En esta fecha del 15 de septiembre que se conmemora y celebra la independencia de México, también hay que señalar que tiene características ambientales ya que, durante el periodo español, se dio un brutal saqueo de recursos naturales por casi tres siglos.
La biodiversidad era muy amplia sobre todo de fauna en las distintas regiones del país, sin embargo, fueron disminuyendo sus poblaciones debido a la introducción del ganado y la desforestación. Entre ellas podemos citar en la costa del Golfo de México, desde el sur de Tamaulipas, Veracruz y Tabasco, la selva tropical más húmeda del país, con su exuberante flora y fauna emblemática. Prácticamente todas las montañas estaban cubiertas de bosques, las de mayor altitud de abetos y conforme se desciende de pinos y encinos.
A pesar de la abundante biodiversidad existente en los ecosistemas mexicanos, que maravilló a visitantes naturalistas de la época como fue el caso de Humboldt, hacia 1810 ya asomaban los estragos del uso irracional de los recursos naturales.
Hay que decir que los españoles introdujeron al territorio mexicano muchas especies y sistemas productivos que transformaron el paisaje de varias regiones, como, por ejemplo, se encuentran los monocultivos de trigo, caña de azúcar y café, además de la ganadería extensiva. Y en cuanto a tecnología o instrumentos para el trabajo se empezó a usar el arado, que contribuyó a modificar los sistemas tradicionales de policultivos y a degradar el suelo, favoreciendo la erosión. Por su parte, el ganado vacuno se reprodujo con éxito en el territorio nacional, en los extensos pastizales naturales y en los desiertos desplazando a la fauna nativa, y después en los terrenos de las selvas. La caprinocultura estaba establecida en las tierras secas de Oaxaca y Guerrero y es la responsable de la dramática erosión de la mixteca oaxaqueña, que aún perdura hasta nuestros días.
Las selvas húmedas también fueron eliminándose por la expansión del monocultivo de la caña de azúcar, y los bosques mesófilos por el del café; mientras que buena parte de las selvas secas de Yucatán se sustituyeron por el cultivo del henequén.
Y no se diga del cultivo del maíz, base de la alimentación de los habitantes locales, que fue desplazado de las mejores tierras para dar paso al trigo, y tuvo que ubicarse, junto con los indígenas, en las laderas con pendiente a costa de los bosques, provocando erosión y miseria.
Y el Bajío fue convertido en una zona agrícola de gran productividad que funcionaba como granero de la región centro.
Asimismo, se dio una descomunal explotación de maderas preciosas, muy apreciadas y demandadas en Europa, lo que provocó el saqueó de las selvas de Veracruz y Campeche desde finales del siglo XVIII.
Sin embargo, la actividad productiva extractiva más importante de la colonia fue la minería, lo que implicó una gran cantidad de combustible proveniente de la madera, lo cual llevó a la deforestación de muchas áreas boscosas de los alrededores de estas ciudades, tal como sucedió con el encino de Querétaro. Dicha presión se sumó a la demanda de madera para la construcción.
Y hay que destacar que por influencia de Humboldt se protegieron bajo la figura de Bosque Vedado dos predios cercanos a zonas mineras, Real del Monte y Atotonilco el Chico, los cuales se sumaron al único decreto existente desde 1530, el del Bosque de Chapultepec.
Se puede decir que los desmontes con fuego, el monocultivo con arado, la ganadería extensiva, y el fuego en la zafra, fueron las causas de la deforestación y la erosión del país, desde entonces.
La Independencia, marcó un antes y un después, sobre todo en cuanto a la actividad extractiva. Pero su impacto ambiental negativo permaneció mucho más tiempo.
La figura de nuestra bandera lo que destaca es la fauna nativa diversa como el agila real, la serpiente y el nopal.
La historia del México republicano es convulsa y anárquica, envuelta en idas y venidas políticas. Sin embargo, su devenir está enmarcado en un ancho y ajeno escenario ambiental que, sin querer, la ha dirigido de diversas maneras. La riqueza de recursos naturales, lo abrupto y variado de su geografía, y lo fértil de sus valles han posibilitado el surgimiento de poderosas civilizaciones ancestrales, y ha promovido la codicia de imperios de ultramar en busca de riquezas y recursos.
El colapso dejado por la conquista española implicó una de las mayores debacles ambientales para las poblaciones locales.
Y también debemos señalar que se dio la contaminación en la época colonial debido a varios factores, entre ellos:
Contaminación del agua, pues el mercurio que se usaba para amalgamar la plata contaminaba las fuentes de agua. También se arrojaban al agua líquidos para curtir cueros, sangre de animales, y los desperdicios de las entrañas
En la época colonial, las colonias comenzaron a expandirse tanto para el mercado interno como para el externo. Se vio la posibilidad de lucrar con el ambiente, y la comunidad autosostenible indígena fue suplantada por las estancias, haciendas, rancherías y minerías, apuntadas a una economía de comercialización. El panorama “urbano” tampoco fue alentador, pues se dieron construcciones mal diseñadas entremezcladas con nodos de carácter protoindustrial o industrial, habitantes que debían convivir con saladeros y curtiembres que contaminaban las aguas que tomaban, y que se acumulaban con otros residuos en las calles.
Se ha postulado que algunas de las transformaciones medioambientales más significativas generadas por el hombre en América, se originaron durante el proceso de colonización europea, siendo sus principales causas la introducción de animales domésticos y cultivos exóticos. Sin embargo, dichos cambios, no obstante, su común origen, se manifestaron y afectaron de manera distinta a diversos hábitat y ecosistemas naturales del continente; variando en extensión e intensidad de acuerdo al desarrollo de los eventos históricos, a factores étnico-culturales, al potencial ecológico y las condicionantes biogeográficas del territorio (Cabrera, 1945).
Los países independientes como México, generaron una nueva forma de ver la naturaleza, como nacional; la vegetación, por ejemplo, pasó a ser parte de «flores nacionales». La nacionalización de la naturaleza no se limitó a poner al águila en el escudo, sino que implicó procesos de apropiación de territorios llenos de plantas, animales y gente. De allí han surgido conflictos, vivos hasta hoy, como el que hay con las comunidades de Chiapas y Oaxaca. Muchos de los conflictos actuales tienen una historia larga y se relacionan con quién tiene derecho a usar y llena de significados lo que llamamos naturaleza.
El colonialismo ambiental operó de forma planificada, legitimada y con el consentimiento y la participación de las elites nacionales. Y con ello, se procuró que la extracción, contaminación y destrucción del medioambiente fuera legitimada bajo la promesa de una retribución.
¡Viva México, Viva nuestra riqueza natural!