A escasos dos meses de iniciadas las actividades académicas y escolares presenciales, surgen, brotan como luciérnagas en la oscuridad, manifestaciones de inconformidad de diversa índole, pero, cuyo punto de coincidencia es que provienen del sector educativo.
En Querétaro a la rebelión de los universitarios, en su mayoría mujeres jóvenes que acusan y exhiben abusos de diversa naturaleza y que por ser males crónicos les genera desconfianza la promesa de corregirlos, se agrega, no sé si se suma, la de maestros, alumnos y trabajadores del Instituto Tecnológico de Querétaro, quienes también se atrevieron a ventilar su larga lista de inconformidades, muchas derivadas del poco aprecio a la capacidad del profesorado, a quienes no se les ha respetado el ascenso o promoción de plazas, mismas que sí se han otorgado a amigos. Este mal mayor de desplazar a quienes por derecho o capacidad les corresponde un empleo por darlo a un familiar o amigo, está haciéndose común hasta en la administración pública gubernamental y municipales, en donde dentro de poco, el organigrama será sustituido por un árbol genealógico. Por su parte los estudiantes del ITQ denuncian la falta de transparencia en el gasto ya que aún estando cerradas las instalaciones debido a la contingencia sanitaria, a ellos les incrementaron el monto de inscripción, se registraron elevados gastos de limpieza y ha desaparecido equipo donado necesario para sus estudios.
Más de dos años de baja actividad de las áreas directivas y administrativas, de todos los involucrados en instituciones y gobierno, fueron desaprovechadas para corregir añejas demandas, para organizar la vida de los estudiantes de educación media y superior que bastante padecen para cubrir el requisito casi vital de estudiar, de graduarse y titularse contra el viento y marea del pésimo servicio de transporte público, del atascadero de tráfico vehicular, de la carestía de material escolar y todos los compromisos familiares e incluso distractores propios de la juventud e incluso de la distancia que deben recorrer muchos, muchísimos, para llegar a las instalaciones, como es el caso de los estudiantes de las universidades politécnicas de Querétaro, a quienes los gobiernos dotaron de terreno a decenas de kilómetros de la ciudad capital. A la denominada de Santa Rosa Jáuregui, llegan más fácilmente los habitantes de San José Iturbide, Guanajuato que de Querétaro, desde donde solamente se llega, casi siempre, después de una hora u hora y media de camino ya que es un tramo carretero incomprensiblemente caótico. Estos sesenta o noventa minutos son los que suelen tardar también en trasladarse a otra UPQ que está atrás del cerro Cimatario, a donde para llegar a la clase de siete de la mañana, los jóvenes deben tomar el transporte a las cinco y todo para qué, cómo dice la canción, para que no haya clases. El ausentismo de profesores de niveles medio y superior es un problema generalizado en varias instituciones y se deriva de los bajos salarios y seguridad laboral.
En varios puntos han surgido manifestaciones de padres de familia de escolares asistentes a escuelas públicas, por las malas condiciones estructurales de las escuelas y también por maestros abusivos, pegalones, majaderos o hasta por falta de ellos. Algunos muestran el deterioro de la escuela y culpan a las autoridades de no invertirles lo suficiente, otros culpan a la falta de obligatoriedad de las cuotas escolares porque el gobierno nunca aporta lo suficiente y de ahí tiene que salir, para tener agua o luz.
El factor en común de estas muestras de problemas intraescolares es que surgen a escasos dos meses de iniciadas las clases y después de más de dos años de inactividad por la pandemia, lo que evidencia que a ninguno de los responsables de esta rebelión, se le ocurrió aprovechar los tiempos muertos en resolver su montón de pendientes. Las acusaciones y quejas ahí estuvieron, las peticiones y amagos de pasar ahí si, a otro nivel, también, pero ante la creencia de que los reclamos les hacen lo que el viento a Juárez, viene la rebeldía, el hartazgo y el ya no me importa que dirán si salgo en la foto, si me boletinan y no me vuelven a dar trabajo, si corren a mi niño de la escuela o lo agarran de encargo, si a los universitarios les buscarán el prietito en el arroz más adelante. Urge actualizar la administración del sector educativo en todos sus niveles a fin de evitar la deserción escolar, el desencanto, la pérdida de tiempo, el costo económico y social derivado de todo ello. Apenas unos brotes de rebelión dan muestra del gran problema que se puede derivar de no atenderlo Al tiempo.