Cuando AMLO imaginaba que su marioneta Claudia Sheinbaum cabalgaba en caballo de hacienda, aparece sorprendentemente la figura de Xóchitl Gálvez, una senadora –y también empresaria– ingeniera de profesión que se forjó a sí misma, vendiendo gelatinas. La atrapó Vicente Fox para ocuparse de asuntos indígenas, indígena ella también, aunque se niegue esa condición por su tez blanca. Su pretensión de llegar a la presidencia comenzó cuando se le cerraron las puertas de Palacio Nacional para acudir a una ‘mañanera’ para aclarar un malentendido. Se le exigió la orden de un Juez. Y lo cumplió, pese a lo cual las puertas permanecieron cerradas para ella. Solitaria pero valiente se sometió a una encuesta en la que obtuvo el triunfo sobre Beatriz Paredes, mujer inteligente, pero, a todas luces, cansada a tal punto que se desplaza en silla de ruedas. El asombro de AMLO fue descomunal. Y sus denuestos fueron constantes desde el púlpito de ese falso cristiano, herido por el resentimiento y el odio, que nada ha podido hacer para detener el ímpetu de la senadora. Incluso se le ha acusado de plagiar su tesis. Sin embargo, no hay tal tesis, sino un informe de su experiencia profesional. A pesar de todo, la senadora está dispuesta a presentar un nuevo informe y corregir las faltas. Eso se llama honestidad, no como Jasmín Esquivel empecinada en que su tesis no ha sido un plagio y sigue ahí como si nada complaciendo al autócrata, quien insultando nuestra inteligencia, se atrevió el 16 de septiembre a exhibir a los dictadores de Cuba, Nicaragua y demás, presidiendo el desfile conmemorativo de la Independencia. Una vergüenza de quien se ostenta como un ‘demócrata’: ¡Qué descaro!
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Es cierto que ahora la arropan el PRI, PAN Y PRD. Pero sobre todo una empatía ciudadana de la que carece Sheinbaum, además de su oscuro pasado como delegada de Tlalpan y Jefa de gobierno, corresponsable, con Marcelo Ebrard. Del colapso de la línea 12 del metro.
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Las elecciones del 2024 serán una elección de Estado. Bien lo sabe Gálvez, que luchará contra la poderosa maquinaria de MORENA, aunque sabemos que la favorita tendrá que recoger las ruinas en que el presidente ha dejado a nuestro país. Endeudado y sin futuro. Con un ‘bastón de mando’ claramente ofensivo a las comunidades. Pero el macuspano se permite todo: es el dueño de México.
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La senadora ha recorrido el país contando con la empatía de millones de seguidores que la aclaman. Pero su desafío, tal vez no sea suficiente. El presidente no sabe perder.