Es cierto, en toda desgracia no deja de haber algo de ridículo. El mejor ejemplo es el esqueleto de un soldado que se encontraron delante de una puerta de Pompeya, murió en forma marcial porque al estallar el Vesubio a alguien se le olvidó licenciarlo. No deja de ser ridículo el agandalle del gobierno federal de la inversión de Amazon por cinco mil millones de dólares que se hará en Querétaro. El anuncio se hizo en una “Mañanera”, en forma fatua y mezquina, se quiso presentar como un mérito y logro de la política nacional, cuando lo que sea de cada quien, Kuri, fue quien trabajó la inversión.
También en una “Mañanera” se anunció el Tren Eléctrico a Querétaro, en ninguno de los dos actos se invitó a alguna representación institucional ni social de Querétaro. El Centro, las autoridades federales, no dejan de pasar ninguna oportunidad para dar pruebas de su desprecio a las autoridades y al pueblo de Querétaro. No nos ven con aire de superior desdén, simplemente les tenemos sin el menor cuidado; solamente no existimos.
La Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) tiene una gran responsabilidad para demostrar que sí existimos y que no somos invisibles, ni un pueblo de paso de la carretera; que los Arcos no son la publicidad a lo bestia de McDonald’s. Que existen autoridades estatales, municipales, trabajadores, profesionistas, sociedad civil. Querétaro no es una escenografía donde las autoridades federales son los únicos y verdaderos actores. Que no olviden que por donde va a pasar el tren es por nuestra geografía, es decir por nuestro cuerpo. No nos pueden aislar del objeto de su acción. Nos dejan como único derecho a rezar, gritar y rechinar de dientes.
Y no por nada, el Tren Maya ha sido para los queretanos aviso y advertencia, y los desastres que hicieron allá nos tienen muy escamados. Los constructores no tuvieron respeto ni a la naturaleza ni a los animales, menos aún por las creencias sagradas de las comunidades. Más vale que en Querétaro dejen a un lado su soberbia federal y su vanidad metropolitana. Recuerden a Easton, quien sostenía que las demandas no satisfechas, desencadenan reacciones escalafonarias que son capaces de arruinar hasta los más provechosos proyectos.
La UAQ, al demandar su participación en todo el Tren Eléctrico, cumple con una de sus grandes funciones: no vive separada del mundo, confinada en sus aulas, bibliotecas y laboratorios. Con una gran ventaja, Morena, que tiene en la punta de la lengua la estigmatización, no puede calificar a la UAQ como fifí, defensora de sus privilegios, pagada por Donald Trump.
Pero algo también muy importante que hace de la participación de la UAQ algo fundamental para el éxito de la obra. La actuación de la universidad no está enfocada a lo meramente utilitario, al interés material, la Universidad por su nombre, por su oficio, es algo universal; la tarea de unidad de todo lo heterogéneo corresponde a la Universidad, que va más allá de los beneficios que se observan concretos. Un ejemplo para aclarar lo anterior.
El tren nos someterá a un viaje incesante entre la capital, San Juan del Río y Querétaro. Sumen a la interdependencia la gran cantidad de personas de fuera que vendrán a Querétaro. El Tren Maya necesitó para su primera etapa, más de cien mil personas, ahora en la obra del Tren Eléctrico, a los miles de trabajadores deberán sumarse los que llegarán a Querétaro deportados de Estados Unidos y que nos enviará migración. ¿Qué nos pasará? Un ejemplo.
A los queretanos nos agrada la repetición más que la novedad, nos sentimos más seguros reiterando nuestras tradiciones que inventando nuevas propuestas. La eliminación de las distancias y la interrelación nos deberán enseñar a todos, a quienes llegan y a quienes estamos, a mirar nuestras tradiciones, costumbres, en general al mundo que nos rodea, a mirarlo todo de otra manera. Esta realidad no entra en la perspectiva de los constructores. Será necesario conciliar, armonizar el trazo, la geometría con lo histórico y espiritual. Sin duda esta tarea global, unitaria y de integración, solamente la puede realizar la UAQ.
Las universidades pasan prácticamente inadvertidas si no se vinculan con la demanda de trabajo que exige el aparato productivo y los proyectos del gobierno. No hay duda que el Tren Eléctrico es una obra mastodóntica, es necesario aprovecharla para la capacitación de sus académicos, sus egresados y nuestros estudiantes. La UAQ deberá orientar algunos planes de estudio a las necesidades profesionales del tren eléctrico. Cumplir el mensaje de Justo Sierra: “Saber para prever, prever para obrar”.
¿Qué hacer? Que la UAQ solicite su registro federal como “Testigo Social” ante la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. Según lo estipulan los diversos acuerdos leyes y reglamentos, los “Testigos Sociales” tienen derecho de participar con voz en todo el proyecto, en la investigación, la planeación, la ejecución y hasta en las contrataciones que realicen las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal.
Morena y la institución responsable, el Ejército, son poco permeables al diálogo y a las diferencias. Que quede muy claro, el deseo de información, transparencia y participación no abriga ningún ánimo de pleito. Para nada. Simplemente el Tren Eléctrico es una obra de tal envergadura y es sin duda una obra de colaboración. quienes la van a aprovechar no son menos importantes que quienes realizan la obra. Es más, somos nosotros los más importantes. Por ello la UAQ y los responsables del Ejército deben formar una comisión inter institucional e interdisciplinaria para que nuestra Universidad esté en los estudios, en la planeación y en la realización.
Termino. Alfonso Reyes decía que la llegada de los españoles a México fue el choque del caldero con el jarro. Lo material y lo utilitario frente a la cultura, el acento ético y estético. Que la construcción del Tren Eléctrico en Querétaro, no sea el choque del hierro con la cantera. Que se complementen y se sumen para el bien de Querétaro y de México. La UAQ tiene el derecho y el deber de estar presente.