Mario Arturo Ramos
El onceavo mes de del año que termina, fui participante- testigo, de una de las tareas fundamentales de la sociedad civil, la promoción y difusión del arte; el otro lado de la violencia cotidiana. El activismo de esa masa con millones de rostros que se llama sociedad civil, en el transcurrir de las Bellas Artes, tiene raíces históricas que lo convierten en un elemento vital en su desarrollo. De forma individual, colectiva, institucional, su presencia es necesaria en los pasos que acompañan a la creación: difundir, promover las obras, en su encuentro con el ser humano.
El arte en la identidad cumple un efecto detonante; del Pacífico al Atlántico, del Polo Norte al Sur, los pueblos y naciones tienen expresiones artísticas propias, que aportan a la cultura una de sus vertientes esenciales. Impulsarlas, difundirlas, es necesario, la sociedad civil coopera en buena parte a que se logren. La UNESCO ha señalado: “Como agentes de cambio, las organizaciones de la sociedad civil pueden impulsar la aplicación de la Convención-Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de Culturales 2005- para garantizar la difusión de las preocupaciones de los artistas y profesionales de la cultura, y para que cuenten con los motivos para producir, difundir, distribuir y acceder a diversas expresiones culturales.”1.
En el Norte de México, en Torreón, Coahuila, del doce al diecinueve de noviembre, se llevó a cabo un encuentro singular entre arte y público: Travel Arts. Durante siete días, la Casa Mudéjar y los principales hoteles de la región lagunera, se convirtieron en galerías, salas de exposición, espacios para difundir la música, auditorios para conferencias de creadores de la zona geográfica y otras partes de México. La edición 2021, contó con la participación de 120 pintores, escultores, músicos, literatos, fotógrafos, convocados por la pintora, promotora, enmarcadora, María del Rosario Rodríguez Domínguez- Ross Galería-, junto a instituciones civiles para lograr una fiesta artística que enorgullece a la ciudad del Norte mexicano, fundada en la mitad del siglo XIX.
El pensamiento liberal encuentra en el arte un sitio para desarrollarse; en el caudal de nombres de su universo creativo, una gran corriente está conformada por militantes liberales, de todos sabores y colores; por lo tanto, me pareció sensato participar en una actividad, convocada por la Logia Salomón E Hiram 2, que preside el economista y autor sinaloense, Santos Ariel Agramon. La cita se pactó para las 18 horas del jueves 25, en el Auditorio del Casino de Cultura de Culiacán: La charla se tituló: El canto de los poetas.
La reunión me permitió saludar algunas amistades que habitan en mi lado izquierdo, donde tengo el corazón; conocer a nuevas y compartir el presídium con Dante Ramos Franco y Santos Ariel. El tema es una idea constante en mi oficio: las canciones con aciertos poéticos, textos creados por poetas, que en la vieja unión melodía-poesía cantan, enriqueciendo las expresiones artísticas populares. Hace muchos otoños, en 1984, con la intervención del periodista, compadre- tocayo, Sergio Arturo Venegas Alarcón, La Universidad Autónoma de Querétaro, publicó en la Colección Cultura Popular, el cancionero: “La letra cantada”, prologo y selección mía. La idea del cancionero-colección de canciones-, es mostrar la vigencia, diferencia, esencia, presencia, de la poesía en la canción popular. Entonces iniciar el encuentro con una cita del escritor español, Dámaso Alonso: “La literatura española comienza encantadoramente lirica en el Siglo XI, con sencillísimas canciones de mujer enamorada; la primera lirica conocida no es la provenzal sino las jarchas mozárabes españolas.” fue la partida para un viaje entre poemas y melodías que arranca en la etapa Precolombina, con los cantos de los poetas texcocanos- Netzahualcóyotl, etc.- que son otra de las notables raíces del canto poético.
La reunión convocada por el taller filosófico, permitió retomar uno de los momentos poéticos de la canción popular nacional, los textos cantados de los liberales Vicente Riva Palacio, “Adiós Mama Carlota”; Guillermo Prieto, “Los cangrejos”. “El chinaco” de Ignacio Ramírez “El Nigromante” son muestra cantada. La musicalización de “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña en sonido norteño; la versión que atribuye la autoría a Manuel J. Othón de” La casita”, “Gratia Plena” de Amado Nervo; junto a “Peregrina”, “Ojos tristes”, obras de la Canción Popular Yucateca, con la participación de poetas y autores; que no podían faltar con las de José Martí, Andrés Eloy Blanco, Miguel N. Lira, Octavio Paz, Renato Leduc. En una computadora Dante compartía con los asistentes, el sonido de “El canto de los poetas. La noche abrió las alas en la Ciudad de los Tres Ríos; terminaba otra actividad de promoción y difusión del arte organizada por la sociedad civil; al prender un cigarro, afuera del Casino de la Cultura, en una rápida recapitulación- lo que dura un cigarro-, me sentí honrado de participar en la reunión de poesía, música, amigos convocada por la sociedad civil.
Un año más se cierra en la cuenta. La poesía, la música, el canto, siguen ahí, impulsadas –como otras artes-, por la sociedad civil, que realiza acciones espontaneas, institucionales, con bombo y platillo; anónimas, individuales, colectivas, para realizar la tarea vital de promover y difundir el arte. Hermosa manera de construir el presente y el futuro.
1.- “Diversidad de los foros culturales” UNESCO