Federico Arreola
Sobran columnistas que critican al presidente Andrés Manuel López Obrador por su decisión de encabezar una marcha del Ángel de la Independencia al Zócalo, para celebrar un año más del inicio de su gobierno.
A AMLO se le ha calificado de resentido, vengativo, antidemocrático, autoritario, etc. La comentocracia no ha dicho algo fundamental: el presidente, como cualquier ciudadano, tiene derecho a salir a la calle a manifestar sus convicciones políticas. Exactamente el mismo derecho con el que desfilaron recientemente en el Centro de la capital mexicana quienes participaron en la marcha del INE.
¿Cuál es la verdadera razón que lleva a Andrés Manuel a convocar a sus seguidores para caminar por el Paseo de la Reforma y las avenidas Juárez y Madero para llegar a la Plaza de la Constitución? Respuesta: elemental estrategia electoral. Antes de que me digan que no hay elecciones cercanas, precisaré un dato de la marcha del INE: fue organizada única y exclusivamente para debilitar a Morena y fortalecer a los partidos de oposición pensando ya en los comicios de Coahuila y Estado de México, del próximo año y en la contienda presidencial de 2024.
AMLO, fiel a su estilo, ha aceptado el desafío. Como dirigente de Morena, aunque no volverá a ser candidato a ningún cargo, está consciente de que tiene la obligación de apoyar a su partido, del que no solo es militante, sino que fundó después de haber sufrido numerosas agresiones y fraudes electorales durante décadas de trayectoria política. El presidente López Obrador entiende que permanecer inmóvil ante el reto de la oposición significaría traicionar no solo su propia lucha de tanto tiempo, sino la de millones de mexicanos que lo han apoyado y lo llevaron a la Presidencia de México.
La oposición, coordinada por el multimillonario Claudio X. González, ha aplicado una táctica eficaz para fortalecerse electoralmente: la de demostrar en la calle poder de convocatoria. Esto es importantísimo para los partidos políticos. María de las Heras, que en paz descanse, hace muchos años entregó a Luis Donaldo Colosio un estudio acerca de la principal fortaleza del PRI poderosísimo de los 90: Una mayoría de la gente apoyaba a aquel priismo simple y sencillamente porque era la corriente política más fuerte. A eso yo llamaría el efecto estadio. Es muy sencillo: en un clásico de futbol al inicio del juego la mitad de la afición trae camiseta del América y la otra mitad de las Chivas (el ejemplo puede hacerse con otros equipos, si se quiere). Cuando el América va derrotando 3 a 0 a las Chivas, un elevado porcentaje alto de hinchas del Guadalajara guarda la playera rojiblanca y busca ponerse la americanista. Sobran personas que simple y sencillamente apoyan, en el deporte y en la política, a quien va ganando o creen que va a ganar.
La oposición con la marcha del INE dio un buen golpe, no puede haber la menor duda. Ahora le toca a Morena y al presidente AMLO pasar a la ofensiva para evitar que sus rivales crezcan más de la cuenta. Esto es algo simple y sencillamente elemental. Pedirle a AMLO y al partido de izquierda que se dejen golpear sin responder es ridículo. Así le gustaría a la comentocracia que ocurriera. Así no va a ocurrir.
Por eso las encuestas electorales son tan importantes en las campañas. Es decir, las que publican los medios de comunicación. Quien va adelante en los estudios de opinión, cada vez que se difunde uno incrementa su ventaja.
Vayamos al caso de las corcholatas. Hace meses estaban en empate técnico Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. En empate, en efecto, pero en prácticamente todas las encuestas Claudia ha superado aritméticamente, por así decirlo, a Marcelo. Tantas victorias aritméticas de la jefa de Gobierno han terminado por darle ventaja estadísticamente significante o significativa. Se ha visto reflejado en el tracking diario de SDPnoticias, y hoy resulta clarísimo en una encuesta publicada en el diario El País, donde la empresa Enkoll ya le da ventaja a Sheinbaum enormes sobre Marcelo, inclusive de más de dos dígitos.
Por cierto, Claudia Sheinbaum arrasa a Marcelo Ebrard en las preferencia electorales teniendo la jefa de Gobierno menos conocimiento que el canciller. Esto es importante, ya que en no pocas ocasiones ser más conocido no garantiza contar con más votos. Lo menciono porque ayer Morena dio a conocer una encuesta interna en la que Armando Guadiana es muchísimo más conocido que Ricardo Mejía Berdeja. En otras encuestas así son los números, pero al preguntar por preferencias electorales es Mejía el líder y no Guadiana.
Sea lo que fuere, Andrés Manuel no se va a dejar. La oposición lo desafió en la calle, el presidente irá a ese mismo terreno a dar la cívica pelea. Por sus antecedentes, por decenas de marchas multitudinarias, creo que AMLO ganará.