sábado, diciembre 6, 2025
Sin resultados
Ver todos los resultados
Plaza de Armas | Querétaro
  • Andadores
  • aQROpolis
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Ráfagas
  • Roja
  • Andadores
  • aQROpolis
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Ráfagas
  • Roja
Sin resultados
Ver todos los resultados
Plaza de Armas | Querétaro
Sin resultados
Ver todos los resultados

La lucha por la narrativa

por Raymundo Riva Palacio
11 agosto, 2020
en Editoriales
El reguilete de Lozoya
7
VISTAS

 

No le gusta nada al presidente Andrés Manuel López Obrador que los me­dios hablen de temas que le generan negativos y mala imagen. Con sólo ro­zarle la piel se enciende y ataca. Insulta y difama con total impunidad, queriendo inhibir y ame­drentar mediante el hostigamiento sistemático que siempre acompaña la sevicia de los francoti­radores a su servicio en las redes y los incondicio­nales. Que le señalen realidades lo descompone, como al arrancar esta semana que se le echó en­cima a la prensa por difundir el número de con­tagios y muertes por la covid-19.

¿Pero qué esperaba el Presidente? ¿Un silen­cio cómplice para ocultar la verdad al país, co­mo quería el ex presidente Enrique Peña Nieto cuando en los medios registraban el número de muertos por la violencia? A los líderes no le gusta verse en el espejo, pero cuando esa figura es ego­céntrica y autoritaria, cuando alguien respira sin su autorización, lo que viene como consecuen­cia es el enfrentamiento, como cotidianamen­te ratifica su modus operandi López Obrador.

No le gusta que se publique que la cifra de muertos por la covid-19 supera los 50 mil y si­gue ascendiendo, y que el número de contagios va corriendo hacia el medio millón. Se percibe desesperado al tratar de silenciar a mañanera­zos a los medios. Pero frente a los números, su afirmación de haber domado la pandemia y en­frentar la covid con motivos religiosos se vuelve ridícula, mientras que su dicho que se ha mane­jado la enfermedad con “responsabilidad y pro­fesionalismo”, cae por la frivolidad de sus pala­bras y las galimatías del zar del coronavirus, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que sigue buscando pretextos para ocultar que su es­trategia es un desastre.

En esto, López Obrador también es diferen­te al ex presidente Felipe Calderón, quien no se dejó timar por el subsecretario en 2009 y lo rele­gó en el manejo de la pandemia del A1H1, a dife­rencia del inquilino de Palacio Nacional que no vio que López-Gatell no estaba capacitado para manejar la pandemia –no basta ser epidemiólo­go-, por su inexperiencia en situaciones de con­tención de emergencia. Un botón de muestra: mientras en China se confinaba a 11 millones de personas para frenar el contagio en febrero, Ló­pez- Gatell afirmaba que no se necesitaban hos­pitales especializados. Lo único que hay después de un yerro, con consecuencias.

La soberbia del subsecretario vio su alter ego en el de López Obrador, y en algún momento de tendrán que responder por el daño que han cau­sado a centenas de miles de mexicanos con sus declaraciones a la ligera, poco responsables, na­da profesionales, y verdades a medias. Los nú­meros de la covid-19 contradicen sus dichos, al quedar como un resultado que escapa de la re­tórica, donde habita el Presidente.

Las cifras de contagios y muertes son minimi­zadas a partir del argumento que la estrategia ha sido exitosa porque no hay desbordamiento de camas en los hospitales, y tampoco se ha deja­do de atender a nadie. Es cierto, pero la afirma­ción es engañosa. Durante gran parte de la pan­demia, 8 de cada 10 de personas que fallecieron por la covid-19, nunca pisaron un hospital (la ci­fra ha disminuido en las últimas semanas de 6-7 de cada 10). La gente enferma no va al hospital hasta que están en un estado muy crítico, por lo que del 20 al 40% de quienes sí llegaron al hos­pital, el 42% de ese porcentaje murió.

No le gusta al Presidente que todos los días lo muestren los medios la realidad, porque no pue­de borrar la realidad. En los primeros 90 días de la pandemia se registraron 78 mil casos, pe­ro el número se duplicó en los siguiente 20 días (159 mil 793), y volvió a subir casi 100% en los siguientes 28 (317 mil 635). En el caso de falleci­mientos, durante los primeros 90 días de la pan­demia se registraron 19 mil 80, que se duplica­ron en 14 días (28 mil 510), y casi se elevaron al doble en los siguientes 38 (52 mil 298).

Estos números, hay que aclarar, son los regis­trados en las instituciones de salud, pues aque­llos que se enferman o mueren fuera del siste­ma, no son registrados en la estadística oficial. Tampoco se conoce con precisión el número de personas portadoras del virus porque la política del gobierno es no hacer pruebas. El argumen­to de López-Gatell es que no sirven para conte­ner el virus, lo que es cierto, pero también es fal­so. Cierto porque no sirve para contener la en­fermedad; falso porque no es esa la razón de las pruebas, sino para saber más cómo se compor­ta el virus y la velocidad y los patrones con los que avanza.

López Obrador explota cuando los medios publican los datos y quiere que atiendan otras narrativas—las suyas. Los payasos que coloca su equipo de prensa para que le hagan pregun­tas a modo en las mañaneras, le permite ensayar distractores para desviar la conversación. Mu­chas veces tiene éxito, pero sus victorias son pí­rricas por efímeras. Ha saturado con conferen­cias de prensa el día para disparar temas como escopeta, y diseñado mensajes en YouTube los fines de semana para mantener ocupado el es­pacio público con sus temas.

Pero lo que antaño fue una estrategia a prue­ba de todo, ahora tiene horadado el blindaje. No tiene prácticamente a nadie en el gabinete que le ayude a desviar el interés de la opinión públi­ca en su salud, y quien mejor proyección tenía, López-Gatell, ha perdido credibilidad y respeto por las contradicciones e intentos para respon­sabilizar a otros por los costos humanos de la pandemia. Al Presidente no le gusta que lo con­fronten con hechos, por lo que se victimiza y ata­ca. Está en su lucha por recuperar la narrativa, aunque en el caso de la covid-19 la tiene perdida.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

twitter: @rivapa

Etiquetas: ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR

RelacionadoNoticias

¿Por qué el maltrato?

Finalmente, ante Trump

5 diciembre, 2025
El decálogo y las sombras

Se agudiza la crisis en el IPN

5 diciembre, 2025
Guardia Nacional: ¡déjenla aterrizar en el México real!

Sábado: siete años de resultados, dicen

5 diciembre, 2025
Querétaro le dice no al trabajo infantil: la infancia no se negocia

Cuando la juventud participa, todo se transforma

5 diciembre, 2025
Siguiente noticia
Supervisan los comercios de zona metropolitana por covid

Supervisan los comercios de zona metropolitana por covid

 

 

 

Categorías

  • Andadores
  • aQROpolis
  • Cartón
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Fuego amigo
  • Fuente de El Marqués
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Portada
  • Ráfagas
  • Roja

Enlaces Internos

  • Aviso de Privacidad
  • Aviso Legal
  • Contacto
  • Aviso de Privacidad
  • Aviso Legal
  • Contacto

© 2020 MEDIOS AQRÓPOLIS S.A. DE C.V. Todos los derechos reservados.

Sin resultados
Ver todos los resultados
  • Andadores
  • aQROpolis
  • Editoriales
  • Efectivo
  • En tiempo real
  • Local
  • México
  • Planeta
  • Ráfagas
  • Roja

© 2020 MEDIOS AQRÓPOLIS S.A. DE C.V. Todos los derechos reservados.

Este sitio web utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio web, usted está dando su consentimiento para el uso de cookies. Visite nuestra Política de privacidad y cookies.