No hace falta mucho. Apenas unos cuantos gramos de sentido común en cualquier persona y siquiera un adarme de responsabilidad cívica y sentido social –por parte de la autoridad, por muy incompetente como sea, tal es el caso–, para decirlo:
Los mineros del Pinabete, Coahuila, tienen 99.99 por ciento de posibilidades de haber muerto y resultará muy difícil, arduo, complejo, costoso e inútil sacar siquiera sus cadáveres. Los responsables del fracasado rescate deberían actuar con seriedad y veracidad.
Pero el gobierno está acostumbrado a mentir. Y cuando no, a fomentar ilusiones vanas. Esperanzas inservibles porque de su tamaño es el doloroso peso posterior de la verdad.
Hoy hemos visto, en el manejo de las operaciones en Coahuila los momentos estelares de la desinformación disfrazada.
Y digo esto porque el presidente de la República, cuya agenda sólo le permitió unos cuántos minutos para la solidaridad con los atrapados, sin darle hasta ahora ocasión de revisar a fondo la situación de la minería en esa zona del norte de México donde los trabajadores sobreviven en la explotación, la insalubridad y el peligro y a cambio de afrontar la verdad, ha determinado el cotidiano parloteo de la señora Laura Velásquez cuya incompetencia abruma.
El Supremo Gobierno, no ha tenido para esta tragedia el empecinamiento demagógico desplegado en el caso de los muertos de Pasta de Conchos, quizá por una sencilla razón: siempre es fácil acusar a los de antes. Hacer bien las cosas hoy resulta un poco más difícil.
La señora Laura Velásquez, quien llegó al área de Protección Civil del gobierno federal, después de los trastupijes financieros de David León y el pío hermano Pío, recaudadores informales e ilegales de Morena, es absolutamente improvisada. Su especialidad profesional la aleja de los vulgares problemas de los accidentes, las catástrofes y los rescates mineros.
A cambio de eso podría extasiarse en la contemplación de un cuadro de Van Gogh y sus mineros comedores de papas, porque lo suyo, lo suyo es la estética. Es una historiadora del arte, carrera concluida en el Instituto Cultural Helénico (no de la Hélade inmortal; de la colonia Guadalupe Inn), lo cual no es decir mucho, por cierto.
Pero esta señora se ha ido a vivir a la zona desastrada. Mucho tiempo y pocos resultados. Mejor dicho, ninguno.
Revisemos su parte del día 24 de este mes, cuando nada se ha logrado. Vea usted con cuánta desfachatez se esgrimen tecnicismos y titánicos esfuerzos desmesurados, cuando no ha conseguido absolutamente nada. Es más, en toda esta parrafada no se habla siquiera de las personas sepultadas.
“…Como le informamos el día de ayer, presidente, se reunió el equipo técnico especializado para revisar toda la información base (¿base de qué?) que se ha obtenido a través de la geofísica y para mapear las condiciones existentes en el subsuelo.
“Se ha diseñado, implementado una solución base (¿base de qué?) bajo estos criterios que ha establecido el equipo técnico encabezado por la Comisión Federal de Electricidad, el equipo de Mimosa, los ingenieros de Mimosa y el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
“Se analiza y se evalúa la información (¿tres semanas después del desastre apenas se evalúa?) definiendo estrategias para tratar (inaudible), apuesta de solución de problemática basada en experiencias previas y las mejores prácticas a nivel mundial.
“El equipo técnico, tiene como meta elaborar una propuesta que considera como aspecto prioritario, la seguridad del personal que realizará los trabajos al interior de la mina y la que considere de menor tiempo posible de implementar.