José de Jesús Orozco Grados
Nos enfrentamos cada vez con mayor frecuencia a un mundo globalizado. El avance de la tecnología ocurre a pasos agigantados, provocando que el conocimiento se vuelva obsoleto rápidamente, y que tengamos que seguir buscando estar a la vanguardia, o quedar rezagados ante los ojos de la sociedad. El mundo del conocimiento médico no se libra de esta situación, muy al contrario, obliga al profesional de la salud a estar buscando los avances recién publicados y las nuevas tecnologías que ayuden a sus pacientes a recuperarse de una forma más acertada y rápida.
Las especialidades médicas y la profesionalización de las mismas surgieron en 1968 en el Hospital General de México por iniciativa del Dr. Fernando Ortiz-Monasterio. Desde entonces han significado una fuente de especialistas que tratan a toda la población del país, e inclusive a los extranjeros. Pero, ¿por qué son necesarias las especialidades médicas? No solo son necesarias, sino vitales, ya que el papel del médico tradicional que lo conocía “todo” ha quedado en el pasado, y la gran cantidad de conocimiento por incluir nos obliga a ser “especialistas” en ciertos aspectos del cuerpo, sin pretender abarcar demasiado.
Cada año, miles de estudiantes de medicina compiten para obtener un lugar en alguna especialidad médica, pero muy pocos de ellos lo logra, lo cual, frustra muchas veces sus sueños y determina irremediablemente su futuro laboral. Muchos optan por opciones de baja calidad al verse en la imperiosa necesidad de obtener una capacitación a través de “escuelas patito” que ofrecen cursos de formación deficiente. Todo esto resulta en una deficiente calidad de atención a sus pacientes, por la falta de especialización, y por lo efímero de la enseñanza de destrezas y habilidades. Estos médicos caen en el intrusionismo, es decir, cuando un médico sin una especialidad trata pacientes complejos, y cuenta con una formación inadecuada para los problemas que se le plantean, en muchas ocasiones causa secuelas irreversibles.
En la Cirugía Plástica —que es mi especialidad — el problema es grave, ya que incluso médicos sin la formación y entrenamiento quirúrgico se aventuran a practicar cirugías estéticas, sin saber las consecuencias y secuelas que esto conlleva. Tristemente, cada vez es mayor el número de jóvenes que terminan en estas prácticas erróneas, llegando a ser una relación de 10:1 el número de médicos que usurpan la especialidad comparado con el número de especialistas que sí ostentan un título avalado de manera legal. La diferencia de tomar un curso de 6 meses contra los 8 años que tarda un médico para especializarse en cirugía estética dicta definitivamente el pronóstico y los resultados de los pacientes, no solo de manera estética, sino en su salud en general.
La crítica que se plantea en este escrito no solo va dirigida a los médicos que optan por opciones fraudulentas, sino también, al sistema de selección de plazas de especialidad que orilla a algunos compañeros a tomar el camino erróneo. Es importante concientizar a la población para que realice el cuestionamiento cotidiano sobre sus médicos en los que confían: ¿de verdad cuentan con títulos y credenciales que sustenten sus conocimientos y la capacidad de realizar un procedimiento? Este cuestionamiento es recomendable realizarlo antes de someterse a cualquier tratamiento, pero sobre todo, si se trata de una cirugía. Es imperativo que quien lleva a cabo alguna intervención quirúrgica en el cuerpo no solo sepa realizarla, si no también, sepa tratar las complicaciones y los efectos adversos de la misma. De ahí la importancia de la especialización en el acto médico, para minimizar los riesgos a la salud.
Cirujano plástico estético y reconstructivo.
Colegio de Cirujanos Plásticos de Querétaro.