La forma cínica como el Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, usa el programa nacional de vacunación como un anillo en el dedo de su conveniencia en tiempos electorales, es una de las más groseras formas de aprovechamiento y combinación de propaganda, ilusionismo político, promoción presidencial y necesidad sanitaria jamás visto en México.
La Cuarta Transformación ha logado una maravilla: convertir el derecho a la salud, una de las obligación es del Estado, en dádiva por la cual los beneficiarios de una vacuna se convierten en electores de una corriente política abrumadora.
La promoción de la vacuna, su persistencia en la boca y discurso de todos los funcionarios del gobierno, en tono de promesa o anuncio permanente, cubre todos los frentes, de la mañanera a la vespertina; de la Avenida Juárez y la cancillería a los centros de vacunación dispuestos en alcaldías y cabeceras municipales por todo el país.
–¿Por qué se quiso iniciar la vacunación en los 300 y tantos municipios más alejados y pobres?
Porque eso afirma y confirma el principal de los lemas de la tetramorfosis, primero los pobres. La condición social sustituye a la urgencia sanitaria.
La presencia de los enchalecados sirvientes de Morena (servidores de la nación), contraviene en todo y por todo la obligación electoral de imparcialidad. La exigencia de “fichar” a quienes han logrado la vacuna para formar un catálogo de gratitudes a quienes se acribillará telefónicamente o con visitas r campo cuando el momento lo amerite, es una leva ruin.
El binomio pobreza e ignorancia lleva invariablemente al agradecimiento. Esa es la fórmula electoral de quien usa los programas sociales como fórmula de compra anticipada de votos. No es necesario ya comprar votos; se han obtenido a cambio de vacunas y propaganda. Más de lo segundo, obviamente.
Dice la letra muerta del Código Electoral, tan muerta como la proscripción de la propaganda mañanera:
“Artículo 347
“…b) La difusión, por cualquier medio, de propaganda gubernamental dentro del periodo que comprende desde el inicio de las campañas electorales hasta el día de la jornada electoral inclusive, con excepción de la información relativa a servicios educativos y de salud, o la necesaria para la protección civil en casos de emergencia;
c) El incumplimiento del principio de imparcialidad establecido por el artículo 134 de la Constitución, cuando tal conducta afecte la equidad de la competencia entre los partidos políticos, entre los aspirantes, precandidatos o candidatos durante los procesos electorales…
“…e) La utilización de programas sociales y de sus recursos, del ámbito federal, estatal, municipal, o del Distrito Federal, con la finalidad de inducir o coaccionar a los ciudadanos para votar a favor o en contra de cualquier partido políticoo candidato…”
Los siervos nacionales, con emblemas de Morena en los chalecos (o sin ellos, a fin de cuentas lo importante son las maniobras, no los uniformes), no son ayudantes neutros, son empleados de un partido político a quien es se les paga con recursos públicos por un trabajo partidario; no social.
No ha habido quien explique por qué se le debe permitir a Morena fotografiar a los vacunados y condicionarles su derecho al medicamento si no exhiben y entregan copias de su documento electoral, cuando las cosas se podrían resolver con cualquier documento oficial de identidad. Un pasaporte, una licencia de conducir, una cédula profesional, una afiliación al IMSS o al ISSSTE o el mismo CURP con el cual se hizo el registro.
Morena, en condiciones de ventaja sobre los demás partidos, mezcla sus padrones con los listados nominales. Por eso son las llamadas telefónicas constantes; no por un interés repentino en cuidar la salud de quien ni siquiera conocen.
Son, a fin de cuentas, con la instrucción de los de arriba, mapaches sanitarios; vacunadores electorales.
Y el panorama es desolador. Por una parte el flagrante abuso del poder; por la otra la gratitud de quien se sabe abusado y nada más enrolla manga después del piquete y hasta da las gracias, como si le estuvieran haciendo un favor y no cumpliendo con una obligación. no al personal sanitario, sino al supremo gobierno.
CHOLE
Dice el Señor Presidente sobre los medios fifí en los cuales se divulgan las quejas femeninas sobre la conducta de Salgado Macedonio: Entonces ya, como dicen algunos ¿no?, ‘ya chole’.
Pues también en esas condiciones se lo debería decir a su promotora y devota Estefanía Veloz, de Canal 11, quien amaga con renunciar a Morena.
De lengua me como un plato…