Por una #SociedadHorizontal
El próximo 10 de abril, habrá de realizarse por primera vez en la historia de nuestro país, una consulta popular para decidir si se le revoca o no el mandato al Presidente López Obrador. Según la página oficial del Instituto Nacional Electoral (INE), “la revocación es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza”.
Con la participación de cuando menos el 3% de firmas de las personas inscritas en el padrón electoral, distribuídas en al menos 17 entidades federativas, los seguidores de AMLO demostraron una potente capacidad de articulación para promover la consulta. Lo que ha molestado a muchos es que aquellos que buscaron que se le pregunte a la sociedad, si debe concluir antes el gobierno de AMLO, sean paradojicamente, quienes si lo apoyan. Han dicho que “la revocación es un derecho de los agraviados”, no de los seguidores. La oposición interpreta esto como una costosa maniobra, cuya finalidad es simplemente “ratificar” que el presidente sigue teniendo un gran apoyo popular. Incluso, algunos elucubran que se busca sentar las bases para una eventual búsqueda de reelegirse.
La polémica en torno a la consulta, ha estado presente en todo momento. En un principio, la opinión pública se crispó por la insuficiencia presupuestal del INE para realizarla, tema que incluso llegó a la Suprema Corte de Justicia. Posteriormente, hubo críticas sobre la validez y la calidad de las firmas exhibidas. Por último, la imposibilidad de que funcionarios gubernamentales la promovieran, por considerarla propaganda, provocó un cambio “express” a la legislación por parte de la mayoría en el Congreso, que intensificó las críticas.
Pese a que el debate ha sido acalorado, lo cierto es que hasta el momento, la revocación de mandato no ha logrado emocionar a la sociedad, ni convertirse en la gran batalla que muchos pretendían que fuera. A tres semanas de su realización, la pregunta flota en el ambiente ¿cuánta gente participará?
El mas reciente sondeo publicado por El Financiero indica que la participación en la consulta podría estar entre 18 y 27 por ciento. Cabe recordar que el porcentaje de participación requerido, para que los resultados del ejercicio sean vinculantes, es del 40% de la lista nacional. Actualmente dicha lista suma 93,466,469 de personas registradas, de tal forma que las proyecciones se ubican aproximandamente entre los 17 y 25 millones de personas; muy por debajo de los 37 millones que establece la ley.
Los posicionamientos a favor y en contra siguen presentes. Quienes apoyan el proceso, insisten en subrayar que es el mecanismo de participación ciudadana ideal para expresar su sentimiento en contra del actual gobierno. Quienes la rechazan, señalan que es una farsa y lo califican como mera propaganda política.
Mas allá de estas posiciones encontradas, es indispensable resaltar con preocupación que en torno a la revocación se repiten nuevamente los graves cánceres que caracterizan a nuestra democracia electoral. Un ejemplo de ello es que, con el fin de motivar la participación de la gente, en diversos folletos y propaganda, se señala que “sin AMLO, las vacunas y los programas sociales corren peligro”. Una vez más, la coacción a los ciudadanos para incidir en su voluntad.
Habrá que esperar el resultado final de este ejercicio. La apuesta de Morena por “movilizar” a la gente es elevada. Tan solo en la CDMX se habla de que intentarán provocar la votación de unas 3 millones de personas. Por otro lado, los adversarios intensificarán su campaña para “desincentivar” la participación.
La #SociedadHorizontal deberá estar atenta, pues ante el probable escenario de que la consulta no sea vinculatoria -no alcance el 40% de participación- cualquiera que sea el resultado, sufriremos una tortuosa guerra de narrativas rumbo al 2024. Los amlistas buscarán a toda costa subrayar el gran apoyo popular que mantiene AMLO. Los opositores dirán, con la misma estridencia, exactamente lo contrario. Nada para nadie. Desafortunadamente, habremos gastado mucho dinero que pudo haberse utilizado de una mejor manera.