El estado de sequia severa en Querétaro, afecta principalmente al sector agrícola y por tanto, en las parcelas agrícolas sus suelos se ven mayormente impactados, máxime si se exhiben niveles altos de degradación como producto de la extracción de la cubierta vegetal y la pulverización del suelo por la labranza, el pisoteo del ganado o la maquinaria, lo que a su vez provocan que el suelo sea vulnerable a la erosión eólica.
Los humanos siempre hemos dependido del suelo, pero lo ignoramos y aún más desconocemos su gran riqueza de biodiversidad. Empero, los organismos del suelo contribuyen a una amplia gama de servicios esenciales del ecosistema del suelo y se puede hablar de que su abundancia es enorme, pues, por ejemplo, un metro cúbico de tierra de pastizales puede albergar miles de millones de organismos (10 millones de nemátodos, 45 mil lombrices de tierra, y enquitreidos, 48 mil ácaros y colémbolos, cientos de miles de protozoarios, algas, hongos y miles de bacterias).
La biodiversidad del suelo contribuye a las siguientes funciones:
- Mantenimiento de la estructura del suelo
- Mantener la fertilidad del suelo por la descomposición de la materia orgánica y el reciclaje de nitrógeno, carbono y otros nutrientes
- Regulación de los procesos hidrológicos del suelo
- Intercambio de gases y captación de carbono
- Contribuir a la purificación del aire y el agua al degradar los contaminantes
- Descomposición de materia orgánica
- Contención de plagas, parásitos y enfermedades
- Recursos de alimentos y medicinas
- Relaciones simbióticas con las plantas
- Control de crecimiento de las plantas
Las alteraciones en los hábitats del suelo en los ecosistemas naturales afectan la biodiversidad, directa como indirectamente, a través de reacciones en cadena sobre otras propiedades del suelo, como la permeabilidad del agua, la salinidad, la erosión y contenido de carbono, nitrógeno y oxígeno. Todos ellos, pueden verse afectados por la pérdida de biodiversidad del suelo y pueden afectar el funcionamiento del ecosistema.
Los cambios de uso del suelo, las especies invasoras, la lluvia acida, la contaminación por aguas residuales, exceso de fertilizantes y productos químicos tóxicos también pueden impactar y alterar los organismos del suelo y las plantas que mantienen.
No obstante, la relevancia del suelo, éste ha sido tratado, moldeado y transformado en función del crecimiento de la ciudad (una visión urbana) y su modelo de desarrollo económico. Ello es así, que, en el principal instrumento de ordenación del territorio, como lo es el Ordenamiento Ecológico Territorial local y regional, que datan de hace cerca de 10 años, el suelo no fue objeto de protección o conservación como tal a pesar de que en su diagnóstico se dice: “La mayor parte del territorio del Municipio de Querétaro está en riesgo de erosión severa y muy severa si no se mantiene una cobertura vegetal sobre los terrenos. Las zonas de erosión potencial ligera o sin erosión corresponden a terrenos de zonas bajas o zonas de pendientes ya urbanizadas, las cuales protegen al suelo contra la erosión, pero generan escurrimientos mayores que potencializa las inundaciones”, es decir como una categoría de una Unidad de Gestión Ambiental UGA, pues tan sólo en algunas UGAs se refieren en su política, a la restauración del suelo. Y es que habría al menos tres razones fundamentales para considerar al suelo en el Ordenamiento Ecológico, y no sólo como los distintos usos de suelo (habitacional, comercial, industrial, turístico, agrícola o de protección ambiental), y la primera razón consiste, en valorar al suelo por sus servicios y funciones esenciales ecosistémicas, y el aporte que hace a la interdependencia con el sostenimiento de la biodiversidad y la grave situación del suelo (“La superficie sin erosión aparente es de alrededor del 46% de la superficie municipal; la erosión ligera cubre un 9% de esta área ; la erosión moderada se presenta en un 29%, mientras que la erosión severa en el 13% y la erosión muy severa se presenta en el 3% del territorio”, según el Programa de Ordenamiento Ecológico del Municipio de Querétaro), además, que en el Ordenamiento Ecológico Regional del Estado se recomienda “Propiciar la retención de los suelos en las zonas más susceptibles a la erosión” y que dentro del Ordenamiento Ecológico Local en los usos del suelo No Urbanos se consideran las “obras de conservación de suelo” ; la segunda, versa sobre el valor de almacenamiento de carbono, en el actual contexto de cambio climático y, la crisis de agua, en la cual el suelo juega un papel relevante, en la filtración del agua de lluvia y el mantenimiento de la humedad. De ahí, que en la siguiente transformación o innovación del Ordenamiento Ecológico Territorial local y regional, debe sin excusa alguna, incorporarse el suelo como un factor a proteger, conservar y regenerar y; la tercera, es que el suelo juega un rol en el control del proceso de desertización y desertificación (La desertización es un proceso natural de expansión de los desiertos originado fundamentalmente por causas geomorfológicas y climáticas, y la desertificación es un proceso complejo de degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas – Que ocasiona, pérdida de especies animales y vegetales, suelos fértiles productivos y de ecosistemas. Disminución de la producción agrícola e inseguridad alimentaria-. Y que se debe a múltiples factores antropogénicos.) El proceso de Desertización que avanza del norte hacia el sur de México, encuentra como última barrera de contención la cuenca del Lerma en el Bajío, y por eso, Querétaro tiene un rol estratégico en las medidas y gestión de control, riesgos y reducción de la vulnerabilidad ante la sequía, la desertización y desertificación.
En esta medida, desde hoy se debe iniciar la investigación acuciosa de la localización geoespacial en el territorio municipal, de las zonas estratégicas en las cuales se tiene que proteger, conservar y regenerar el suelo, a fin de no perder esas reservas territoriales que servirán en el futuro inmediato para garantizar los servicios esenciales del suelo y la biodiversidad, pero también, bajo la óptica del reciclaje territorial, que espacios son necesarios par reformular su política y sentar las bases de una barrera contra el proceso de desertización y sequía que puede afectar a la población urbana de la capital, la producción de alimentos y su zona metropolitana.
El cómo tratamos al suelo, tiene serias implicaciones y es por eso que ante una agricultura “moderna” que se preocupa de la producción comercial en gran escala y a bajo precio (aunque la tendencia que se observa es una decreciente actividad agrícola, la disminución de tierras para esta actividad y la baja de la población rural (productores y campesinos), contribuye a generar impactos negativos en el suelo, de ahí que se plantea ir hacia una agricultura regenerativa empezando por una labranza cero o mínima, sobre todo en contextos de sequía, pues con ello, se provocara mantener mayor humedad en el suelo y almacenamiento de carbono, lo cual es muy importante como medida de mitigación ante el cambio climático.
Podemos seguir caminando sobre el suelo, pero es justo que hoy debemos comprender la importancia de conservar el suelo, pues de ahí dependemos para alimentarnos, y a su vez, el suelo depende directamente de su biodiversidad para continuar proporcionando servicios esenciales como los que describimos líneas arriba.
La sequía actual, no es la primera, ni la mas grave, pero, debemos tomarla muy en serio, pues dicha sequía acontece en una realidad con mayor población, con la presencia de la amenaza del cambio climático, la crisis del agua que muestra una escasez, el declive de la biodiversidad y el avance del proceso de desertificación (del suelo). La sequía por si misma no representa un gran riesgo, sino sólo en el proceso interdependiente de los factores que caracterizan nuestra situación actual la hace acuciante y riesgosa.
Lo que hagamos o dejemos de hacer para gestionar la sequía, tendrá serias consecuencias en un futuro de 3 a 4 años. Tomemos las decisiones correctas, asumiendo cada uno su corresponsabilidad y ampliando la conciencia en la sociedad. Mientras se empieza a tejer la actualización del Ordenamiento Ecológico Local en torno al suelo.