Para financiar sus faraónicas ocurrencias: un AIFA donde no hay vuelos, un tren maya ecocida y la alberca Dos Bocas, López no solo ha recortado el presupuesto de su INE, sino ahora va contra la cultura. Ha decretado, según datos aportados por Avelina Lésper, que los ministros tendrán que devolver a la Secretaría de Hacienda el 10% de la partida de tres mil de su presupuesto, lo que prácticamente ha paralizado a los recintos culturales: bibliotecas, teatros, museos. En éstos no habrá recursos ni siquiera para la limpieza de los baños. Exposiciones ni pensarlo y por ende para seguros, accesorios como mamparas, pedestales… tampoco para pagar curadores, cursos de investigación, catálogos, trípticos, servicios de internet, fotocopias. Nada. Todo eso es asunto de ‘conservadores’. El autoritarismo de López no conoce límites.
No cabe menor duda, el macuspano es el gran promotor de la incultura y la ignorancia. ¡Que viva la estulticia y el cinismo! Ya puede estar contento con sus decisiones: el centro cultural de Los Pinos es un fracaso. La remodelación de los recintos, ni imaginarlo. Son un lujo que su régimen no se permite.
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Me pregunto cómo la secretaria de Cultura, de cuyo nombre no quiero acordarme, puede soportar todo esto, cómo no se atreve a largarse si tiene una pizca de dignidad. Sospecho que lacayuna como es, le aterra levantarse en rebeldía y decir “ya basta; así no puedo operar, al diablo con sus mezquindades, presidente. Siga usted su camino y yo el mío, lejos de sus mentiras”.
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Eses es el verdadero rostro de López. Un ambicioso vulgar a quien sólo le importa el poder. Estoy seguro que jamás ha visitado un museo ni sabe lo que es eso. Presume los murales de Palacio Nacional a los extranjeros, pero sin goce alguno. Como una de sus tantas manipulaciones. Como la pose de un hombre culto que no lo es.
Para los pobres, el pueblo bueno y sabio, las dadivas electorales. No necesitan más. La cultura es para sus adversarios que aborrece, los neoliberales que busquen cómo arreglárselas. Ya tienen su pan y circo mañanero.
