Santiago Nieto
La capacidad de innovar es uno de los pilares fundamentales del progreso en diversas industrias, desde la tecnología hasta la biomedicina. Sin embargo, un aspecto crítico a menudo subestimado por inventores y emprendedores es la necesidad de patentar sus invenciones antes de hacer cualquier tipo de publicación. La falta de conocimiento sobre los derechos de propiedad intelectual y las implicaciones de la divulgación pública puede resultar en la pérdida de beneficios económicos y el control sobre sus ideas y creaciones.
La principal razón para patentar antes de publicar es proteger legalmente la invención. Una patente otorga derechos exclusivos al inventor, lo que significa que puede impedir que otros fabriquen, usen o vendan la invención sin su consentimiento. Por otro lado, hacer pública una invención antes de obtener una patente puede permitir que competidores eventualmente copien o desarrollen tecnologías similares sin ninguna repercusión legal. Esto se traduce en una pérdida de oportunidades económicas y comerciales. Además, las patentes no sólo representan protección, sino que también actúan como una hoja de ruta para inversores. Las empresas e inversores suelen ver las patentes como indicadores de innovación y viabilidad en el mercado. Una patente puede facilitar la búsqueda de financiamiento y explotación comercial.
›Asimismo, las patentes son activos que pueden aumentar el valor de una empresa. No sólo proporcionan beneficios económicos directos mediante licencias o ventas, sino que también mejoran su percepción en el mercado. También la divulgación pública de una invención libera a otras de las restricciones legales al uso de dicha invención. Una vez que un invento es públicamente conocido, es mucho más difícil tomar acciones legales contra quien lo utilice o modifique, incluso después de que se haya solicitado una patente.
La decisión de realizar una publicación sobre una invención antes de haberla patentado conlleva riesgos significativos. La protección de la propiedad intelectual es crucial para salvaguardar los derechos del inventor y maximizar el potencial comercial de su invención. Por ello, es importante cambiar la política pública hoy existente en México que beneficia en incentivos económicos a los investigadores que realizan publicaciones y no así a quien patentes, cuando debería ser a la inversa. El gobierno de la República que encabeza Claudia Sheinbaum lo tiene claro, el impulso a la innovación comienza por proteger las invenciones mexicanas, detonando la economía del país y su transferencia tecnológica.