políticos y militares, tanto regionales como nacionales.” La identidad cultura estaba en marcha y, los creadores musicales participaban de manera activa con obras alusivas; José Antonio Gómez, 21-IV-1805 Cd. De México- Tulancingo, Hidalgo 1870- compositor, pianista, pedagogo, organista, director de orquesta dio a conocer su nacionalismo musical con: “Pieza histórica sobre la Independencia Mexicana”, obra que, en el año de mil ochocientos veintiunos, salió a la voz pública.
“Adiós Carita de cielo/ por tiempos de Noche buena/ pareces la luna llena/ que alumbra mis desvelos. No seas ingrata conmigo/ mátame siempre mirando/ mátame de cuando en cuando “Carita de cielo” Jarabe, aproximadamente fin del siglo XVIII.
“Los enanos”, “El perico”,” Carita de cielo”, fueron entre otros jarabes, cantos y bailes insurrectos; las danzas- jarabes- generalmente en tres tiempos, en 2/4 o ¾, con textos con influencia notable de las seguidillas manchegas -se dice que tiene el nombre por ser una derivación de la palabra árabe, Xarabe o Charape-, adquirieron tal popularidad que las autoridades coloniales en 1802, espantadas, las prohibieron. Fue la culminación de una serie de ordenamientos represivos en su contra que iniciaron con el Virrey, Bucareli en 1779, cuando condenó a 6 meses de cárcel a los que los enseñaran. En estoy ayeres fue celebre el proceso del Santo Oficio, contra el sacerdote, Luis Martínez, donde uno de los testigos de la parte acusadora, aportó al juicio el testimonio de que Fray Luis le había dicho: “Toca el jarro que es son, que resucita las almas, y por lo tanto no se le puede condenar”, el alegato fue prueba concluyente en la condena que se le impuso al fraile por difundir el Jarabe. Este arranque del siglo XIX, el Virrey Félix Berenguer de Marquina, publicó una Ley que castigaba con penas a los transgresores / cultivadores/ cantores/ bailadores, a dos años de prisión y vergüenza pública.
Las fuerzas independentistas en el sur adquirieron fortaleza; la llama libertaria prendió con fuerza aportando al movimiento héroes destacados y anónimos que se jugaron la existencia en la búsqueda del México Independiente; Morelos, Matamoros, Nicolás y Leonardo Bravo, Hermenegildo Galeana, Guerrero, tal y tal, son la cúspide de un torrente de luchadores que inmortalizados por sus acciones fueron motivos de canciones, con su historia real o imaginaria. El son sureño llegó a ocupar su sitio en las batallas por la libertad; en los campamentos de los rebeldes a la Corona se bailaban como manera de mostrar sus diferencias esenciales con los pomposos bailes de salón, que degustaban los contrarios; las letras que se unían al ritmo y las melodías, eran fáciles de memorizar; y oralmente se transformaban con vivencias que día a día necesitaban cantarse.
“¡Viva Valerio Trujano! /, señores con su licencia/ ¡viva nuestra cura Hidalgo/ que nos dio la Independencia.
¡Viva la Guadalupana! / ¡Viva México Ilustrado! / ¡Vivan las luchas sociales! También son confederados”.
Fragmento. “Valerio Trujano”.
La época, 1810-1821, es prolífica en la creatividad de creadores conocidos o anónimos de cantos; la intensidad de los acontecimientos bélicos, sociales, tuvo necesidad de expresarse y dejar constancia de su existencia; el canto popular se convirtió entonces, en uno de los convidados importantes del periodo, al dotarlo de vitalidad sonora, de ingenio, de emociones, que solo en las canciones encuentran lugar. A través de ellas conocemos algunos de sus momentos memorables, fechas que la historia oficial perdió, seres que cumplieron con su compromiso nacional, local, cívico, histórico; héroes y antihéroes; olvidos y recuerdos, canciones creadas como instrumento de la memoria canora de un pueblo que, de Sur a Norte, del Atlántico al Pacifico; de la vida a la muerte. Canta.
Este 2022 conmemoramos 201 años de la expedición de la Acta de la Independencia Nacional, y en las Fiestas Patrias del noveno mes del año, como hace más de dos siglos, lo haremos con música; Por mi parte andaré cantando “Los oprimidos”, de autor anónimo que fue muy popular hasta la primera mitad del siglo XIX y que por su tema considero vigente y patrio.
Fragmento:
“Tres siglos largos señores, / el indio triste sufrió/ hasta que luego en Dolores/ la Libertad lo alumbró.
Del cura de Guanajuato/ toditos se van a acordar, / murió como buen soldado/ por darnos la Libertad.
Pero el veintiuno el gobierno/ la Independencia nos dio, / quedando los españoles/ dueños de nuestra nación. / todas las tierras tomaron/ y al indio nada quedó/ sin pensar que por ser dueños/ durante once años peleo. Por eso el indio ha sufrido/ miserias, hambre y dolor/ esperando le devuelvan/ sus tierras que tanto amo…
1.- Nexos, febrero de 2021